Elisa Nava y Olaf Santillán, los biólogos mexicanos varados en Tonga tras la erupción del volcán, llegaron a México luego de haber sido repatriados.
Elisa y Olaf por fin durmieron en casa después de pasar 13 días intentando regresar a México, y de paso, mantenerse vivos en medio de la emergencia desatada en la isla tras la erupción, que fue tan fuerte que pudo verse desde el espacio.
“Nosotros nos encontrábamos en casa a punto de salir a caminar un sábado por la tarde, tan vez, 05:00 o 05:15 hora, salimos de la puerta del patio el cambio de presión fue bastante inminente lo sentimos en los oídos. Segundos después vino la primera explosión, no teníamos realmente idea de lo que estaba sucediendo en ese momento pero era muy impresionante”, explicó Olaf en entrevista a su llegada a la Ciudad de México.
De igual forma, contó que tuvieron que realizar diversas escalas antes de llegar a México; salieron de la isla hacia Nueva Zelanda; después a Dubái, donde se quedaron un día esperando, y de ahí viajaron a Barcelona, en España, y, finalmente, llegaron a territorio nacional.
"Se portaron bien, todo fue super respetuoso, amable, estuvieron al pendiente de que estuviéramos bien", dijo Elisa en entrevista.
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El avión aterrizó en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) exactamente a las 16:02 horas. Pasó poco más de una hora para que finalmente pudieran abrazar a sus hermanas, primos, y tíos que les esperaban en la puerta E de llegadas internacionales de la Terminal 1.
Les esperaban con cartulinas y lonas en lo que escribieron mensajes de apoyo y cariño. “Bienvenidos Elisa & Olaf” y “Los queremos muchísimo” decían unas cartulinas pintadas con plumón que hizo una de las primas pequeñas de Elisa, quien incluyó dibujos en sus mensajes, como corazones, flores, un sobre, una corona y un muñeco de nieve en alusión a Olaf, el personaje animado de la película de Disney.
“Nos hemos comunicado un poquito vía WhatsApp para saber en dónde está, a qué hora llegan, cómo la están pasando en diferentes lugares en los que han estado”, dijo a MILENIO Amelia, hermana de Elisa, minutos antes del reencuentro.
Tras llegar a México, los biólogos esperan poder descansar luego de su larga travesía y de haber sobrevivido a la explosión de un volcán. Después piensan continuar con sus vidas lo más normal posible, pero tienen clarísima una cosa, a Tonga no regresan nunca más.
"Sí tenía miedo de regresar, traigo doble cubrebocas; me abrumó un poquito por la cuestión de la pandemia", dijo.
Los biólogos, quienes se dedicaban a la reproducción de arrecifes de coral y peces en Tonga, narraron que temieron por su vida y la de la gente residente de la isla cuando sucedió la erupción del volcán.
Recuerdan el miedo que sintieron el 15 de enero cuando Hunga Tonga-Hunga Haʻapai despertó. Sintieron la primera explosión y les asaltó la duda. Después con una segunda explosión era evidente que algo pasaba: vino un cambio de presión atmosférica, Para la tercera explosión sintieron que todo se cimbraba y decidieron que era hora de actuar.
"Sentimos miedo, empezamos a temblar, agarrar pasaportes, no sé. Estaba temblando, se escuchaba el crujido de la tierra, explosiones, no sabíamos la magnitud de lo que estaba pasando", relató. "Creo que todos. Ahora que ya tuvimos un poco de internet nos dimos cuenta de la magnitud de las cosas", añadió.
"Después de la segunda explosión, Elisa y yo nos pusimos de acuerdo. Ella preparó papeles, yo preparé algunas cosas y tuvimos que movilizarnos con un vecino en su auto para resguardarnos en la zona más alta de la isla”, explicó David.
EHR