Margarita Guillé, la fundadora del primer refugio para mujeres en México

Mujeres toman la política

Desde el Congreso de la Unión, consideró que debe existir una ley que para el correcto etiquetado de los recursos que son destinados a la protección de mujeres.

Margarita Guillé Tamayo, fundadora de la Red Interamericana de Refugios. (Especial)
Laura Ponce
Ciudad de México /

“Ya no podemos esperar más”, asegura Margarita Guillé Tamayo, fundadora y directora de la Red Interamericana de Refugios, a la vez que hace un llamado a la sociedad y al Estado para garantizar la seguridad y la libertad de millones de niñas, mujeres y adolescentes en el continente.

En entrevista para MILENIO, la activista por los derechos de las mujeres pidió un pacto nacional de seguridad para implementar acciones, mecanismos y reformas que ayuden a las mujeres a acceder a una vida libre de violencia. Aunque reconoció que el camino no será fácil, insistió en la urgencia de llevar acabo un nuevo proyecto y reorientar las políticas actuales.

“Con nuestras mujeres y niñas no. Basta de secuestros, de abducciones, porque han crecido en las desapariciones y parece que nadie sabe, no se dan cuenta que están desapareciendo. Tiene que venir el mandato de arriba para abajo”, apuntó.

“No había a quién llamar”

Fundadora del primer refugio para mujeres en México en 1995, Guillé Tamayo no inició directamente en la defensa de los derechos femeninos, pues sus estudios estuvieron orientados inicialmente al periodismo, razón por la que ingresó en la licenciatura de Medios Masivos de Comunicación en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA).

Para iniciar su carrera en los medios, participó en la Radio y Televisión de Aguascalientes en el programa Más Femenino, el cual se centraba en escuchar y atender los testimonios de mujeres con la ayuda de especialistas. Para ella, la llamada de una de las radioescucha en particular lo que cambió todo.

“Teníamos en vivo a nuestro especialista y (la mujer) nos cuenta que está su marido con un palo, persiguiéndola, golpeándola en ese momento, que se está burlando de ella (…) y empieza repetir lo que el esposo le dice ‘sí, te voy a chingar’. Estábamos en un México que era antidemocrático, más que ahorita, y estábamos en censura de los medios de comunicación. Se corta la llamada en ese momento y me quedo sorprendida. Me llama a mi director de la estación y me dice que se cancelan las llamadas al aire, porque ¿cómo es posible que una señora diga ‘chingar’ al aire?
“Primero estaba enojada con la situación, ¿para qué me habló a mí? No podía hacer nada, hubiera hablado a la policía, a un vecino, a los bomberos ¿yo qué podía hacer? Y allí me doy cuenta, conforme voy pensando, que no había a quién llamar”, contó.

Tras estos hechos, Guillé Tamayo inició con la producción de una revista matutina para mujeres llamada Mujer Contemporánea, que funda en 1993; “quería cambiar la mentalidad de las mujeres. Muy absurdamente pensaba que esa era la solución”, relató. Un año después comenzó la planeación del primer refugio, el cual se inauguró 12 meses más tarde.

“Las primeras que se quedaban a dormir en el refugio eran mi maquillista del canal, yo trabajaba dando noticias y ella, su hija y las telefonistas del canal me apoyaban si iba alguien. Se iban a quedar a dormir para cuidar en el refugio, también mis compañeras de comunicación; me ayudaban todas. Era una cosa muy orgánica, tal vez hasta un poco ingenua o inocente, pero muy bonita”, recordó.

De violencia intrafamiliar al crimen, a la migración

Sin embargo, la activista reconoció que desde la apertura del refugio hasta la actualidad, los tipo de violencias han cambiado debido a la implicación de armas de fuego, crimen organizado y la colusión de las autoridades gubernamentales y de seguridad, generando impunidad.

Muchas veces, señaló, las parejas de las víctimas de violencia doméstica son integrantes bandas criminales o de cárteles; entonces “ella ya no sólo se enfrenta el agresor, se enfrenta a toda la organización”; razón por la que muchas veces deciden salir de sus países y migrar, buscando seguridad para ellas y sus hijos.

Destacó que este tipo de situaciones no sólo ocurren en México, sino en toda América Latina, motivo por lo que insistió en la generación de acuerdos internacionales para atender y ayudar a las mujeres en esta situación; “están migrando porque es la única forma de salvar su vida: desplazadas a nuestro país”.

“Hoy más que nunca estamos viendo flujos migratorios de mujeres y niñas adolescentes no acompañadas que vienen huyendo de las grandísimas violencias que están enfrentando en su país. En México hay una gran cantidad que tienen que huir para poder escapar de las violencias extremas que van más allá de la familiar”, apuntó.

Al mismo tiempo, sostuvo que, al migrar, las mujeres están expuestas a un nivel de indefensión mayor, el cual complica las oportunidades de salir adelante en un país extranjero, sin contar la discriminación que sufren la mayoría de las veces; “te queda huir y enfrentarte como si tú fueras la criminal, y todavía esa violencia es transnacional”, reprochó.

¿Qué hace la red?

La Red Interamericana de Refugios, dirigida por Guillé Tamayo, se enfoca el el desarrollo de estrategias de protección mediante los centros de atención a mujeres y las defensoras de los derechos de las mujeres, representando a casas de acogida y albergues de varios países Latinoamérica.

Asimismo, se dedica a la generación de herramientas protocolos y manuales internacionales para hacer referencia y contra referencia internacional de casos, para hacer enlaces y estrategias internacionales con los refugios. A pesar de que no trabajan directamente con las víctimas o sobrevivientes de violencia, buscan asesor y apoyar facilitando servicios internacionales para mujeres en medio de violencias extremas que están o migran hacia otro país.

Del mismo modo, se encargan de formar y capacitar en materia de modelos de atención, estándares de calidad, enfoques de derechos humanos y herramientas para los refugios y centros de atención en la zona. De este modo, mediante el intercambio de experiencias, coaching y el desarrollo de liderazgos latinoamericanos tienen el propósito de proteger los derechos de las mujeres en la interconexión de más 80 refugios en 18 países diferentes.

¿Qué podemos hacer?

Ante este panorama, la activista comentó que existen múltiples medios para combatir la violencia de género. Desde el Congreso de la Unión, consideró que debe existir una ley que para el correcto etiquetado de los recursos que son destinados a la protección de las mujeres, sin que ésta impida la entrega de apoyos o se generen lagunas legales que impidan el uso de los fondos.

“Se tiene que generar un marco legal que obligue a que las personas que se dedican a los temas de violencia contra las mujeres verdaderamente tengan experiencia, pasar un examen. Además, que no sea cuota de campaña, (…) no estar en colusión con este pacto patriarcal, necesitamos una ley de integridad”, apuntó.

A la vez, consideró que hay cifras suficientes de desapariciones y feminicidios como para reactivar la linea directa para atender este tipo de casos, y la instalación de centros de atención a la violencia, los cuales operen las 24 horas. Señaló que los gobiernos “están invirtiendo miles de millones de pesos en temas transversales de género”, sin prestar atención, muchas veces, a las agresiones directas.

Como sociedad, la forma de ayudar a que este fenómeno pare es “no cometiendo violencia contra las mujeres y tratando de denunciar; ayudar en cuanto tú puedas, a una mujer, a una niña (…) y no quedarnos calladas cuando cuando nosotras lo vivimos”, dijo.

La Red lleva a cabo varias reuniones para orientar y capacitar a las dirigentes de los refugios. (Especial)

​LP

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