Es el consejero electoral más polémico y presume que le gusta. Eso sí, Ciro Murayama defiende que él polemiza con ideas y no con insultos, como lo ha hecho el presidente Andrés Manuel López Obrador superando, asegura, a cualquiera de sus antecesores.
Sobre los excesos, la falta de mesura y la autocrítica, Murayama da la vuelta, replica que si bien hubiera querido ser más discreto, le fue imposible; y cuestiona si ante las “carretadas, persecución política y penal”, lo correcto habría sido poner la otra mejilla, ser entreguista, bajar la cabeza y obedecerle al gobierno y al presidente.
Defiende su liquidación que asegura, es totalmente legal. Y en sus últimos días en el INE, sostiene que se va satisfecho pero preocupado por el llamado Plan Bde la reforma electoral, y aboga para que la Suprema Corte no permita que el país regrese a aquellos años en los que el día después de las elecciones había incendios y cadáveres en las plazas públicas.
Comienza la cuenta regresiva, sus últimos días en el INE
Así es, estamos acabando el periodo constitucional establecido y satisfechos. Yo diría que ha sido una especie de maratón, una carrera llena de obstáculos, de coyunturas muy complicadas que por fortuna quedaron superadas.
Llegó en medio de una reforma y se va con otra, pareciera el mismo escenario, pero en realidad son muy distintos
Es abismalmente distinto por tres cosas. Todas las reformas tenían una razón de ser, un diagnóstico. Hoy ¿en qué estamos? No hay un diagnóstico, no hay un ejercicio de diálogo y es una imposición desde el gobierno sobre todas las demás fuerzas políticas. Entonces, esta es una reforma de inspiración más autoritaria, que una reforma que busque resolver problemas. Las reformas anteriores destrababan crisis, esta reforma es la antesala a una crisis.
En estos nueve años, en este maratón, ¿cuál es la anécdota más satisfactoria con la que se va?
Yo creo que el irse a dormir después de una elección nacional, sabiendo que el país está en calma y que los poderes se renuevan con el voto efectivo, libre y secreto de la gente, es decir, que tenemos una vida democrática, eso es lo más valioso.
¿Y cuál podría decir que es el momento más complicado?
Hubo un momento que yo tengo muy grabado, por lo que representó, que fue el diálogo, a solas, muy respetuoso, muy emotivo, muy cargado de tensión y muy doloroso entre los consejeros electorales y los padres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa. Ellos nos dieron su testimonio, nos decían ‘pues denos a nuestros hijos y dejamos que haya elecciones’, y les explicábamos que el INE no es el gobierno y que el INE trabaja para que el pueblo y la ciudadanía vote y elija a sus representantes en libertad.
Ellos entendieron que el INE no era el gobierno, que el INE no tenía qué ver con su tragedia, pero sí fue muy estrujante oír sus testimonios y ver su dolor a flor de piel.
¿Qué le diría que le queda a deber al INE?
A mí me hubiera gustado que fuera un INE que estuviera menos visible, que fuera un árbitro como mandan los cánones, que se viera menos, pero no fue posible. Yo creí que después del 2018 nuestro trabajo iba a ser muy tranquilo porque habíamos hecho una elección presidencial que todo mundo reconoció como limpia, y sin embargo, después, han sido los años más complicados de defender la vigencia, la pertinencia de esta institución autónoma, profesional, independiente del gobierno, equidistante a los partidos.
Entonces, a mí me hubiera gustado tener menos visibilidad, pero un árbitro discreto es posible cuando los jugadores respetan las reglas del juego, no cuando se quiere imponer a la mala la voluntad del poderoso y entonces, nos encontramos en una disyuntiva, o bajamos la cabeza, obedecemos al gobierno, dejamos pasar cosas que no nos parecen correctas como que siembran nombres de muertos para la revocación de mandato, fideicomisos ilegales, que no rindieron informes de precampaña pero registren a Salgado Macedonio, que quieran vulnerar el límite de la sobrerrepresentación constitucional, que el presidente desde las mañaneras hable de elecciones y ataque a sus adversarios.
Podíamos, sí, haber sido discretos, pero habríamos sido entreguistas de la autonomía de esta institución. Tomamos la decisión de no entregar la independencia del INE, de no claudicar, como tampoco lo hicimos ni se hizo antes con el PRI o con el PAN, ahora tampoco con Morena, y eso tuvo sus costos.
Usted ha sido particularmente un consejero muy polémico, protagonista ¿no cree que personalmente faltó quizá un poco de mesura por parte de Ciro Murayama?
A mí me gusta la polémica porque creo que la polémica es parte del diálogo democrático, pero yo polemizo con ideas, no con personas. Yo nunca he puesto un adjetivo a la figura del presidente, ni a la figura de algún dirigente de Morena, en cambio he recibido carretadas de acusaciones, incluso de cosas que de ser ciertas, deberían de haber presentado las denuncias ¿no?
Tuvimos en mi caso, se dio a conocer una investigación de la UIF, luego una denuncia penal.
El IFE autónomo nació en la época de Zedillo y yo no recuerdo ni con Zedillo, ni con Fox, ni con Calderón ni con Peña Nieto, al secretario de Gobernación atacando a los consejeros y a las consejeras; no recuerdo un líder del Congreso presentando denuncias penales contra miembros del Consejo General por ninguna razón, y menos aún, por una votación. Es decir, aquí estamos ante persecuciones que no tienen ningún antecedente.
¿En ese escenario debí haber sido yo más mesurado o debía haber puesto la otra mejilla? Pues no sé, hice la defensa que estimé necesaria.
En un ejercicio de autocrítica, lo vimos hacer movimientos en contra de ciertos representantes de partido y darles clases de matemáticas, hace unos días hasta entrar en las creencias religiosas de uno de ellos, ¿no cree que sí hay algunos excesos?
Yo no critico las creencias religiosas de nadie.
Habló de la Luz del Mundo
Me parece muy triste que la religión, por algunas personas, sea usada como una pantalla para encubrir crímenes, pero soy profundamente respetuoso como servidor público de una República laica, de todas las creencias y también de las no creencias.
¿Cómo ve el futuro del INE?
Creo que el futuro del México democrático depende de tener un árbitro autónomo y profesional, imaginar un México sin elecciones auténticas, es un México que no me quiero imaginar.
Yo creí en mi juventud, viendo que después de una elección, lo que había eran palacios municipales quemados y cadáveres regados en las plazas de los pueblos de este país, eso todavía ocurría en los años 80 y 90, no quisiera volver a ver la violencia para resolver la llegada al poder.
En esta batalla jurídica hay avances ¿pero ve que realmente se logre echar abajo el Plan B?
Si lo más grave del Plan B que es la destrucción de la estructura permanente electoral del INE se logra frenar, yo creo que México está en condiciones de ir a elecciones auténticas en 2023-2024, si el Plan B perdura, podemos ir a un escenario tan grave como innecesario.
Lo hemos visto en Estados Unidos, lo hemos visto en Brasil, lo hemos visto en Nicaragua, lo estamos viendo en El Salvador, yo confío que México sea uno de los países que no sucumban ante el intento autocrático de quien hoy tiene el poder.
Se critican las remuneraciones y se habla de otro tipo de acciones o represalias ¿qué prevé que pueda pasar?
En el caso de las remuneraciones, a nosotros la justicia federal nos ha dado la razón una y otra vez y entiendo que haya amagos para incluso, qué más quisieran que nos fuéramos con la cabeza gacha, incluso llegar al nivel de la humillación personal, pero eso habla de las pretensiones de ánimos autoritarios.
Vamos a tener una liquidación que se han llevado todos los otros consejeros, sin que haya habido ninguna persecución política y nadie los que hoy están amenazando, nadie dijo nada.
¿Por qué? Porque creo, hay la incomodidad de que hubimos consejeros que dijimos ‘en el INE no manda el presidente’ y eso, que está en la Constitución fue leído como un agravio, lamentablemente, pero eso habla de ellos, no de nosotros. Bueno, habla de los dos, ellos quisieron someter al INE y dijimos que no íbamos a ser parte de esa operación autoritaria, ¿tiene sus costos? Pues sí, tiene sus costos y uno los asume.
¿Qué va a ser de Ciro Murayama después del 3 de abril?
Lo que era y lo que he dicho que voy a volver a ser, profesor de la UNAM, que es un claustro abierto a la reflexión, al pensamiento, al debate de ideas, no me voy a un monasterio de clausura.
¿Se va satisfecho?
Me voy satisfecho por lo que es el INE y al mismo tiempo preocupado por los embates que está recibiendo.
FR