"Extrañaré que me invite a bailar": abuela de Brandon, niño que murió en la L12 del Metro

Giovanny Hernández Tapia fue velado en un domicilio de la colonia Zapotitlán y sepultado en el Panteón Civil San Lorenzo Tezonco. Brandon era el mayor de tres hermanos, Bryan de 10 y Alan de cuatro.

El menor es velado en su casa en la colonia Zapotila. / Araceli López
Selene Flores y César García
Ciudad de México /

Maite Herrera abrazó el ataúd de su nieto con tanta fuerza, como si al hacerlo, pudiera volver a la vida. Giovanny Hernández Tapia, murió de manera instantánea, durante el colapso de un tramo elevado de la estación los Olivos de la Línea 12 del Metro, el pasado 3 de mayo.

“No te vayas... hijo mío !! No te vayas !!”, gritaba aferrada al pequeño ataúd blanco en el que se encontraban los restos del niño de 12 años.
“¡Estoy devastada por mi niño!! ¡La vida de mi niño no me la van a recuperar!”, acusó la madre del joven. 

Giovanny Hernández Tapia fue velado en un domicilio de la colonia Zapotitlán y sepultado en el Panteón Civil San Lorenzo Tezonco. Pero antes, su madre, Marisol Tapia, estuvo buscándolo por alrededor de 20 horas.

No aparecía en la lista de defunciones ni en hospitales. El pequeño se encontraba en la fiscalía de investigación territorial de Iztapalapa, donde acudieron a reconocer el cuerpo.

“No entendemos, encontraron al papá y por qué no lo socorrieron a él si iban juntos.”, lamento su tía Graciela.

Geovanny cursaba el segundo año de secundaria. Le gustaba fútbol, pero sobre todo, dicen, amaba bailar.

“Qué es lo que más va a extrañar de Geovanny? Bailar con él. Que me diga :mamita linda hazme enchiladas verdes; que me diga mamita vamos a bailar en la tarde” dijo su bisabuela Aurora Herrera.

Brandon, como también le llamaban, era el mayor de tres hermanos, Bryan de 10 y Alan de cuatro. Él y su familia viven en un terreno alejado de las principales vías de comunicación en Tláhuac la colonia Zapotitlán, lugar de asentamientos irregulares con calles de tierra y grava. Para llegar domicilio, él y su familia tenían que usar mototaxis desde la Línea dorada.

El día del percance en la línea 12 había ido al Centro de la Ciudad de México para comprar insumos para el negocio de comida familiar en compañía de Rigo, su padrastro, quien aún se encuentra grave en el hospital Balbuena.

“Merecen que los quemen en leña verde o no sé qué pero no merecen nada bueno. No pueden decir que no pasa nada. Ojalá que ellos nunca les pase lo que nosotros.”, sentenció su abuela.

ledz

LAS MÁS VISTAS