Ya no hay más lágrimas, Liliana Martínez se niega a seguir llorando por el asesinato de su hija María de Lourdes, ocurrido en 2019. En un video en poder de las autoridades se ve que la noche del crimen estaba con un hombre.
Cuando la preocupación para que el crimen no quede impune ahoga a Liliana, recuerda la promesa que hizo frente al ataúd de su hija: "ni un paso atrás, la prioridad son los niños".
Han pasado poco más de 18 meses y Liliana, de 45 años, está segura de que encontrar al asesino de su hija es cada vez es más complicado, no sólo por lo que el gobierno dice, sino porque sabe que la única forma avanzar en la investigación es que ella salga a las calles y ate los cabos que los investigadores se niegan a hacer. Pero no tiene tiempo, ahora tiene que hacerse cargo de sus cuatro nietos que quedaron huérfanos tras la muerte de María, quien era el único sostén de la casa.
“Me dice que le tumbé el caso y no tiene por dónde investigar. Que no saben para dónde. Entonces yo les digo que tienen un video. Hay un rostro, hay un fulano. Se ve que sale mi hija y se ve cómo se sube en su carro y ¿Cómo me puedes decir que no hay? que no hay por dónde llevar la investigación.
"Las autoridades no me dan ninguna respuesta, ni una esperanza de que vayan a investigar el feminicidio de mi hija”, dijo en entrevista con MILENIO.
En una casa humilde de ladrillo en Ixtapaluca, Liliana vive con sus dos hijos preadolescentes y sus cuatro nietos a los que mantiene con una pequeña tienda de abarrotes que abrió con algunos donativos. Antes se dedicaba a vender chácharas y cosas usadas.
“Yo se lo prometí: 'Si tengo que trabajar de puta, de puta trabajo, pero tus hijos van a estar bien'”, dijo.
Liliana decidió quedarse con todos sus hijos y nietos, de entre 2 y 11 años, y se negó a "repartirlos" entre los parientes que se los disputaban desde el día del funeral de su hija.
“Todos se querían repartir a todos. Todavía no llevaba a mi hija al panteón y ya se los estaban repartiendo. Se iban a llevar al morenito, al curiosito, a la otra, la güerita. Pero ahora son mis hijos, siempre les he dicho así”.
Liliana no quiere que la muerte de su hija quede impune, pues cuando crezcan sus nietos quiere decirles que logró hacer justicia.
“Lo único que pido es justicia para ella, que no quede impune su muerte, que el día de mañana les pueda decir a sus hijos, cuando crezcan, que sí se logró hacer justicia, que su muerte no quedó impune, como tantas que hay en la Ciudad de México”, dijo.
jlmr