Este fin de semana se presentó en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes el libro “Las voces del Centro Histórico: la lucha por el espacio en la Ciudad de México”, el cual narra a través de los testimonios de los comerciantes que laboran en este espacio los contrastes que ha vivido la capital a lo largo de su historia, y que lo han convertido en un territorio de deseo y disputa.
“Las voces del Centro Histórico: la lucha por el espacio en la Ciudad de México” es un libro de Marianne Braig y Carlos Alba, editado por El Colegio de México y la Universidad Libre de Berlín, en el se recogen más de 40 relatos identificadas en el espacio público: vendedores en vía pública, líderes de los vendedores, políticos, grupos religiosos y las autoridades de este espacio.
En ese sentido, Braig destacó a partir de las narraciones de la gente se hace visible la pluralidad y diversidad que coexiste en el Centro histórico y la globalización. Además, señaló que el estudio rompe mitos sobre la percepción de este espacio, ya que no solo es un lugar de comercio, sino también un espacio donde las personas están haciendo su vida.
“Cuando nosotros comenzamos el estudio había mitos, que nadie vive en el centro histórico que nadie está, que está muerto, que son puras bodegas, no es así, están miles de gentes trabajando en diferentes espacios, en diferentes escalas, hay personas que trabajan en la calle pero también hay muchos mayoristas que también están trabajando haciendo su vida y son los políticos locales que interactúan y son los sectores culturales y religiosos es una pluralidad y diversidad impresionante”, indicó
La presentación se llevo a cabo en el marco del Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México, contó con la moderación de Jean François Prud’ homme y la participación de Mario Barbosa, Marcela Briz, Erick Serna y la diputada Maria Rosete.
La diputada Maria Rosete destacó que el libro es un punto de partida para visibilizar la importancia del comercio en este espacio público, ya que son una parte importante para la derrama económica del país y no son reconocidos como sujetos de derechos.
“En este lugar convergen hombres y mujeres que tienen como nosotros la legítima aspiración de vivir mejor, hay personas de todos los espacios de la República en su lugar de origen no encontraron oportunidad y llegaron aquí con la esperanza y la fe firme de un mejor presente se han enfrentado a la adversidad y el estigma social porque el trabajo en el espacio público no es un crimen es una opción de vida”, dijo Rosete.
KGE