La Organización Panamericana de la Salud (OPS) lanzó una alerta sanitaria sobre la nueva “grave crisis“ de resistencia a los antibióticos y antimicrobianos de alto espectro por la prescripción “indebida”, sin sustento científico, de ivermectina, azitromicina y cloroquina a pacientes hospitalizados y tratados ambulatoriamente con la enfermedad de covid-19.
“Nuestra alerta epidemiológica observó recientemente el surgimiento de bacterias resistentes a los antimicrobianos de último de último recurso, con una magnitud y una complejidad que no se habían descrito hasta ahora".
"En nuestra región, varios países como Argentina, Uruguay, Ecuador, Guatemala y Paraguay están notificando alzas abruptas en la detección de infecciones fármaco-resistentes que seguramente contribuyeron al alza de la mortalidad que hemos visto durante la pandemia entre los pacientes hospitalizados”, explicó Carissa F. Etienne, directora de la OPS.
Si bien, aclaró, el efecto nocivo del uso indiscriminado de los antibióticos y antimicrobianos se verá dentro de unos ocho años, “no podemos esperar para actuar, comencemos hoy antes de la Semana Mundial para la Concientización sobre los Antimicrobianos, que es más pertinente en el contexto de la pandemia. Necesitamos que todos los países trabajen juntos ahora para controlar el alza de la resistencia a los antimicrobianos, de manera que podamos utilizar estos fármacos para tratar enfermedades y prevenir una crisis sin precedentes”.
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La OPS, comentó, desde hace 25 años se ha dedicado a vigilar la resistencia a los fármacos contra las bacterias. “ es una emergencia mundial que provoca una 700 mil muertes al año. Ya estamos enfrentando una pandemia grave por covid-19 y una pandemia paralela, que puede ser silenciosa, se está relacionando con la resistencia a los antimicrobianos. Esto ya está entre nosotros”.
Por ello, la OPS convocó a los países incluir dentro de su red de vigilancia epidemiológica y de análisis de laboratorios cómo se está dando dicha resistencia farmacológica para tomar acciones hacia un futuro cercano; asimismo impedir que la gente compre dichos tratamientos sin receta médica.
“Los antimicrobianos se siguen utilizando indebidamente para tratar las infecciones de covid, por lo tanto, los países deben de promover pautas de tratamiento sobre bases científicas y claras; de modo que los clínicos sepan cuándo deben de recomendarse. Sólo con una mejor rectoría, prevención de las infecciones y control de las mismas que podemos prevenir, se evitará la diseminación de la resistencia”.
Los países y la industria farmacéutica también deben de invertir en nuevos tratamientos contra las bacterias y los microbios. “La cartera actual de nuevos antimicrobianos es bastante escasa, pero seguimos utilizando estos fármacos para tratar todo una gama de infecciones.
“De la misma manera en la que logramos canalizar nuestra capacidad colectiva para crear diagnóstico y vacunas para covid en tiempo récord, necesitamos el compromiso y la colaboración para formular antimicrobianos asequibles nuevos. Todo fármaco nuevo debe de estar al acceso de los países, independientemente del nivel de ingresos. Y este es el foco central del fondo estratégico de la OPS que ayuda a los países a mantener el costo de los medicamentos, de los productos, bajo control y también garantizar el suministro adecuado”, expresó.
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El uso indiscriminado de antibióticos se dio en unidades médicas, en terapias intensivas y también como parte de los tratamientos ambulatorios para combatir la actual pandemia. “Hemos visto el uso indiscriminado de microbianos y otros fármacos prescritos a niveles sin precedentes, con consecuencias potencialmente graves en los próximos años.
“Los datos hospitalarios de la región muestran que del 90 al 100 por ciento de los pacientes hospitalizados recibieron antimicrobianos como parte del tratamiento contra covid-19, al tiempo que sólo el 7 por ciento de estos pacientes padecieron una infección secundaria que exigió el uso de estos medicamentos”, dijo.
Los antimicrobianos, recordó Etienne, “son fármacos cruciales, con la posibilidad de salvar vidas, pero deben utilizarse de manera responsable dado que las bacterias pueden presentar resistencias y tornar ineficaces estos fármacos con el tiempo. De hecho esto es exactamente lo que estamos viendo por el uso exagerado e indebido de antibióticos y otros antimicrobianos”.
Para la directora de la OPS está situación resulta grave porque “estamos arriesgando perder los fármacos, a los cuales hemos recurrido, para tratar infecciones comunes. Nuestra alerta epidemiológica reciente observó recientemente el surgimiento de bacterias resistentes a los antimicrobianos de último recurso, con una magnitud y una complejidad que no se habían descrito hasta ahora”.
Por un lado, las autoridades sanitarias utilizaron este tipo de fármacos ante el aumento de procedimientos invasivos de intubación o de respiración artificial, complicaciones de enfermedades como la diabetes que aumentaron los casos de micosis bacterianas.
Y a ello se suma la limitada disposición de guantes y batas, dijo, cambios en la limpieza y en las prácticas de desinfección; factores qué contribuyeron a la diseminación más rápida de estas infecciones.
“Los antimicrobianos se han utilizado indebidamente fuera del entorno nosocomial. Fármacos como Ivermectina, azitromicina y cloroquina se utilizaron de manera generalizada como tratamiento no comprobados, incluso después de haber tenido datos científicos sólidos de que no eran beneficiosos para los pacientes con covid”.
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Es preciso indicar, abundó, las “muy graves consecuencias” que se están dando por “la resistencia a los fármacos microbianos” en plena pandemia.
Las autoridades de salud, subrayó, deben recetar sólo este tipo de medicamentos cuando sea necesario, “porque el uso indebido de estos fármacos es dañino para los pacientes y también para la salud pública. Los países deben de asegurarse que las personas no compren antibióticos y antimicrobianos sin receta médica”.
El uso responsable también se debe de dar en el ámbito veterinario, sobre todo entre el ganado y la agricultura, porque ha acelerado la diseminación de agentes patógenos resistentes a los antibióticos transmitidos través de los alimentos.
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