Manantiales de leche y miel

Del cielo viene esa precipitación de partículas de agua, la lluvia, pero del cielo también puede caer una casa. Esto lo supo bien Esquilo, dramaturgo griego que nació en el año 525 a.C. 

Los dioses le dijeron a Esquilo, que habría de morir aplastado por una casa.
María Emilia Chávez Lara
Ciudad de México /

Si Charles Fort, a quien se le considera un pseudocientífico, buscaba el origen de las lluvias de mantequilla, jugo de naranja y filetes (origen que tampoco los investigadores modernos nos han develado), la ciencia actual, rigurosa, bien podría lograr que lloviera café. No llegaremos a esa tierra prometida que mana leche y miel hasta que cada hombre, sin importar factores económicos, tenga acceso al alimento que es fruto no de lluvias extrañas, sino del conocimiento y la solidaridad humanos.

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