“No te preocupes, compa, vas a llegar hasta donde queremos que llegues. Te necesitamos allá arriba así que sólo dinos lo que necesitas y te lo daremos”, habría dicho a principios de 1985 Rafael Caro Quintero, entonces líder del Cartel de Guadalajara a Manuel Bartlett, secretario de Gobernación (1982-1986). “Así como se resolvió este problema, vamos a resolver todos los demás”, respondió el actual director de la Comisión Federal de Electricidad en referencia a la localización del agente de Administración Federal Antidrogas (DEA, por su sigla en inglés) Enrique Camarena Salazar, que en ese momento era torturado en una habitación de la misma residencia donde se hallaban.
El presunto intercambio es extraído de transcripciones de audiencias, a las cuáles MILENIO tuvo acceso, celebradas en las últimas semanas de 1992 y las primeras del año siguiente en la sala del juez Edward Rafeedie de la Corte Federal del distrito central de California, con motivo del juicio en contra de Rubén Zuno Arce y el doctor Humberto Álvarez Machain. El juicio con su caudal de pruebas y testimonios, dos de los cuáles citamos aquí, sirvió para condenar a Zuno Arce a cadena perpetua, pero no para culpar a Álvarez Machain quien tuvo que ser liberado por falta de pruebas.
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Fueron los testigos René López Romero y Jorge Godoy quienes desgranaron los relatos de lo que vieron y escucharon durante las semanas previas al levantón de Kiki Camarena y su posterior tortura y asesinato. Tanto López como Godoy trabajaron en la Policía Judicial de Jalisco pero en algún momento abandonaron la institución para emplearse como guardaespaldas del narcotraficante Ernesto Fonseca Don Neto.
Una de esas reuniones habría tenido lugar entre septiembre y octubre de 1984 en el American Motors Hotel, ubicado en Avenida López Mateos y Mariano Otero, en Zapopan, Jalisco, en donde junto a una docena y media de guardaespaldas, tanto de Fonseca como de Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo y de Manuel Salcido Uzueta El Cochiloco, habrían acudido el teniente coronel del Ejército Mexicano, Jorge Garma, y los generales Juan Arévalo Gardoqui, entonces Secretario de la Defensa Nacional, Vinicio (a quien el testigo llama Dionisio) Santoyo Feria, quien comandaba la 15 zona militar que cubría Jalisco, además de Miguel Aldana Ibarra, que en ese momento era Jefe de la Interpol, de acuerdo los recuerdos de los testigos.
— Yo estaba en la entrada de las habitaciones donde se celebraba la reunión— admitió Godoy en el interrogatorio.
— ¿Y desde ahí vio llegar a alguien más? —quiso saber el fiscal John Carlton.
— Sí, al señor Enrique Álvarez del Castillo (entonces gobernador de Jalisco) quien llegó con Benjamín Ochoa y al señor Manuel Bartlett Díaz, acompañado de Sergio Espino Verdín.
Por esas fechas, agentes de la DEA al mando de Camarena Salazar, habían hallado plantíos de marihuana pertenecientes al Cartel de Guadalajara y ordenado al Ejército Mexicano su destrucción: “El señor Arévalo Gardoqui dijo 'no puedo hacer nada, tengo que hacer mi trabajo y seguir destruyendo los campos porque hay mucha presión de los Estados Unidos y de la DEA'”, acusó en su testimonio el ex policía Godoy. Por lo mismo, de acuerdo con lo que se desprende de las transcripciones, el tema de conversación en la reunión era la urgencia de localizar al agente que estaba atacando el negocio y Don Neto así como Caro Quintero, reclamaban a las autoridades tanto locales como federales “todo el dinero que les estaban dando” sin obtener a cambio resultados. De acuerdo con este relato, Aldana incluso aceptó haber ido a hablar con el agente pero que éste le dijo que “no quería ningún trato con los narcotraficantes”.
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Godoy recordó cómo “el señor Manuel Bartlett Diaz les dijo a los narcotraficantes que había que encontrarlo (al agente de la DEA) pronto para que no lo afectaran políticamente”. En algún punto Bartlett Díaz mostró preocupación porque podría descubrirse “que estaba firmando las credenciales de Gobernación que portaban los narcos”. También el gobernador Álvarez del Castillo dijo que debían apurarse, pues estaba en riesgo de develarse las facilidades que él, por su parte, daba a los narcotraficantes para que operaran a sus anchas en el estado.
Una nueva reunión se celebró en noviembre de 1984 en la casa que Ernesto Fonseca que tenía “cerca de Mar-Mara y Jardines del Country”, las cuales los testigos recuerdan que se bebía “coñac” y se fumaban “cigarros adicionados con cocaína” y en la que se habló de cómo detener al agente de la DEA incómodo. A esa cita de nueva cuenta acudieron Álvarez del Castillo, Zuno Arce, además de los comandantes de la Judicial del estado, Gabriel González González y José María Carlos Ochoa y los fiscales Edgar Levi Gallardo, Armando Cuellar López y Jorge Larios Valencia. “Siempre salían con maletas llenas de dólares”, acusaban los testigos sobre lo que pudo haber sido la motivación de altos mandos políticos y policiales para acudir a esos encuentros.
En esa cita Caro Quintero encaró al gobernador exigiéndole información sobre el agente del que aún se desconocía su identidad. Ahí mismo Ernesto Fonseca dio al señor Álvarez del Castillo un regalo especial: “Una AK-47 de color dorado grabada con sus iniciales, ya que esas cosas relajaban el ambiente”, acusó Godoy.
El dictamen que llevó al posterior juicio de Zuno Arce y Álvarez Machain fue ingresado originalmente en 1987 en la corte californiana e incluía a 20 personas entre las que se hallaban Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca, Sergio Espino Verdin, Inés Calderón Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo, Miguel Aldana Ibarra, Rubén Zuno Arce y Humberto Álvarez Machain, entre otros.
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A partir de su ingreso, la acusación se ha reemplazado al menos media docena de veces, y permanece sellada, aunque el martes 26 de julio del 2022 el gobierno pidió al tribunal californiano desclasificarla tras la detención en México de Rafael Caro Quintero. En 1990 se celebró un juicio en contra de Zuno Arce, Juan Ramón Mata Ballesteros, José Bernabé, Javier Vázquez Velasco, pero todo el proceso fue desestimado por una apelación de los abogados de Zuno que alegaron “comportamiento inapropiado del jurado”. Así, las primeras audiencias del juicio repuesto se celebraron en diciembre de 1992 y fue la tarde del miércoles 9 cuando se llamó a René López Romero para que respondiera las preguntas del fiscal Manuel Medrano. Este nuevo testigo ubicó un nuevo domicilio en la Avenida Hidalgo de Guadalajara que pertenecía a Ernesto Fonseca, como lugar de una nueva reunión celebrada en los días previos al secuestro de Enrique Camarena.
- ¿Puede decirme a quién vio legar y de qué agencias?- cuestionó el fiscal.
- De los militares Arévalo Gardoqui, “Dionisio” (sic) Santoyo y Jorge Garma. De la Policía Federal Miguel Aldana, Manuel Ibarra, Sergio Espino y Armando Pavón Reyes. De la política, llegaron Enrique Álvarez del Castillo, Manuel Bartlett, Rubén Zuno Arce y Carlos Aceves Fernández- detalló el López Romero.
Finalmente, el testigo concentró su testimonio en la hoy célebre casa de Lope de Vega 881 donde entre el 7 y el 8 de febrero de 1985, Camarena Salazar y el piloto Alfredo Zavala fueron torturado hasta la muerte. Según recuerda, ese día acudió a la reunión que ya celebraban el mismo grupo de narcotraficantes y sus guardaespaldas “una persona rubia de unos 30 años que luego supimos era empleada del Consulado”. Esa persona les confirmó la identidad del agente de la DEA que andaban buscando y motivó que un comando a bordo de “un Gran Marquís, un Atlantic y un Ford LTD” fueran a concretar el secuestro.
Ya en la casa de Lope de Vega y con los ojos vendados, Camarena escuchó que un efusivo Rafael Caro Quintero le decía: “Te dije que te iba a tener en mis manos hijo de puta”, según relata el testigo. En algún momento entre salidas a la casa de Fonseca y vueltas al lugar de las torturas, López Romero, bajo juramento, volvió a identificar a Arévalo Gardoqui, Santoyo y Garma junto a Álvarez del Castillo, Zuno Arce, Aceves Fernández y Bartlett Díaz.
Presuntamente el general Arévalo recomendaba que “los cuerpos fueran debidamente enterrados”, y fue cuando Bartlett prometió a Caro Quintero que “así como se resolvió este problema, vamos a resolver todos los demás”. La misma jornada cuando el narcotraficante recién detenido en México le habría dicho al titular de la Secretaría de Gobernación lo de “No te preocupes, compa, vas a llegar hasta donde queremos que llegues…”.
Ahora ese archivo vuelve a activarse con la desclasificación de la orden de captura de Rafael Caro Quintero.
AMP