Rusia se comprometió ayer a una desescalada en torno a Kiev y a la ciudad de Chernígov, en Ucrania, para “incrementar la confianza mutua y crear las condiciones para más conversaciones”, pero Occidente mostró gran escepticismo.
El anuncio ruso fue hecho tras una reunión de los negociadores en Estambul, con el fin de buscar una salida a un conflicto que se inició con la invasión a Ucrania ordenada por Vladímir Putin el 24 de febrero.
El Estado Mayor ucraniano advirtió anoche que “la llamada ‘retirada de tropas’ es probablemente una rotación de unidades individuales que busca confundir al comando militar” de Kiev.
También las potencias occidentales, encabezadas por EU, tomaron con escepticismo la promesa rusa.
El portavoz del Pentágono, John Kirby, afirmó que Moscú movió “un número pequeño” de unidades militares cerca de Kiev y descartó que se trate de “una retirada real”.
Al preguntársele sobre si el anuncio ruso era una señal de progreso en las negociaciones, Joe Biden declaró: “Ya lo veremos. No sé qué pensar hasta que vea cuáles son sus acciones”.
En conversación telefónica, los mandatarios de Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Alemania e Italia urgieron a sus aliados a no bajar la guardia.
Mientras tanto, Bélgica anunció que expulsará a 21 diplomáticos rusos sospechosos de espionaje, Países Bajos a 17, Irlanda a cuatro, Macedonia del Norte a cinco y República Checa a uno.
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