El Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, mejor conocida como prueba PISA, que realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y que mide la capacidad de los estudiantes de 15 años en materia de lectura, matemáticas y ciencias, no es la panacea, pero es un ejercicio que debería servir para la mejora del sistema educativo mexicano, coincidieron especialistas y funcionarios.
En una mesa de análisis convocada por MILENIO televisión, Óscar del Río, integrante de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), expuso que si bien la prueba que se realiza cada tres años no es la panacea, si es un medio necesario para obtener un diagnóstico del sistema educativo mexicano, así como un ejercicio de rendición de cuentas que no se puede dejar de hacer.
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El comisionado admitió que hasta ahora Mejoredu no cuenta con la instrucción gubernamental para empezar a preparar la participación de México en la prueba y tampoco cuenta con los recursos presupuestales para hacerlo.
“Que sí tenemos: una unidad de evaluación perfecta, con los mejores expertos técnicos en ese sentido, personal experto en muestreo, operación logística en campo, traductores, intérpretes de los resultados, tenemos un equipo sólido. Tenemos la capacidad de hacerlo , el equipo de Mejoredu es fuerte porque nada más en evaluación tenemos una unidad de formación docente y una unidad que genera indicadores, lineamientos y sugerencias”, expresó.
Marco A. Fernández, investigador de México Evalúa y de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey, coincidió en que la prueba no es una panacea, pero sí es un instrumento de sumo rigor técnico que debería servir al sistema educativo mexicano para dar cuenta lo que están aprendiendo los jóvenes al terminar la secundaria o ingresar a la educación media superior.
“Si nosotros queremos tener estrategias para mejorar los aprendizajes necesitamos tener diagnósticos de cómo los estudiantes en nuestro país logran o no alcanzar los aprendizajes en 3 áreas fundamentales para la vida : matemáticas, comprensión lectora, pensamientos científico, se trata de resolución de situaciones concretas”, señaló.
Según la OCDE, la relevancia de la prueba radica en que se trata de evaluar la formación de los alumnos cuando llegan al final de la etapa de enseñanza obligatoria, hacia los 15 años. Se trata de una población que se encuentra a punto de iniciar la educación post-secundaria o que está a punto de integrarse a la vida laboral.
“Es muy importante destacar que el Programa ha sido concebido como un recurso para ofrecer información abundante y detallada que permita a los países miembros adoptar las decisiones y políticas públicas necesarias para mejorar los niveles educativos”, recalca la organización.
El pasado 7 de mayo, en su conferencia matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador, dijo que México sí participará en la prueba PISA y todo lo que tenga que ver con educación se apoyaría.
"Sí, participamos, sin ningún problema. Todo lo que tenga que ver con la educación se apoya", respondió a la pregunta de si México participaría en la evaluación.
No obstante, durante la mesa de análisis de MILENIO TV, el comisionado Óscar del Río aseguró que hasta ahora no ha habido ninguna instrucción por parte de la SEP para comenzar la prueba piloto.
“Llevar a cabo PISA depende de una decisión del gobierno en varios ámbitos, desde la Secretaría de Relaciones Exteriores por las relaciones que tenemos con la OCDE, por la Secretaría de economía por la relaciones que tenemos comerciales y por la Secretaría educación pública, porque este es un tema que compete al sistema educativo nacional. Ellos son los que deben tomar la decisión a partir de la instrucción que dio el presidente.
“Para llevar a cabo esta prueba se requiere que México pague una cuota ante la OCDE En este momento no tengo información sobre si la cuota fue pagada o no, son unos 210 mil euros”, expresó.
Sin embargo, dijo que por la experiencia en la última edición de la prueba aún hay tiempo para que México cumpla con sus obligaciones para participar, y no es necesario, agregó, que se realice este año en nuestro país la prueba piloto previa que exige la OCDE.
“Conforme a la experiencia de otros años, no estamos fuera de tiempo para pagarla, podemos pagarla hacia finales de año. Previo a la aplicación de 2018, no hubo prueba piloto, no la llevamos a cabo y nos fuimos directamente a la aplicación”, indicó.
Marco A. Fernández refutó que la prueba piloto es indispensable para una planeación de manera correcta y evitar que se acuse que un ejercicio “descontextualizado”.
“La prueba piloto nos sirve para recabar información para la aplicación, para determinar la muestra, determinar el nivel en el cual pueden comenzar las preguntas. Da información muy importante y después no se acuse que está descontextualizada y es neoliberal”, señaló.
Funcionario y especialista coincidieron en que los resultados de la prueba PISA, ejercicio en el que participa México desde 2000, deben servir para mejorar la política educativa del país, situación que no ocurre.
“Los políticos de ningún partido han usado los resultados para empezar a calibrar como mejoramos los cursos de capacitación de los docentes para que sean más efectivos a la hora de la enseñanza de matemática, como le hacemos para canalizar tutorías focalizadas para los planteles y los estudiantes que traen mayores rezagos”, concluyó Fernández.
CHZ