Nueva York, la ciudad más vigilada del mundo

Historia

Tras los ataques de 2001 la modernización tecnológica del departamento policiaco más grande de EU no sirve solo para detectar tramas terroristas, sino para resolver crímenes menores, lo que ha dado pie al abuso

En el Metro se instalaron miles de cámaras y lectores de matrículas, además de vigilancia canina. Reuters
Juan Alberto Vázquez
Nueva York /

Actos terroristas frustrados, presupuestos históricos, despliegue tecnológico y abusos por parte de la policía son algunas de las consecuencias de haber convertido a Nueva York en la ciudad más vigilada del planeta tras los ataques a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.

Un ejemplo de la tecnología aplicada a la vigilancia se vio durante el llamado “juicio del siglo”, contra el narcotraficante mexicano Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, celebrado entre noviembre de 2018 y enero de 2019.

Quien acudió de manera rutinaria se acostumbró a la presencia de militares —tanto en el lobby de la Corte de Brooklyn como afuera de la sala donde se celebraban las audiencias— controlando equipos de rayos X para detectar armas químicas, biológicas, explosivos o bombas sucias.

Bajo la lógica de que las organizaciones terroristas buscan hacer daño en eventos de alto perfil con mucha cobertura mediática, un comando perteneciente al 24 equipo de Apoyo Civil de la Unidad de Armas de Destrucción Masiva maneja dicho equipo.

Éste también es regular en desfiles como el del Día de Acción de Gracias, en conciertos masivos en plaza públicas, en la celebración de año nuevo en Times Square o en eventos deportivos como el Maratón de Nueva York.

A 20 años de los ataques terroristas a las Torres Gemelas, la ciudad se transformó en muchos sentidos. El bajo Manhattan, una de las zonas más antiguas de la urbe, se reinventó a partir de la construcción del museo y monumento nacional, inaugurado en mayo de 2014 y construido sobre las ruinas de lo que fue el complejo financiero World Trade Center.

Pero viendo lo atractivo que resultaba para terroristas y guionistas de Hollywood orquestar ataques sobre la ciudad, la seguridad se convirtió en prioridad de las autoridades.

Desde que finalizó el primer lustro del siglo el gasto del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD), en rubros de inteligencia y contra terrorismo, se multiplicó de 83 millones de dólares en 2006 a casi 350 en 2021, sumando más de 3 mil millones en los últimos 15 años, según cifras de la misma corporación.

Con dicho presupuesto se ha capacitado al personal, instalado miles de cámaras (rebasan las 15 mil) y lectores de matrículas de vehículos, activado drones de vigilancia aérea y poderoso software de reconocimiento facial, además de poner en marcha decenas de camionetas con equipos de rayos X, como los que había en el juicio del Chapo, que cuentan con la capacidad de mirar a través de puertas y cajuelas de los automóviles.

La modernización tecnológica del departamento de policía más grande de Estados Unidos, empero, no se limita a detectar y desmantelar tramas terroristas, sino a resolver crímenes menores, lo que ha dado pie al abuso policial.

Uno de los mejores ejemplos sucedió hace un año luego de que el activista afroamericano Derrick Ingram fuera identificado en su hogar gracias a las herramientas de reconocimiento facial y al espionaje a que fue sometido tanto en sus redes sociales como en su casa a través de drones.

El presunto delito que cometió Ingram fue enfrentar y dañar con su megáfono el oído interno de una oficial de policía durante una manifestación del Black Live Matter en junio de 2020. Luego de que un equipo intentara detenerlo en su casa sin orden judicial, se entregó para ser liberado después y su caso desestimado por la presión de activistas y la prensa.

El NYPD utilizó la tecnología de reconocimiento facial en al menos 22 mil casos entre 2017 y 2022, lo cual “amenaza el derecho a la manifestación y entraña el riesgo de exacerbar una actuación policial racista”, denunció Amnistía Internacional, organización que se suma a otra docena de instituciones que piden “prohibir el uso de la tecnología de reconocimiento facial por parte de todas las agencias gubernamentales en la ciudad”.

La ciudad tiene registrados miles de rostros de turistas, incluidos aquellos que optaron por la zona del museo monumento, que la mañana del sábado estará más vigilada que nunca.

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