Maritza Reyna solo desea justicia y que su caso no quede impune

Maritza Reyna Martínez, esposa de Germán Montealegre, quien está en prisión preventiva por tentativa de feminicidio, espera que su caso no quede impune

Escena del crimen. IMAGEN ILUSTRATIVA . (Jorge Sánchez)
Elizabeth Hernández
Pachuca /

Maritza Reyna Martínez supo que tenía que hablar, denunciar y no permitir que continuara el maltrato y la violencia en su contra, por parte de su esposo, Germán Montealegre Salvador, quien es candidato al cargo de síndico en el municipio de Mineral de la Reforma. Ahora lo hace desde el miedo, sobre todo por las represalias que podría tener por parte de su cuñada, la diputada Roxana Montealegre, pero con la convicción de que se hará justicia y solo espera que su caso no quede impune como muchos otros.

Después de la detención de Germán, hace un par de días atrás, su mente le hace la mala jugada al repetirle el momento en que su visión se oscureció cuando vio la aproximación de una almohada que le colocó su esposo sobre el rostro, pensó que ese sería su último aliento, el último minuto de su vida hasta que, por falta de aire, se desmayó, aunque su agresor pensó que había acabado con su vida.

“Toqué fondo el día martes 8 de septiembre. Teníamos una conversación que se volvió discusión por las llaves del negocio que tenemos, ya que le comenté que no era buena idea dejarle la libertad así a un trabajador, pero eso despertó su furia, fue cuando todo transcurrió como una película de terror".
“Caminó de forma apresurada hacia mí. Yo me encontraba recostada en mi cama, comenzó a maldecirme, a repetir que era una perra, una desgraciada, me abofeteó y colocó su rodilla en mi pecho y todo su peso cayó sobre mí, él mide 1.82 metros, de pronto comenzó a ahorcarme y me dijo ‘te voy a matar’, lo creí y más cuando colocó la almohada en mi rostro, ahí perdí el conocimiento y pensó que estaba muerta”, relata Maritza.

Aún no sabe cuánto tiempo permaneció así, cuando abrió los ojos, ya no estaba él, se levantó para buscar a hija Galilea, de cuatro años, y seguía en su cuarto, y cuando respiró de verla ahí supo que esto tenía que terminar.

“Estaba en shock, pensaba en cómo se maneja su familia, me daba miedo ir a denunciar, pero también no hacerlo. Me bañé y busqué a mi papá, quien se encontraba en otro municipio pero llegó con mi hermano horas más tarde y nos fuimos a denunciar".
“En el momento de hacer la denuncia sabía que iba a venir algo muy fuerte para mí, que su hermana (Roxana Montealegre), no se iba a quedar cruzada de manos, porque dice que esto es por tinte político y me da coraje escucharlo. Durante estos quince días ha seguido la investigación, y mis marcas en el cuello fueron catalogadas como intento de feminicidio; fue un milagro haber sobrevivido”, expresa Maritza.

De acuerdo al Registro Nacional de Detenciones, la aprehensión contra Germán Montealegre se llevó a cabo el 22 de septiembre, poco después del medio día, en las inmediaciones de la colonia El Chacón, en Mineral de la Reforma; la detención se acató bajo la acusación de probable delito de tentativa de feminicidio en agravio a su esposa.

“Un día después de la denuncia me habló para decirme que se había excedido, pero sé que él es así y no va a cambiar".
“Lo único que espero es que no quede impune esta situación que me ha marcado, pero que saldré adelante. En este momento lo único que quiero es estar en paz con mi niña, seguir liquidando un préstamo muy grande que solicité para poner el negocio del que nunca tuve ganancias y tampoco pago, porque era una empleada, y no me pagaba”, refiere.

Maritza asegura que la violencia física, psicológica y económica que vivió durante los cinco años que estuvo junto a su agresor la está tratando en terapia; confía en que se haga justicia y que ella pueda estar en paz para volver a iniciar su vida junto a su hija, “quien es a la que debo proteger para que ella no pase lo mismo”, concluyó.

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