Reducir la corrupción: espectáculo o solidez

Un gobierno que cree que la lucha contra la corrupción es un asunto de mandato, de moralidad o de buenas intenciones se engaña a sí mismo y a los ciudadanos.

Un esfuerzo de lucha contra la corrupción no puede dejar de ser un acto político donde diferentes actores intentan ganar puntos y legitimidad.
Nexos
Ciudad de México /

Por: David Arellano Gault, Gabriel Rojas y Laura Zamudio González

Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos

Además del simplismo de la retórica de muchos esfuerzos anticorrupción, vale la pena señalar la politización inherente a la lucha contra la misma. Existe un problema de origen en toda política anticorrupción: generalmente debe ser apoyada e impulsada por actores políticos relevantes que verán afectadas sus ventajas y prácticas si se reduce la impunidad. Este problema de origen generalmente es minimizado en la discusión. Si toda política o esfuerzo anticorrupción desde un organismo internacional o gobierno es también un proyecto político, es importante hacer explícita dicha lógica política para impulsar esfuerzos con más probabilidades de transformar un sistema de corrupción. Es por ello que el impacto a un sistema de corrupción difícilmente se logra a través de casos aislados, o impulsando espectáculos mediáticos como ocurre en México.

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