José Onésimo Daniel Cepeda Silva, el estrafalario obispo emérito de Ecatepec que murió ayer por complicaciones ocasionadas por el covid-19, siempre supo que le apodaban Millonésimo. Reviraba ante el mote: “Sí, soy millonario, pero en amigos”.
El cardenal Norberto Rivera, a quien hace poco también lo intubaron y sobrevivió, es uno de esos amigos-cómplices.
“Él es mi hermano”, dijo Onésimo la vez que defendió a Rivera cuando éste fue acusado de haber encubierto la pederastia dentro de la iglesia.
Otro extravagante religioso, el arzobispo de la Iglesia Ortodoxa, Antonio Chedraui, también se contaba entre los amigos de Onésimo.
“Pasamos momentos buenos y malos”, dijo Onésimo cuando murió Chedraui, con quien había creado en 2014 una narrativa para criminalizar a los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa y defender a Enrique Peña Nieto.
“Desde que llegó a Ecatepec lo trataron como si fuera un gobernante priista”, dice un ex presidente municipal, quien recuerda a MILENIO que la relación con el Grupo Atlacomulco y con Eruviel Ávila le trajo a Onésimo el beneficio de contar con escolta las 24 horas, con cargo al municipio. “Tenía motociclistas y una patrulla a su servicio”.
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Onésimo también consideraba al empresario Alfredo Harp Helú como su amigo cercano. Harp pagó la restauración del ex convento de San Cristóbal Ecatepec que Onésimo inauguró en presencia del entonces presidente Ernesto Zedillo.
“Soy el único que puede llevar a los Diablos a Los Pinos y al cielo”, se jactaba Onésimo en una entrevista con un diario nacional, donde se autodenominó El capellán de los Diablos Rojos, el equipo de béisbol que es propiedad de Harp.
Con Carlos Slim mantenía amistad porque con él fundó el Banco Inbursa en 1966.
“No estaba muerto de hambre, era socio de Slim”, se defendía Onésimo cuando le preguntaban si las limosnas pagaban su costosa vida. Por cierto: Onésimo ofició la misa del matrimonio entre Carlos Slim Domit y María Elena Torruco, en 2010.
Cuando Diego Fernández de Cevallos fue secuestrado, Onésimo declaró que él cooperaría para el rescate. El jefe Diego le había ayudado a elaborar la contra demanda que Onésimo le ganó al Partido de la Revolución Democrática (PRD) por difamación, después de que Jesusa Rodríguez, que ayer fue propuesta como embajadora en Panamá, lo demandó por intervenir en las elecciones presidenciales de 2006.
Aunque en 1999 el Vaticano le llamó la atención por hacer proselitismo en favor del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Onésimo siempre se jactó de su cercanía con el priísmo: jugaba dominó con Francisco Labastida, consideraba a Roberto Madrazo como su 'bróder', hablaba maravillas de Arturo Montiel...
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Más allá de sus amistades, Onésimo tenía debilidad por las corridas de toros, (alguna vez se presentó como el apoderado del matador Xavier Ocampo). Usaba un crucifijo de oro que era del tamaño de una biblia. Cargaba siempre unas gafas oscuras para disimular un tic permanente. Y jugaba golf.
“¡Pues sí, juego golf desde los seis años”, le dijo a un reportero en un torneo de golf celebrado en el condado texano de Mesquite.
Estudió Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), estudió filosofía en el Seminario de los Misioneros de Guadalupe y, a los 33 años, se licenció en Teología en la Universidad Pontificia de Friburgo con magna cum laude, el mayor honor académico. Ejerció en la diócesis de Cuernavaca durante 25 años.
Fue nombrado obispo de Ecatepec por el Papa Juan Pablo II. Su ordenación fue encabezada por otro religioso de mala fama: el entonces nuncio Jerónimo Prigione. Onésimo estaba convencido de que el Estado laico “era una jalada”. Pensaba que el aborto era “un asesinato” (discutió públicamente con Rosario Robles por la despenalización del aborto que propuso ésta como jefa de Gobierno). Y decía que Margarita Zavala era su sobrina.
Fue denunciado ante la procuraduría capitalina por simular un préstamo de 130 millones de dólares a Olga Azcárraga de Robles León. Criticó al subcomandante Marcos, a la Teología de la Liberación en la que creía y del PRD decía que era un partido que “tiene un sol más oscuro que la luna”.
También pretendió registrarse como candidato a diputado local en el Estado de México por el partido Fuerza por México, propiedad de su amigo Pedro Haces, un sindicalista que opera hoy para el senador Ricardo Monreal.
Dijo Onésimo antes de que su candidatura se cayera: “Estoy harto de tanto pendejo, espero no robar”. Decía que cobraba 15 mil pesos de pensión.
Onésimo era diabético y tenía problemas del corazón (sufrió un infarto en 2010). En su última homilía, pidió perdón a quienes insultó. Después organizó una comilona con 3 mil fieles para despedirse y ofreció una conferencia para criticar a los medios.
Yo siempre dije que a periodicazos se mataban a las moscas y gracias a Dios sigo vivo, así que a periodicazos no me mataron”.
Cuando le preguntaron cómo quería que lo recordaran, Onésimo contestó: “Como un hombre que quiso ser amigo de los pobres”. Pero Millonésimo no lo fue.
EHR