Andrea Velázquez encendió un cerillo y comenzó a prenderle fuego a su título como licenciada en Ingeniería Química en el campamento pro palestina que se instaló desde el 2 de mayo en la explanada de Rectoría de la Ciudad Universitaria de la capital.
Después de cinco años estudiando en la Universidad Nacional Autónoma de México, Velázquez decidió protestar, aunque sea de manera simbólica, contra el gobierno israelí y en solidaridad con el resto de estudiantes en el mundo que se manifiestan de la misma manera.
"Había visto todo lo que ha pasado en Estados Unidos con estas personas que están atacando a los estudiantes y los mismos policías entonces dije: 'hay que hacer algo, aunque sea meramente simbólico, en solidaridad con ellos'", dijo en entrevista para MILENIO.
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Rodeada de jóvenes con banderas de Palestina, algunos con el rostro tapado, y en medio de consignas que decían: "Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá", Andrea Velázquez le dio fin —de alguna manera— a su relación con la UNAM mientras su título se quemaba desde abajo hasta arriba.
Andrea no es la única, más de una veintena de jóvenes instalaron casas de campaña y advierten no moverse de este lugar hasta que la UNAM se pronuncie y condene la muerte de más de 31 mil palestinos, en su mayoría mujeres y menores de edad, que han dejado los bombardeos de Israel en la Franja de Gaza.
Asimismo, el movimiento busca el fin de relaciones estudiantiles con la Universidad Hebrea de Jersualén, la Cátedra Rosario Castellanos y el fin de becas otorgadas Instituto Weizmann de Ciencias, señaló el movimiento en un comunicado difundido en redes sociales.
El rompimiento con estas instituciones educativas se debe a que supuestamente realizan investigaciones armamentísticas y de inteligencia utilizadas en contra del pueblo palestino, acusó una miembra del movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones en México en entrevista con MILENIO.
"Lo que generan estas universidades son armas y técnicas de represión que justamente son probadas en campo, o sea, en este momento. Mientras el bombardeo sucede están mostrando todo el desarrollo armamentista que tienen como si fuera una expodefensa, como si fuera un catálogo de maquillaje.
"Nuestros gobiernos lo compran y ¿qué hacen con esto? Reprimen los movimientos sociales, espían académicos, activistas, periodistas y militarizan la frontera de México con Estados Unidos", acusó la activista.
La activista, que también forma parte del plantón en Rectoría, cuestiona el por qué la UNAM se presta a estos convenios si uno de sus valores es el humanismo, pero confía en que de lograr que la Universidad se pronuncie en contra de esta situación el resto de instituciones en el país puedan seguir su ejemplo.
"Esperamos que esto sea una semilla para que en otras universidades en nuestras instituciones académicos, los estudiantes y los académicos empiecen a cuestionar a sus autoridades", añadió.
aag