México presidió la primera reunión del año del Comité de Sanciones sobre Malí del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), durante la cual un grupo de expertos discutió con todos las naciones que integran el organismo sobre la implementación del régimen de sanciones aplicable a ese país, que están vigentes desde 2017.
El embajador Juan Ramón de la Fuente, representante permanente de México ante las Naciones Unidas, fue el encargado de encabezar la reunión, donde destacó la estrecha colaboración que existe entre el Comité de Sanciones y el grupo de expertos.
De acuerdo con De la Fuente, dicha colaboración busca garantizar que aquellos que obstaculizan el proceso de paz en Malí sean debidamente sancionados, "la principal tarea del Comité es contribuir a alcanzar la paz en Malí".
El diplomático expresó la intención de México para organizar la próxima reunión del comité en el segundo trimestre del año para, en esa ocasión, dialogar con los países vecinos de Malí y otros actores regionales, que inciden en el conflicto interno.
Adelantó que, en cuanto las condiciones lo permitan, los expertos seleccionados por el consejo visitarán nuevamente la región, en el occidente de África, cerca de Marruecos.
El coordinador del grupo de expertos, Albert Barume, presentó el informe intermedio que refleja los principales retos políticos y humanitarios en Malí durante los últimos meses, así como el trabajo realizado en seguimiento a la implementación de las sanciones establecidas.
20 cascos azules resultan heridos en ataque
La reunión que fue presidida por México sobre Malí se dio en el contexto de un ataque que sufrieron este miércoles efectivos de mantenimiento de la paz de la ONU que sirven en la Misión de Estabilización (MINUSMA, por sus siglas en inglés) en ese país, donde luego de una evaluación provisional se sabe que veinte "cascos azules", como se les conoce, resultaron heridos.
De acuerdo con el reporte de las Naciones Unidas, alrededor de las 07:00 horas de este miércoles, una base temporal de la MINUSMA en Kéréna cerca de Douentza, en el centro de Malí, fue el objetivo de un ataque complejo.
Sin embargo, al encontrarse repentinamente bajo el fuego disidente los cascos azules lograron repeler a los atacantes y dar una "contundente repuesta", se explicó en un comunicado.
En las últimas semanas la situación en Malí se ha tornado particularmente peligrosa para las tropas de las Naciones Unidas que trabajan en el mantenimiento de paz en la zona. Durante otros ataques registrados a mediados de enero cinco efectivos perdieron la vida.
Luego del ataque, el representante especial y jefe de la MINUSCA , Mahamat Saleh Annadif, condenó enérgicamente el ataque contra las fuerzas de paz y lo calificó como un acto "cobarde".
Agregó que el objetivo principal de las operaciones de seguridad de la ONU en ese país ha sido "ayudar a reducir la violencia contra las poblaciones, restablecer la paz en áreas donde se reportan tensiones comunitarias y reducir la amenaza de artefactos explosivos improvisados”.
Durante los últimos años, Malí ha estado tratando de restaurar la estabilidad y reconstruir sus instituciones democráticas, luego de una serie de situaciones de violencia que tienen fracturado al país desde principios de 2012.
Entre las que se incluyen un golpe de Estado fallido, la reanudación de los combates entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes tuareg, así como la breve toma de una parte de su territorio por extremistas radicales, de corte islámico, en el norte.
El año pasado, los líderes militares de Malí lograron dar un golpe de Estado y en septiembre acordaron establecer un gobierno de transición por un período de 18 meses, prometiendo nuevas elecciones y un retorno al gobierno civil.
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