Este año, México abrirá Egraft, la primera empresa especializada en la reconstrucción de tejidos y huesos con células madre, que tendrá la capacidad de atender mensualmente de 300 a 400 pacientes, anunció la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En entrevista con MILENIO, el jefe de Laboratorio de Inmunoterapia e Ingeniería de Tejidos de la Facultad de Medicina, Andrés Eliu Castell Rodríguez, informó que en febrero comenzará la construcción del laboratorio de ingeniería de tejidos y medicina regenerativa, ubicado en la carretera federal México-Cuernavaca, atendido por especialistas y científicos egresados de la máxima casa de estudios.
“Calculamos que la construcción dure de nueve a 10 meses, una vez que la empresa esté funcionando podrá atender a pacientes con quemaduras o úlceras de pie diabético o fracturas pues podremos hacer hueso en el laboratorio. En un mediano plazo, calculamos de dos a tres años, fabricaremos otros órganos, por ejemplo córnea, vasos sanguíneos y vías biliares”, dijo Castell.
Egraft tendrá la capacidad de generar células progenitoras o células troncales para impulsar factores de crecimiento que induzcan la proliferación de las células, así como la creación de andamios y matrices donde las células puedan colocarse y guiar el crecimiento del tejido que se busca restituir.
Previo a la apertura de este proyecto pionero en el país, la UNAM comenzó la aplicación de andamiajes tridimensionales tipo esponjas basados en colágeno en beneficio de 10 pacientes que padecieran pseudoartrosis, una enfermedad que se produce cuando un huesos no curan tras una fractura.
Tener mi pierna conmigo, el regalo más grande de la ciencia: Eugenia Perales
Eugenia Peral, de 68 años, fue una de las pacientes seleccionadas por el doctor Castell, luego de que en 2019 estuviera al borde de perder su pierna por falta de coagulación sanguínea, derivado a la trombosis, una enfermedad que padece desde su nacimiento.
“Era junio del 2019, nos dirigíamos a una fiesta cuando sufrí un accidente, me pegue con el borde del escalón de mi casa, sufrí una pequeña herida. No hubo lesión ósea ni nada, pero en 10 días se empezaron a formar coágulos en mi pierna, desde la punta del dedo hasta el muslo”, contó a MILENIO.
La dermatóloga visitó tres hospitales públicos y privados en el centro de Puebla, pero la herida evolucionó, pues la falta de circulación sanguínea provocó que se formara una zona necrótica, por lo que la única alternativa por parte de los médicos era la amputación de la pierna.
“Fue una situación muy difícil porque en el hospital me dijeron que el riesgo era muy alto por la formulación de coágulos, que podrían causar hasta mi muerte. No era fácil tomar la decisión perder parte de mi, tenía que luchar por salvar mi pierna”, recordó.
Por tres meses, Eugenia acudió a curaciones diarias después de una cirugía para intentar cerrar la herida, pero el esfuerzo fue obsoleto y doloroso porque la mejoría de la pierna generaba mucho tejido fibroso y necrótico que impedía su mejoría.
En búsqueda de alternativas en la ciencia y la tecnología, encontró el Laboratorio de Inmunoterapia e Ingeniería de Tejidos de la UNAM como la chispa de esperanza para salvar su extremidad. En agosto del 2019, contactó a Castell quien aceptó aplicar una de las novedades, los parches de fibroblastos, como una alternativa.
“Como parte de Egraft, buscamos a los 10 pacientes que tuvieran una o más cirugías óseas previas para tratar de reparar la lesión, pero no tuvieran respuesta favorable. El apoyo consistía en colocar andamios con celular propias del paciente. Tuvimos bastante éxito porque todos ellos tuvieron una consolidación de grado de 3 a 6 meses”, explicó Castell.
“Cuando llegue a la UNAM, me dijo que tenía muchas posibilidades que se cerrará mi pierna, me dio esperanza. Comenzó mi tratamiento con parches de fibroblastos. Asistía cada ocho días y nunca tuve una complicación, nunca se infecto, evolucionó favorablemente”, contó Peral.
En enero del 2020, la herida sanó. “De verdad me quedé muy sorprendida porque ya había bastante tejido de granulación. Tener mi pierna conmigo, sana y salva, ha sido lo más grande que Dios y la ciencia me permitieron conservar”.
"Es un gran paso en la medicina, es un enorme paso para México que se construya este espacio que ayudará a tantas personas que como yo, no podemos acceder a tantas opciones de tratamiento. Es una forma de mejorar nuestra calidad de vida, de darnos liberación, paz, y tranquilidad porque la pérdida de una extremidad sería una herida de por vida”, concluyó Peral.
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