El consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, aseguró que el periodismo, como la democracia, en México y en el mundo, enfrenta tiempos difíciles, de involución, en los que el conocimiento racional compite con la superchería, el pensamiento mágico y “los otros datos”.
“El periodismo, como la democracia, enfrenta actualmente nuevos y graves retos y dilemas propios de nuestros tiempos, tiempos recios, parafraseando a Vargas Llosa, en los que soplan vientos de regresión autoritaria, de concentración, o de intento de ello, de poder en los ejecutivos o peor todavía, de erosión democrática”, advirtió Córdova.
“Problemas que tienen que ver con la evolución de las audiencias, las crisis de los modelos de negocio que sostenían a los medios hasta hace algunos años, la proliferación exitosa de teorías de la conspiración, el regreso impensable, pero real, de tiempos de involución ilustrada, de reivindicación de la superchería y del pensamiento mágico, de ‘los otros datos’ que alimentaban y alimentan el oscurantismo”, dijo el consejero.“La democracia vive tiempos inéditos en los que se enfrentan graves desafíos que incluso han llevado a cuestionar a la supervivencia de la democracia misma”, alertó.
Así lo aseguró el consejero presidente del INE al participar en el acto de clausura del Foro Internacional “La importancia del periodismo en la integridad electoral”, en el que destacó el lema del periódico estadunidense The Washington Post: la democracia muere en la oscuridad.
Córdova lamentó los casos de periódicos mexicanos que en otros tiempos fueron críticos y que ahora se han convertido en “órganos propagandísticos al servicio del poder”.
Calificó de penosos y vergonzosos “los casos de una prensa otrora crítica e independiente que, con el tiempo, se convierten en órganos propagandísticos al servicio del poder y ejemplos hay muchos, basta ver las ocho columnas de algunos diarios o de algún diario el día de hoy”.
Además, dijo que “son penosos y vergonzosos, diría yo, los periodistas que fueron, en algún momento, nuestros puntos de referencia en los tiempos de la lucha por democratizar nuestro país y que hoy son obsequiosos, alabadores, del poder que busca erosionar a la democracia”.
Aseguró que todos los autoritarismos, sin excepción, “tanto los del siglo XX, como las nuevas expresiones autoritarias que están surgiendo en el siglo XXI, han convertido la prensa libre en su enemigo, han señalado, acosado, estigmatizado y atacado directa o indirectamente a las y los periodistas”.
Y acusó que esos regímenes autoritarios “requieren de una prensa adormecida, fiel, sumisa, que lejos de trabajar para la ciudadanía esté al servicio del propio régimen, una prensa que muy lejos de hacer periodismo se dedique a hacer propaganda, a repetir los dictados del poder, a elogiarlos, a ocultar la realidad si es necesario y en algunos casos, a atacar a los opositores del régimen, que por cierto, pueden no ser opositores del régimen, son aquellos a los que el régimen bautiza como sus opositores, lo sean o no”.
El consejero presidente dijo que así como el periodismo, la democracia enfrenta problemas como la recreación de posverdades que irrumpen con gran influencia en la opinión pública, el impacto de las nuevas tecnologías, el acoso de los poderes fácticos, especialmente del crimen organizado, los ataques desde el poder legal, desde el poder público y el desencanto, la desconfianza y el escepticismo de muchas personas, sobre todo las más jóvenes.
Ante ello, dijo que no se puede aspirar a una mejor democracia y a un mejor periodismo si se vulneran los principios fundamentales de cada uno, por lo que llamó a defender el periodismo que vigile y acote al poder.
“El periodismo no decide ni gobierna, pero claro que puede ser el precursor de cambios sociales importantes y una herramienta que, al servicio de la ciudadanía, puede vigilar, me atrevería a decir, debe vigilar al poder, cuestionarlo, limitarlo y hacerle contrapeso; en pocas palabras, hacer democracia, porque la democracia significa eso: un poder acotado, un poder limitado, un poder regulado desde abajo, desde la propia ciudadanía”, finalizó.
JLMR