Eduardo Medina Mora se despidió como ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Aunque su renuncia no ha sido aprobada por el Senado, desde ayer su silla quedó vacía en el salón del pleno del máximo tribunal del país.
Por la mañana avisó al ministro presidente Arturo Zaldívar que no asistiría a la reunión privada previa ni a la sesión ordinaria pública, aunque nada se lo impedía. Medina Mora colgó la toga.
Los 10 ministros no se habían reunido en la sala de audiencias desde que su todavía compañero renunció el jueves pasado, en medio de una investigación judicial que viene de Estados Unidos, donde fue embajador.
Este hecho sin precedentes desde la reforma al Poder Judicial de la Federación de 1994 no pasó desapercibida para los ministros durante la reunión del antepleno. Quizá por eso la demora para comenzar la sesión pública que, regularmente inicia entre 11 y 11:30 de la mañana, pero que ayer empezó unos minutos antes de la una de la tarde.
La renuncia de Medina Mora ha dejado muchas inquietudes al interior del máximo tribunal del país: desde la más básica por la autonomía de este Poder por el sucesor, hasta la pensión vitalicia que no se sabe si aplicará o cuánto recibirá, todo porque un caso como este nunca había ocurrido.
Y la menor: saber si se llevará a cabo una ceremonia de homenaje como las que se realizan a los ministros cuando se retiran.
Aunque parece lo menos probable para un ministro bajo una investigación judicial e incluso cuestionado por asistir a la fiesta de la hija del abogado Juan Collado, hoy imputado por delincuencia organizada y lavado de dinero.
Por fin, a las 12:45 horas sonó el mallete y Zaldívar dio por iniciada la sesión, pero ni el ministro presidente ni el secretario general de acuerdos, quien toma la palabra para dar cuenta de los asuntos del día, se refirieron a la ausencia de Medina Mora.
El ministro Javier Laynez Potisek pareció incómodo ante la atención de las cámaras por la silla vacía que quedó a su lado. No así la ministra Norma Piña Hernández, quien prefirió revisar los documentos de la discusión de los asuntos a resolver.
La sesión pública tan solo duró 10 minutos. Los ministros discutieron en fast track y votaron un par de acciones de inconstitucionalidad, uno de ellos, ponencia del propio Medina Mora.
Entonces, el ministro presidente anunció que enseguida se llevaría a cabo una sesión privada, “previamente acordada y convocada”. Este encuentro no duró mucho, pues en punto de las 2 de la tarde, el ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá caminaba junto con Medina Mora por los pasillos del tercer piso del inmueble principal de la Corte en el centro de la Ciudad de México.
En ese piso se encuentran las oficinas tanto del ministro entrante como del que este martes dejará de serlo, a falta de 11 años para completar su cargo en el máximo tribunal del país. Ninguno llevaba puesta la toga representativa de los máximos impartidores de justicia, esa con una manga más angosta y otra más ancha, que en el argot judicial, explican, significa la interpretación estricta y amplia de la ley.
Medina Mora vestía un traje color gris. Lucía tranquilo y hasta sonriente al platicar con el ministro propuesto por López Obrador, cuyo gobierno ya lo denunció ante la Fiscalía General de la República por presunto lavado de dinero.
Para entonces, su hijo Nicolás pasaba por la puerta 4063, oficina de su padre, donde todavía luce el letrero: “Ministro Eduardo Medina Mora I. (Icaza)”, y las secretarias se encontraban laborando como un día normal.
Con mirada de desaprobación, el hijo del ministro, de oficio periodista, pareció no gustarle que continuaran las tomas de videos y fotografías a la oficina de su padre. Desde la noche anterior, Nicolás utilizó su cuenta oficial de Twitter para cuestionar al gobierno de López Obrador.
Y así fue el último día de Medina Mora como ministro de la Corte, entre despedidas… aunque a medias porque hasta ayer no lo había hecho de todos sus compañeros.