Eréndira tuvo un embarazo perfecto, médicamente cuidado y con buen pronóstico; sin embargo, como sucede con uno de cada cuatro bebés, su hija Briana perdió la vida en el quirófano, a causa de un padecimiento congénito.
Sin embargo, Eréndira no pudo llevar a cabo su duelo dignamente, debido a los vacíos legales que invisibilizan a las mamás como ella, lo que desencadena múltiples injusticias para quienes perdieron a sus hijos e hijas durante el embarazo, al nacer o en los primeros días de vida.
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Esto, a pesar de que tenía autorizada la licencia de maternidad en su trabajo, ésta le fue retirada bajo el argumento de que al morir su pequeña, ya no era mamá, por lo que tuvo que presentarse a laborar a las tres semanas de su cesárea, ya que tanto el IMSS como del ISSSTE sólo contemplan las incapacidades por maternidad, pero no por puerperio.
“No hay una incapacidad que abarque tu recuperación, tu estabilidad física, emocional y psicológica, que te adaptes nuevamente a tu trabajo, no hay algo que te proteja”, comenta Paola, víctima de despido injustificado tras la muerte de su bebé, César.
Luego de practicarle un aborto por riesgo de muerte, la empresa que al enterarse del embarazo intentó despedirla, logró su cometido sin que la Ley Federal del Trabajo la respaldara.
Ambas activistas impulsaron la iniciativa de Ley de Brazos Vacíos que busca reconocer sus derechos laborales, de salud y sobre todo humanos, ante una situación invisibilizada pese a los altos índices de mortalidad perinatal.
Con ella, piden que en la Ley Federal de Trabajo se incorpore un permiso especial por 60 días para su recuperación física, emocional y psicológica, además de que se otorgue un descanso de cinco días por luto a sus parejas.
Violencia obstétrica
La propuesta también pretende combatir la violencia obstétrica con un espacio exclusivo para ellas en los hospitales, pues no hay normativas que orienten al personal de salud sobre el trato digno que merecen, por lo que son obligadas a permanecer en el mismo espacio con otras mamás cuyos bebés nacen sanos, sin considerar el dolor que representa para ellas.
“Lo que vivimos nosotras es un trauma, y un trauma se detona con los estímulos y todo el tiempo hay estímulos: ves a una mamá embarazada, ves un bebé, ves comerciales, todo relacionado con la maternidad”, refirió Eréndira.
Aunque los médicos sabían que tenían que practicar el aborto, tuvieron a Paola durante tres días con su hijo vivo en el vientre, expuesta a otras mamás, por lo que acusó que “no hay separación de mamás que están teniendo a sus bebés y de nosotras que lamentablemente ya tenemos la noticia de que nuestros bebés no van a vivir”.
“Este tipo de torturas, esta violencia institucional que se les está ejerciendo es necesario erradicarla totalmente, como todas las formas de violencia contra las mujeres”, aseveró Mildret Sainz, cofundadora de la Unidad de Madres Protectora Caminemos Juntas.
De aprobarse la Ley de Brazos Vacíos, la siguiente partida presupuestal destinaría un recurso para la creación de bancos de leche materna, con el objetivo de que las mamás que recién perdieron un bebé tengan la libertad de donar la leche que siguen produciendo sin necesidad de recurrir a medicación para cortarla.
“Sales del hospital, no hay información sobre la donación de leche, de lactancia… cuando voy a la consulta normal, me dicen ‘pues te voy a tener que dar medicamento’, cortaron el proceso y es como arrancarte otra parte de ti, porque es algo que tú contabas para darle a tu bebé y el bebé no está”, describió Paola.
“Al cuarto día que estaba yo acostada en la madrugada, me desperté porque estaba empapada, y fue horrible, era la leche. Al otro día le marqué a mi ginecóloga y me dijo: toma tal medicamento, a tales horas y véndate los pechos”, agregó Eréndira.
Ante estos casos, la legislación representaría una reducción en los riesgos de salud que conlleva cortar la producción de leche químicamente, mientras que respetaría el derecho de ellas a decidir sobre su cuerpo y al mismo tiempo el de otros bebés a la lactancia materna.
FLC