A unas horas de que se defina la ratificación o sustitución de Mario Alberto Rodríguez Casas como director general del Instituto Politécnico Nacional (IPN), un ex director e integrantes de la comunidad politécnica opinan sobre el perfil que debe cumplir la próxima cabeza, así como el rumbo que debe seguir la institución.
Las consideraciones son las mismas: apostar por la continuidad en la dirección, sería dejar al Politécnico en una parálisis que no le conviene en tiempos de pandemia, pues el papel que debe cumplir esta casa de estudios es fundamental para el desarrollo educativo, científico y tecnológico del país.
En la antesala del 85 aniversario del IPN, coinciden que la dirección que encabezará por los próximos años al instituto deberá garantizarle paz social y, para ello, tendrá que atender temas urgentes como las denuncias de violencia de género.
Miguel Ángel Correa Jasso, ex director del IPN en el periodo 2000-2003, advirtió que hay varios indicadores que arrojan un deterioro del Politécnico tanto en los rankings educativos internacionales, como en la resolución de demandas antiguas como la consolidación del Congreso Nacional Politécnico.
Alertó que el IPN enfrenta uno de sus periodos más críticos en deserción escolar como consecuencia de los desafíos de la educación a distancia, ante lo cual, dijo, no existe un plan estratégico para evitar que hasta un 30 por ciento de los estudiantes estén en riesgo de abandonar sus estudios.
“Las quejas de los propios jóvenes es que no han recibido mucho apoyo institucional para realizar su trabajo y no tenemos políticas claras para retener a todos los jóvenes que se nos están yendo, se habla de un 25, 30 por ciento de deserción, no es una cosa menor.
“Es un tema urgente, es cuestionable la manera en que se está llevando el modelo a distancia. ¿Cómo forma usted a un ingeniero sin que esté de manera presencial en su taller, un biólogo en un laboratorio, hay buena paquetería, pero no sustituye lo presencial. Hay que darle solución a esto, si no son causa de deserción”, señaló.
Correa Jasso consideró que la actual dirección no ha hecho un esfuerzo por realizar el Congreso Nacional, con lo que queda pendiente la gran demanda del movimiento estudiantil de 2014, que llevó a una prolongada huelga al instituto.
“Los dos directores que han tenido la responsabilidad han hecho mutis por el foro. Para que se dé el congreso, el director general tiene que estar convencido y echarlo a caminar, cuando no quiere va a parar todo y es muy fácil que desde el poder de la dirección general hacer que no pasen las cosas, o bien hacer que se hagan si uno tiene la voluntad”, indicó.
Por ello, instó a quien esté al frente de la dirección por los próximos tres años a ser muy sincero con la institución, pues transformarla requiere de un conocimiento muy profundo de su realidad.
“Necesitamos un experto en el Politécnico, un gran experto en los temas educativos, también en el manejo de los conflictos sociales, con gran experiencia, no podemos estar improvisando”, manifestó.
En tanto, Marco Antonio Méndez, presidente del Consejo Nacional de Egresados del IPN, advirtió que la institución no requiere de un relevo burocrático, sino que la autoridad federal considere los perfiles que diversas agrupaciones han puesto sobre la mesa para encabezar al Politécnico.
Por ejemplo, dijo, este Consejo envió a la SEP una terna conformada por Juan Daniel Ramos Sánchez, egresado de la Escuela Superior de Economía; Óscar Escárcega Navarrete, de la Escuela Superior de Medicina; y Octavio Paredes López, de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas.
“Es muy importante que no solo se haga un relevo burocrático, esperamos que el Presidente tome en cuenta la opinión que se ha expresado en diversos foros del Poli.
“Consideramos que debe quedar al frente del IPN una persona honesta, conocedora del instituto, tanto en el aspecto académico, investigación, laboral, sindical, entre otros”, señaló.
Recordó que diversas organizaciones de egresados, investigadores, docentes, estudiantes y trabajadores del IPN han manifestado su desacuerdo con la gestión de recursos y toma de decisiones al interior del instituto.
“La comunidad opina que el Politécnico no está bien, por eso debe haber un relevo para que el Instituto siga una marcha en paz, equilibrada y pensando en una mayor calidad académica y de investigación”, consideró.
Balfre Nava, director de la revista politécnica, México Educativo y profesor del IPN desde hace 50 años, aseguró que los politécnicos han expresado sus opiniones en diversos foros y han alertado sobre el deterioro de la institución, en parte, por los recortes presupuestales.
Por ello, señaló, el próximo director de esta casa de estudios debe protegerla de los embates presupuestales, pero sobre todo, tener un perfil científico para que pueda comprender los requerimientos del instituto, en especial tras la pandemia.
“Hace un año hubo problemas con el subejercicio de presupuesto, hace unos meses hubo problemas con la plataforma para registrar las calificaciones y grupos en plena pandemia, todos estos acontecimientos le han costado al IPN. El presidente debe hacer todas estas consideraciones en su decisión final”, expuso.
A más tardar el 20 de noviembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador deberá dar a conocer la renovación o ratificación de la dirección general del IPN.
Pese a que recientemente, el primer mandatario encomendó al secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, designar o ratificar al director, el artículo 12 de la Ley orgánica del Instituto establece que el nombramiento es facultad exclusiva del titular del Ejecutivo.
La dirección del IPN es por tres años, con posibilidad de cumplir un segundo periodo. Deben ser mexicanos por nacimiento y mayor de 30 años de edad.
Entre la comunidad politécnica se han formulado algunos aspirantes como Guadalupe Vargas Jacobo, actual secretaria del politécnico, así como Eleazar Lara Padilla, secretario de la Comisión de Operación y Fomento de Actividades Académicas del IPN.
Mario Alberto Rodríguez Casas, ingeniero bioquímico egresado de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB), ha impulsado la educación 4.0 y el uso de tecnologías. No obstante, la misma institución ha reconocido que ante la pandemia no estaban preparados para una educación híbrida.
ledz