Andrés Manuel López Obrador escribirá un nuevo capítulo en el historial de fricciones con Norma Piña con la ausencia a su primer informe anual como Ministra Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
El Jefe del Ejecutivo rompió con la incertidumbre y en su mañanera confirmó que no se presentaría a la ceremonia del 14 de diciembre, sino enviaría en su representación a la Secretaría de Gobernación, Luisa María Alcalde. Ello, según dijo, en razón del viaje a Acapulco que realizará para supervisar los avances de recuperación tras el Huracán Otis.
Esto figura como un acto inédito, pues si bien la ley no obliga al Jefe del Ejecutivo a asistir, representantes de éste se han dado cita a la ceremonia. Así lo hizo López Obrador en los informes anuales que en su momento rindió el ex Ministro Presidente, Arturo Zaldívar.
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El nombramiento de Norma Piña como Ministra Presidenta marcó el inicio de una ríspida relación con López Obrador que, a óptica de Zaldívar Lelo de Larrea, muestra “una falta de diálogo y rompimiento institucional”. Así lo expresó con Ciro Gómez Leyva y consideró que los “desencuentros severos” habrían orillado al Presidente de la República a faltar al informe de Piña Hernández.
Génesis del disgusto
La SCJN había arrancado el aún joven 2023 con la histórica designación de Norma Piña como la primera mujer en encabezar el Poder Judicial, al menos desde 1825. Hecho que afines de la 4T reconocieron al poco tiempo de anunciarse, contrario con López Obrador cuyo silencio generó desconcierto en la opinión pública.
Y es que fue hasta el día siguiente (el 3 de enero), y a pregunta expresa de la prensa, que el Jefe del Ejecutivo reconoció el nombramiento, aclarando que “no se encontraba” en el momento de la designación: “Tan pronto me informaron me comuniqué con ella y hablé con ella felicitándola”.
Aprovechando la tribuna, el tabasqueño restregó que no intercedió en la elección al recordar que Piña Hernández “siempre ha votado en contra de las iniciativas que nosotros hemos defendido”. Con ese sentido, en febrero adjudicó el nombramiento de la Ministra Presidenta como ‘un logro de su administración’:
“Está por mí de presidenta, porque antes del Presidente (de la República) ponía y quitaba a su antojo al presidente de la Corte”, dijo en otra de sus mañaneras desatando una lluvia de reproches por “insultar la trayectoria” de la magistrada. Andrés Manuel mantuvo su postura ante las críticas y se comprometió a procurar la fraternidad y el respeto con el Tercer Poder de la Unión.
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La mesa de la discordia
La ceremonia por la Promulgación de la Constitución de 1917 fue sede de otro capítulo de rivalidades entre Obrador y Piña — y posiblemente uno de los más recordados en el primer año de la ministra al frente del PJF.
Representantes de los tres Poderes de la Unión se habían dado cita en el Teatro Metropolitano de Querétaro para los 106 años de la Carta Magna, pero el podium los recibió con un inusual acomodo que incluso sorprendió a Alejandro Armenta, entonces presidente del Senado y afín a la 4T.
Los asientos de Santiago Creel (ex presidente de Diputados), Armenta y Norma Piña quedaron relegados a los extremos de la mesa, cuando el acomodo tradicional los situaba junto a López Obrador. Pero en su lugar, el presidente estuvo rodeado por los titulares de la Segob, Sedena y Semar, así como mandatarios estatales. Una ‘falta al protocolo’ que en la opinión pública se adjudicó a López Obrador.
Pero las críticas por el ‘rompimiento de protocolo’ también se lanzaron contra Norma Piña, siendo Jesús Ramírez Cuevas el primero en lanzar la piedra: “Resulta desafortunado que no todos respetaron el protocolo de la ceremonia”, escribió en X el vocero presidencial junto a una fotografía que exhibía la supuesta falta de la Ministra Presidenta.
Aquella imagen evocó la polémica decisión de la magistrada de no levantarse de su asiento durante la entrada de López Obrador al recinto, así otros asistentes lo hicieron. Algunas opiniones secundaron el reclamo de Ramírez, pero otra gran parte defendieron a Norma Piña y le aplaudieron por “no sucumbir” ante el Ejecutivo.
Cuestionado al respecto, el Presidente de la República se dijo gustoso y orgulloso del ‘rebelde acto’ de la Ministra Presidenta: “Eso no se veía antes, los ministros de la Corte eran empleados (...) Significa que estamos llevando a cabo cambios”.
“Peor que con Zaldívar”
A poco más de 5 años del sexenio no resulta novedad los señalamientos que Andrés Manuel lanza por la supuesta corrupción que aún permea en los órganos del PJF; un descontento que lo ha movido a impulsar y enviar para el 2024 la Reforma Judicial.
Incluso llegó a comparar el mandato de Norma Piña con el de Arturo Zaldívar, al afirmar que con este último sí se podían actuar contra las y los “jueces que protegen a criminales”, así como con el nepotismo judicial: “Se da el cambio y ya de plano regresó no diría que a lo de antes, sino peor”.
“Ya es mucho el cinismo de los ministros de la Corte (...) la mayoría y en este caso de la presidenta”, reprochó y acusó a la máxima del PJF de usar “argucias legaloides” para violar la Constitución al aprobarse sueldos mayores al del Ejecutivo. Todo ello como parte del reproche que lanzó por la solicitud de la SCJN para aumentar en un 4% su presupuesto, ante el riesgo de un eventual recorte.
“No es que les haga falta. Tienen de más, porque además del presupuesto tienen un fideicomiso de 20 mil millones de pesos”.
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Un acuerdo no concretado
Con la iniciativa para eliminar los 13 fideicomisos del PJF se vislumbró un eventual punto de acuerdo entre López Obrador y Norma Piña, toda vez que el primero propuso destinar los recursos a las víctimas del Huracán Otis en Acapulco y otras zonas afectadas de Guerrero.
En una misiva, Norma Piña aceptó la proposición del Jefe del Ejecutivo que representaba un donativo de aproximadamente 15 mil millones de pesos. No obstante el canal por el cual se concretaría la donación no terminó de definirse, el tiempo transcurrió y al final el ministro Laynez Potisek concedió una suspensión para frenar la desaparición de los fideicomisos.
López Obrador condenó la resolución del magistrado y, paralelo a ello, puso en duda la palabra de Norma Piña y su disposición para apoyar a las y los damnificados:
“Decía yo, son dos cosas: o ella simuló y nada más fue salir al paso y al mismo tiempo alentó lo de los amparos— o sea, el doble discurso, la doble moral, la hipocresía. O lo otro es que fue sometida a fuertes presiones de los mandamás, porque una cosa son los cargos formales y otra cosa es el poder real”.
ASG