En México siempre se ha fumado mariguana y mientras pasa el tiempo su consumo es más abierto. Es común sentir el humo de esta yerba en las esquinas; incluso, como ya es normal, observar cómo lo hacen entre personas en situación de calle, el único lujo que pueden darse, pues hasta ellos saben que solo está permitido traer un churro para uso personal.
Con los permisos especiales otorgados para la fabricación de productos extraídos del cáñamo, están a punto de comercializar diversas marcas, ya autorizadas por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, luego de que la Suprema Corte de Justicia aprobara jurisprudencia para el uso lúdico y recreativo de la mariguana.
El activismo por su legalización data de años. Carlos Martínez Rentería, reportero, escritor, cofundador y director de la revista contracultural Generación —esta publicación acaba de cumplir tres décadas—, tiene 22 años de promover el consumo libre, pues lo concibe como un derecho y sostiene que la guerra contra el narcotráfico ya acarreó miles de muertes.
En más de 20 estados del vecino país del norte, dice, es legal el consumo de la mariguana, mientras que en México se siguen produciendo muertes por combatir la siembra de esa planta.
"Lo que peleamos en México es despenalizar el autocultivo; dentro del fallo de la Corte –sugiere el promotor cultural– sería factible que lo autorizaran". Incluso, añade, uno de los productos que podría exportar México es el cáñamo. "La sustancia activa, que es el THC –tetrahidrocannabinol–, lo producen las plantas hembras".
Las activistas del Movimiento Cannabico Mexicano son feministas, contextualiza el coeditor de la revista Cáñamo-México, y documenta: "más que considerarla una droga, la mariguana debe verse como una planta de conocimiento que se inserta en toda una dinámica cultural, pues tiene que ver con la ciencia, la medicina y con los usos recreativos".
"Una de las posibilidades de la planta —aduce Martínez Rentería, coeditor de varios libros relacionados con la despenalización y el uso de la droga, así como otros sobre contracultura— es propiciar sensaciones lúdicas, que para mucha gente resultan agradables, relajantes y estados placenteros; de hecho, la razón de que fallara la Corte a favor es el derecho al desarrollo de tu personalidad. Es un derecho humano".
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En el libro Mujeres cannábicas (Conversaciones Pachecas II, editada por Generación Publicaciones, 2017), Martínez Rentería entrevista a nueve mujeres; escribe la presentación Leopoldo Rivera Rivera, coordinador editorial de Generación, y lo prologa Lisa Sánchez, de México Unido Contra la Delincuencia, quien escribe:
"Porque aquí estamos representadas las estatistas y también las anarquistas, las que queremos regulaciones integrales y las que preferirían sacar a la planta de todo ámbito de control; las que hemos hecho de esta causa un motor personal y profesional porque creemos que esta guerra fallida amenaza la viabilidad de nuestro país y las que solo quisieron compartirnos su relación con la sustancia por el placer de hacerlo (...)
Conocerán pues, a la cocinera, esa mujer pionera en la utilización de cannabis para la elaboración de platillos que ofrecen 'magia' (...) Percibirán también, entre luces, a la artista que reconoce que una parte de su producción fotográfica se realizó bajo el influjo de la mariguana, pero no por eso dejó nunca de observar los propios límites..."
Durante una entrevista, que titula "Hasta un moribundo se siente mejor con mota", Martínez Rentería escribe: "La prestigiada e intensa fotógrafa Paulina Lavista nos recibió en abril de 2009 en su casa de Coyoacán para hablar de su experiencia con la mariguana, una planta que conoció durante los años sesenta a través de su esposo, el luminoso escritor Salvador Elizondo, con quien compartió más de 40 años de su vida y con quien tuvo el 'sueño guajiro' de escribir un Tratado de la Mariguana..."
La artista acepta que algunas veces la mariguana despierta la imaginación y la sensibilidad. Lavista pertenece a la generación de los años sesenta. "No fui a buscarla, era algo muy natural (...) a mí me ha funcionado. Yo no tomo pastillas u otras cosas. De vez en cuando me fumo un cigarro y no es que se inspire con eso, pero si pensamos en su nombre científico, 'cannabis sativa', nos remite a la sabiduría".
—¿Cómo fue la relación entre el trabajo creativo de Salvador Elizondo y la mota? —pregunta Martínez Rentería.
Lavista responde: "A él le funcionó para calmarse porque era un hombre muy nervioso. La mariguana lo apaciguaba para poder mirar hacia otro punto. Quizás le ayudó para cierta reflexión, pero en el caso de la escritura hay un pensamiento, una idea que después se manifiesta, no se puede escribir sin estar absolutamente consciente de lo que se está haciendo. La mota la fumaba por las tardes, quizá con un whisky". (Cáñamo, julio-agosto, 2017)
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Desde tiempos ancestrales, asegura Martínez Rentería, la mariguana se usó como ungüento; "siempre fue positivo, placentero y mitigante de dolores".
Y en otras partes, como en Holanda y Alemania, incluso, hay empresas que ofrecen catálogos de varios tipos de mariguana "y la manera de alterar los ánimos. Nadie se ha muerto por sobredosis". En cambio, durante la guerra contra el narco ha habido miles de muertos.
La mota como remedio, inducción a estados placenteros y derecho humano
Reportaje
En medio de la polémica por legalizar esta droga con fines curativos, Carlos Martínez Rentería ha planteado desde hace 22 años fumarla libremente, por deleite; de su libro se entresacan opiniones de personajes que opinan sobre el tema.
Ciudad de México /
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