Las campañas políticas representan un reto para el cumplimiento de las medidas sanitarias para prevenir los contagios de coronavirusSARS-CoV-2, debido a la alta concentración de personas en un punto, sin respetar la sana distancia o usar adecuadamente el cubrebocas, para aminorar los riesgos.
Por más esfuerzos que los equipos de los candidatos hacen, las personas no mantienen la sana distancia, y en ocasiones ni el aforo, pues es además una campaña apresurada, con pocos días para que la población conozca a los candidatos, y por ello las personas quieren aprovechar las oportunidades para escuchar a los aspirantes.
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Jaime Ramírez, candidato del PAN-PRD a la alcaldía de Atotonilco de Tula, ha encabezado múltiples reuniones en los últimos días; a su séquito de colaboradores se añade el número de personas que se congregan en sus reuniones.
La gente, por lo regular, lo recibe bien; tiene los viejos modos de un candidato, saludar persona por persona a su llegada, para no dejar a nadie fuera y herir susceptibilidades. Tarda muchos minutos en terminar este ritual, que por la pandemia debería evitarse, pues si bien sólo choca el puño con cada uno de los asistentes, el contacto físico existe.
Y no es el único, detrás de él va su esposa, saludando también de puño a cada uno de los asistentes. Candidato, esposa y planilla, portan su cubrebocas, y en la medida de lo posible hacen lo necesario por acatar algunas medidas, no siempre se puede, cuando se es un candidato que busca el apoyo del voto ciudadano para encabezar una alcaldía tan complicada como la de Atotonilco de Tula, que se vio envuelta en escándalos por excesos en algunos gastos, falta de transparencia y la sombra de un hombre que nunca dejó la alcaldía a pesar de tener otro puesto público.
Evento tras evento es lo mismo. A diario tiene contacto físico, por saludo de puño, con decenas de personas, pero no es el único riesgo. El micrófono, utensilio indispensable para ser escuchado por los asistentes a sus reuniones vecinales pasa por muchas manos, sin las precauciones debidas que debieran aplicarse, como una desinfección continúa. El enemigo es invisible.
Danahe Pérez, aspirante de un naciente partido, Más por Hidalgo, a la alcaldía de Atotonilco de Tula, también enfrenta esta problemática: en sus reuniones hay concentraciones de personas sin respetar las medidas sanitarias como la sana distancia, o en casos más extremos, no portar cubrebocas.
Él mismo se retira en algunos momentos el cubrebocas, para algunas fotos, videos o para hablar por micrófono, el mismo que antes o después es usado por otras personas que acuden a sus reuniones, algunas sin cubrebocas o mal colocado, lo que lo convierte en un foco de contagio.
Así los encuentros entre candidatos y ciudadanos sin la sana distancia recomendada y el cumplimiento de otras medidas sanitarias continuarán, quizá, sólo en el peor de los casos, favorezcan a un rebrote del nuevo coronavirus, que en esta demarcación ya ha arrebatado más de 30 vidas hasta el momento.