Los tiempos de sucesión en la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se han adelantado y, en breve, varios personajes con perfiles muy distintos pugnarán por regir los destinos de la máxima casa de estudios del país. En el trasfondo no solo estarán los equilibrios internos de la universidad, sino visiones encontradas en su forma de relacionarse con la Cuarta Transformación.
A continuación se nombran por bloques sin relación a orden de prelación alguna. Los datos fueron proporcionados por distintas fuentes consultadas por MILENIO al interior de la Universidad, con conocimiento detallado sobre la estructuración de los grupos que se han ido conformando de cara a la sucesión.
Dos de ellos, serían críticos o con mayor distancia respecto a la 4T, debido las políticas en materia de ciencia, educación y política que ha instrumentado el gobierno federal.
William Lee, del grupo de los "científicos" y crítico de la Ssa
En este bloque se halla como uno de los contendientes más fuertes el astrónomo William Lee, coordinador de Investigación Científica de la UNAM, del grupo de los “científicos”, comunidad que ha sido severamente relegada por los escasos apoyos a la ciencia durante la presente administración.
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Fue director del Instituto de Astrofísica de la UNAM y es egresado de la Facultad de Ciencias, con un perfil que destacó por la articulación de la estrategia de información universitaria durante la pandemia, llevándole a tener una postura crítica ante la Secretaría de Salud; por ello mismo, planteó tomar la crisis sanitaria como una oportunidad de solicitar al gobierno mayor inversión en ciencia y educación.
Leonardo Lomelí, el economista que ha defendido la autonomía universitaria
En un ala también con distancia de la 4T, destaca Leonardo Lomelí, secretario general de la Universidad, economista e historiador, y ex director de la Facultad de Economía, quien se preparía para contender por segunda ocasión , ya que en 2015 también buscó la Rectoría, pero perdió ante Enrique Graue.
Respaldado por los economistas, le contrapone con la administración federal la apertura que se dio en la Facultad de Economía a Carlos Urzúa, ex secretario de Hacienda que renunció con aires de ruptura al gobierno federal; mal visto en Palacio Nacional, se le otorgó una cátedra.
Aunque a ojos de algunos universitarios Lomeli parecería un candidato de continuidad, también ofrecería un perfil de relevo generacional por su edad y disciplina: historiador de 53 años.
Además, desde la secretaría se ha mantenido con una férrea defensa de la autonomía universitaria ante las constantes críticas del gobierno federal que buscan minar la institucionalidad de la Universidad.
“Tiene una experiencia probada, reune dos características que no tienen los demás candidatos: conocimiento profundo de la institución y renovación intrínseca. Es un científico social y humanista”, consideró Hugo Casanova, investigador del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE).
Guadalupe Valencia y Patricia Dávila, cercanas a la 4T
Del lado más cercano a las simpatías de la 4T se encuentra Guadalupe Valencia, coordinadora de Humanidades de la UNAM. Socióloga que ha establecido puentes de comunicación entre la Universidad y las autoridades federales al abrirle las puertas de la UNAM a Claudia Sheinbaum para participar como ponente en una conferencia social el año pasado.
Así también Patricia Dávila, secretaria de Desarrollo Institucional de la UNAM y ex directora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala en dos periodos: 2012-2016 y 2016-2020 y que habría coincidido con la jefa de Gobierno con licencia en la Facultad de Ciencias de la UNAM.
Álvarez Icaza, cercano al STUNAM
En otro bloque más alejado del poder y centrado en los asuntos de la universidad se encontrarían Luis Álvarez Icaza, secretario administrativo de la UNAM, ex director del Instituto de Ingeniería y hermano del senador Emilio Álvarez Icaza, quien ha cuestionado las políticas del actual gobierno. Sin embargo, destaca por su gran influencia en el STUNAM.
En la lista también figuraría Raúl Contreras, director de la Facultad de Derecho, y forma parte de los abogados que avalaron el dictamen del plagio de tesis de la ministra Yasmín Esquivel.
El eterno rebelde, Imanol Ordorika, histórico dirigente del Consejo Estudiantil Universitario y hoy director de Evaluación de la UNAM, quien pugna por cambiar estructuras en la definición de la persona que encabece la Rectoría. No obstante, no cumple con el requisito de haber dirigido alguna facultad o instituto, por lo que no ha pasado el tamiz de la Junta de Gobierno.
Por último, y el más improbable a los ojos de algunos universitarios porque se trataría de un cuarto médico de manera consecutiva. Germán Fajardo Dolci, director de la Facultad de Medicina, del grupo de los médicos, al que pertenece el actual rector Graue.
“Tiene una inercia en términos de que los médicos han tenido presencia importante, esa misma inercia hace poco predecible tener un cuarto médico en la rectoría. Pero no descartemos, tiene una gran trayectoria, ha pasado por Junta de Gobierno, y goza de la favoritismo de un gran sector”, agregó Casanova.
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Observan pocas probabilidades de injerencia externa en relevo
Investigadores de la UNAM coincidieron que pese a lo atribulado del contexto político de México, las decisiones en la Universidad se mantendrán ajenas a los vaivenes de la política nacional.
Roberto Rodríguez, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, consideró que el fallo de la Junta de Gobierno se mantendrá intocable a los intentos de intervención política externa.
“Yo creo que ese tipo de incidencias sólo puede darse a través de dos conductos: movilizando apoyos y simpatías, que tengan esa capacidad de formar conglomerados que estén apoyando a determinada candidatura, o bien, algún tipo de acercamiento con la Junta de Gobierno, pero lo veo muy difícil. Los integrantes de la junta tienen pocas posiciones políticas como tal, es una junta fundamentalmente de académicos, investigadores, profesores. Son muy celosos de su independencia, constituyen una gran barrera”, explicó.
Hugo Casanova, investigador del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE), advirtió que las voces externas a la Universidad siempre estarán presentes y se deben escuchar, lo importante es que la comunidad universitaria sepa discernir entre lo que le compete y lo que no para su futuro.
“El presidente va a seguir dieciendo cosas, lo tenemos que escuchar, lo importante es como comunidad universitaria cómo recibimos esos mensajes, los debemos recibir desde una perspectiva universitaria, y pensar de una manera proactiva para la Universidad. Una institución que transita a una fase de renovación profunda”, señaló.