Los cuerpos sin vida de Óscar Alberto Martínez de 25 años de edad y su hija Valeria de un año y 11 meses, migrantes salvadoreños que murieron al tratar de cruzar el río Bravo, fueron trasladados desde Matamoros hacia la ciudad de Monterrey para su repatriación.
El traslado inició este jueves, luego de que el proceso se vio interrumpido por espacio de 24 horas, debido a un cambio de funeraria local en Matamoros, la cual se iba a encargar de la preparación de los fallecidos para el viaje de repatriación que iban a emprender hasta El Salvador.
De esta manera llegó la carrosa funeraria proveniente de Monterrey con los féretros para el padre y su hija que se convirtieron en el reflejo internacional de la crisis migratoria y los estragos de la larga espera para obtener una respuesta de Estados Unidos.
La carrosa del estado de Nuevo León arribó al domicilio marcado con el número 25 en la calle Canales de la colonia Unidad Hogar para trasladar los cuerpos hasta el Aeropuerto Internacional de Monterrey para su deportación.
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A este lugar arribó personal del Instituto Nacional de Migración para supervisar el traslado de los cuerpos, así como una patrulla de la Policía Federal de Caminos que los resguardó durante su recorrido carretero hasta el estado de Nuevo León.
Tania Vanesa Ávalos de 21 años, esposa y madre de la menor fallecida también fue repatriada a su país de origen con el fin de que pudiera darles el último adiós a sus seres queridos, bajo un permiso concedido por la cancillería para no perder su solicitud de asilo en Estados Unidos a pesar de salir de la República Mexicana.
ELGH