Amante de los caballos, de la charrería y del derecho, el nuevo líder de los diputados locales del PRI, Álvaro Ibarra Hinojosa, recordó que en sus tiempos como secretario general de gobierno recibió la Tambora de Villaseca, la cual se entrega a personajes distinguidos que habitan en Linares.
Rodeado por su colección de figuras de ex presidentes de México, pinturas, libros, sillas para montar y fotografías con su familia, el diputado manifestó que se crió en la escuela debido a que su madre fue profesora.
Con una sonrisa en el rostro, recuerda cuando su padre le obsequió un equino, al que llamó Regalo, el cual aún conserva. Y aunque no se baja del caballo
para practicar otros deportes, presume que conoció a Vicente Fernández y hasta a Joan Sebastian, artista que escucha cuando disfruta de vez en cuando de un tequila y una cerveza.
¿Cómo fue su infancia?
El recuerdo más grato, y que siempre cuento, es de cuando iba a cumplir cinco años y me dieron un caballo. Yo salía de la escuela y me la pasaba tres o cuatro horas con él. Desde los cuatro años me ha apasionado la charrería.
¿Todo el tiempo ha vivido en Linares?
Yo nací en Nuevo Laredo, Tamaulipas, pero a los 15 años me vine a estudiar a la prepa 1 de la UANL. Luego estudié derecho en la Facultad de Derecho y aquí vivo ahora. Ya hasta creo que soy más de Nuevo León que tamaulipeco.
¿Lo suyo era la escuela o de plano no le gustaba?
Mi madre fue maestra, me crié en una escuela porque en las mañanas iba a mis clases y en las tardes me llevaba con ella porque tenía dos turnos. Me catalogaba como un buen estudiante.
¿Dónde estudió la carrera?
En Facultad de Derecho, mi carrera la hice en cuatro años porque adelanté un semestre y al tercero ya tenía un despacho con amigos. Después tuve la invitación para trabajar en el municipio de Santa Catarina, donde fui secretario del Ayuntamiento a los 22 años.
¿Cuál es su mejor recuerdo y cuál el más triste?
Los buenos fueron muchos: en mi boda, un amigo nos llevó a Los Tamborileros de Linares, que allá en Nuevo Laredo no conocían mis invitados, pero les encantaron. El más triste es la pérdida de mi padre, cuando yo tenía 20.
¿Le gustan mucho los caballos o nada más le gusta montar para el relax? ¿Y la charrería?
Mi pasión siempre han sido los caballos y la charrería. Yo la he practicado durante mucho tiempo y la he dejado ahorita por mi trabajo. Le dedicaba cuatro o cinco horas dirías. La verdad es que creo en la belleza del caballo. Cuando no esté comprando un costal de paja, creo que no sé qué va a ser de mí.
¿Cómo se llaman sus caballos?
He tenido muchos porque estamos hablando de 51 años que llevo en esto y han sido muchos nombres.
Ahorita tengo uno que se llama Regalo, y así le puse porque fue uno de los primeros que me regaló mi padre y ahora tengo este otro, que se llama Centenario, y el que monta mi esposa se llama Rayo de Luna.
¿Cuál era el juego más popular de su época?
Yo jalaba a mis amigos con el tema de los caballos, pero jugué beisbol y fui seleccionado en beisbol infantil. Me gusta también el futbol, pero nunca he participado en un equipo. También jugué a las canicas, trompo y balero, nunca me consideré malo para nada.
¿Tequila, whisky o cerveza?
Un tequila en el campo con amigos; de repente la cerveza con tequila, aunque dicen que no es bueno (mezclar).
¿Sueño frustrado?
En el transcurso de mi vida he tenido la oportunidad de hacer las cosas que me gustan, como ser director del Registro Civil, además de secretario general de gobierno, en donde creamos Fuerza Civil.
¿Música favorita?
Me gustan la norteña, el mariachi y la música mexicana en general. De hecho, tuve el gusto de conocer a Vicente Fernández y a Joan Sebastian.
¿Por qué considera que la ciudadanía critica a los políticos?
Las opiniones son respetables. Que haya malos funcionarios no tengo ninguna duda. Me han querido desacreditar de que creo en la milicia, porque en Nuevo León nos apoyaron mucho.
¿Cuál es su platillo favorito?
La carne asada. Si me haces la pregunta al revés, te diría que no conozco algo que no me guste.