Edith Alvarado Salaya, quien lleva 21 años postrada en una cama tras ser agredida por su ex esposo, padece de la falta de servicios médicos en el municipio de Seyé, en Mérida, y cuando los necesita sabe que tendrá un fuerte gasto para su economía, pues debe viajar a la capital del estado.
Seyé, a unos 50 kilómetros al oriente de Mérida, no cuenta con ambulancias propias para hacer traslados en casos de emergencia, y quienes ahí viven dependen de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado para eso.
Edith, quien además es diabética y tiene problemas del habla, vive con su hija de 22 años, ella tiene dificultades de movilidad, auditivos y de habla. Ambas son cuidadas por otra de las hijas de la mujer, María Guadalupe Tutzin Alvarado, quien explicó a MILENIO que en Seyé solo tienen algunos consultorios en las farmacias, y otros del IMSS, pero sin servicios de emergencia.
Señaló que llevar a su mamá a la Clínica Juárez del IMSS, en Mérida, para ambas es un sufrimiento, pues ir en transporte público es un suplicio, ya que Edith usa silla de ruedas y el costo de ese traslado es de 60 pesos por persona.
“En el transporte público, de Seyé a Mérida, me tardan una hora, y para llegar al hospital 20 o 30 minutos”, contó.
Una opción es pagar un taxi, pero el costo va de 350 a 700 pesos, dinero que a veces no tienen.
Otra de las vías es una patrulla de la policía municipal; aunque el ayuntamiento recibió del gobierno del estado un “vehículo de traslado”, al que llaman ambulancia, se trata solo de una camioneta.
“A veces viene la ambulancia, pero en ocasiones dicen que sí y a la mera hora no”, señaló.
Agregó que cuando nació su hijo, prematuro, fue al Palacio Municipal para ser trasladada al IMSS de Acanceh, a 30 minutos, pero no lo hicieron y se fue en motocicleta.
En otra ocasión su madre se agravó, por lo que pidieron “la ambulancia”, pero no llegó y fue trasladada en una patrulla.
“Le iba a dar un infarto y la ambulancia no llegó, pedimos la patrulla y tardó una hora”.
Pese al retraso llevaron a su madre hasta Mérida para ser atendida; aún vive para contarlo.