Reforma judicial: entre mucho rollo y pocas propuestas defienden o critican propuesta

Los foros buscan la discusión y refexión de la necesidad de una reforma del poder judicial que encabeza la ministra presidenta Norma Piña Hernández.

La diputada Maria Clemente se levantó, rompió unas hojas y culpó que la justicia no sea pareja para la comunidad trans | Javier Ríos
Ciudad de México /

La ministra presidenta Norma Piña, la jefa del quizá más corrupto de los tres poderes, rompió el orden de los oradores para ser la última en hablar en el foro inaugural sobre la reforma del Poder Judicial en la Cámara de Diputados. Pero erró: la participación final le tocó a su némesis, el ministro en retiro, Arturo Zaldívar, quien tundió a Piña: 

“A partir de enero de 2023 (cuando llegó la ministra a la SCJN) se destruyó todo lo que se hizo y regresó el nepotismo, el amiguismo y se olvidaron del pueblo”.

Todo empezó pasadas las 17:00 horas. Se registraron 30 oradores, pero al final hablaron 35. Ricardo Monreal, uno de los primeros en tomar la palabra, le dio todo el mérito a Claudia Sheinbaum del foro, pidió escuchar con atención a todos los participantes y luego se fue y no volvió. Gerardo Fernández Noroña, quien reprendió a Monreal en X por irse, le llamó “revolución” a la reforma judicial.

Norma Piña Hernández, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
“El mandato del pueblo es que se reduzca la Corte, que desaparezcan las pensiones vitalicias, que se elijan los integrantes del Poder Judicial por voto, que ningún funcionario gane más que el presidente. El pueblo tiene hambre y sed de justicia".

El dueño de MC, Dante Delgado, con su cara de amargura y su siniestra voz, se tomó más de los cinco minutos acordados solo para denostar al Presidente, recordar que “quiso dar un albazo” junto con Zaldívar y jurar que “con métodos de la Santa Inquisición” se pretende doblegar a los jueces. Su negativa actitud contrastó con el estoicismo de un tal Oscar Bonache, que acudió en representación del fiscal Gertz Manero y que no dijo nada.

En su turno, Jorge Mario Pardo Rebolledo, el ministro calderonista y crítico del Presudente , se manifestó en contra de la reforma. “Los casos de corrupción son la excepción”, dijo y apeló a “defender con honor y con verdad” los derechos laborales. En sus palabras, sin embargo, había resignación: “la sustitución de jueces debe ser de manera gradual para no generar un problema”.
El foro en San Lázaro es el primero para la discusión del tema | Javier Ríos

Luego vino Lenia Batres, la autollamada ministra del pueblo, la que estuvo hace días en un foro abierto sobre la reforma al Poder Judicial, perofue reventado sabe por quiénes. “Las y los impartidores de justicia no somos dueños del Poder Judicial, su único propietario es el pueblo de México que tiene en todo momento el inalienable derecho de modificarlo", dijo y provocó que algunos de los asistentes aplaudieran.

Luego vino Juan Luis González Alcántara Carrancá, otro ministro que propuso López Obrador y que terminó traicionándolo; que ha propuesto “estudiar lo que pasó en Alemania Nazi para entender lo que puede llegar a ocurrir en los países de la región, si no se respeta la democracia y a los poderes judiciales”; y que ayer aseguró que la reforma propuesta no es solución integral. “Se pone en riesgo la justicia y la independencia”.

El ministro Javier Laynez Potisek, el que no sólo frenó los planes del Presidente de utilizar los recursos de 13 fideicomisos del Poder Judicial para reconstruir Acapulco, también detuvo la reforma electoral, apeló a “la meritocracia”, al igual que su colega Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.

Yasmín Esquivel, la que ha sido acusada de plagiar su tesis de licenciatura, defendió la reforma, pero propuso elecciones escalonada de ministros y jueces. Mientras, Alberto Pérez Dayán, uno de los cuatro ministros que el grupo parlamentario de Morena quiso llevar a juicio político por “no apegarse a los principios de austeridad republicana y ganar un salario superior al del presidente”; el que con su voto sepultó la reforma eléctrica del Presidente. En 2021, criticó la prisa del Ejecutivo. “La prisa no es buena consejera, toda reforma merece mayor serenidad”.

Más tarde vino la ministra Loretta Ortiz, la que acaba de dar entrada a la impugnación en contra del Fondo de Pensiones del Bienestar. Se dijo en contra en medio de tanta palabrería.

Luis María Aguilar Morales, el que frenó la distribución de libros, el que se opuso a la consulta de ex presidentes, “uno de los más tenaces violadores de la Constitución” en palabras del Presidente, fue el que más tiempo habló solo para decir que él, que empezó como mecanógrafo, cree en la carrera judicial y rechaza las elecciones de ministros.

Mientras que en su participación, la ministra Margarita Ríos-Farjat reconoció la necesidad de una reforma al Poder Judicial que permita fortalecer y mejorar la carrera judicial, pero de ningún modo eliminarla.

La juzgadora presentó seis propuestas que a su juicio contribuirían a perfeccionar el sistema de justicia para que siga brindando estabilidad y confianza en el porvenir.

Ríos-Farjat instó a fortalecer los poderes judiciales de los estados, los cuales son soberanos para diseñar su sistema judicial, pero hay casos donde los cargos son cuotas de partidos políticos.

"Sería de gran beneficio para la gente que cada estado contara con jueces de primera instancia elegidos por examen y que los magistrados que revisan en apelación fueran jueces ascendidos, con la posibilidad de que la ciudadanía preparada participe en convocatorias públicas para integrar salas de constitucionalidad local", dijo.

Cuando le tocaba a Piña hacer uso de la palabra, el maestro Bernardo Batiz la interrumpió porque ya se estaba saltando. Al mismo tiempo, la diputada Maria Clemente se levantó, rompió unas hojas y culpó que la justicia no sea pareja para la comunidad trans.

La diputada Maria Clemente se levantó, rompió unas hojas y culpó que la justicia no sea pareja para la comunidad trans | Javier Ríos
Entonces vino Piña. “Estamos en un momento crucial”, dijo modulando la voz, metiéndole melodrama. Apeló al miedo del no respeto a los derechos laborales y pidió al Congreso que haga la reforma hasta después de un diálogo verdadero. Hubo unos aplausos tímidos.
Cuando todo parecía haber acabado, Zaldívar tomó la palabra. Le recriminó a Piña que en diciembre pasado se reuniera con magistrados electorales y con el dirigente priista Alejandro Moreno. “Quisieron influir en las elecciones”, acusó a quien ayer salió a azuzar a los trabajadores del Poder Judicial con el fantasma de los despidos y por eso salió hoy el presidente a desmentirla.

Primer foro: 8 de los 11 ministros se opusieron a la reforma. Los casi 36 millones de votos con los que ganó Sheinbaum, sin embargo, “exigen una revolución”, como dijo Noroña.


  • Alejandro Almazán
  • Líder de Google por la Educación para Hispanoamérica

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