Roban las cartas de amor que Benito Juárez envió a Margarita Maza

Los 16 documentos extraídos del Archivo General de la Nación revelan detalles de su vida sentimental y política. “Recibe el corazón de tu viejo”, le dice a su esposa en una misiva.

Al menos 16 cartas que fueron escritas o recibidas por Benito Juárez entre 1855 y 1872. (Foto: Especial)
Rafael Montes
Ciudad de México /

A fines de septiembre de 1865, el temperamento de Benito Juárez atraviesa por una dura prueba por una tragedia familiar. Se encuentra exiliado en El Paso del Norte, una ciudad fronteriza que años después adoptaría su nombre. Los franceses lo persiguen. Desde ahí redacta una carta personalísima a su esposa Margarita:

“Te escribí en el correo último manifestándote el gran pesar que me ha causado la muerte de nuestro querido Antoñito. Como debes suponer mi corazón está destrozado con golpes tan rudos como los que hemos recibido con la pérdida de nuestros hijos”.

Las crónicas de la época describen que pese a las dificultades solía mantener el porte presidencial: levita negra de paño ancho, chaleco de lino blanco, guantes blancos, calzado pulido.

La misiva de incuantificable valor histórico está extraviada desde finales de los años noventa o principios del siglo XXI, pero ninguna autoridad ha logrado ubicar su paradero.

Una investigación de MILENIO revela que al menos 16 cartas que fueron escritas o recibidas por Benito Juárez entre 1855, durante su destierro en el régimen conservador de Antonio López de Santa Anna, y 1872, meses antes de su muerte, fueron sustraídas del Archivo General de la Nación (AGN).

No se sabe con precisión cuándo se perdieron o si las robaron, pero las autoridades del AGN se dieron cuenta de su ausencia en 2006 y, desde entonces, la Secretaría de Gobernación, a la que estaba adscrito el Archivo, denunció su desaparición ante la Procuraduría General de la República (PGR).

A la fecha, 16 años después, las cartas siguen extraviadas, no hay responsables ni penales ni administrativos de su extracción y la investigación que inició la PGR supuestamente sigue abierta.

“La Dirección de Asuntos Jurídicos y Archivísticos del AGN se encuentra realizando diversas gestiones para aportar mayores elementos al Ministerio Público de la Federación y continuar con la investigación”, dice un reporte del AGN entregado a MILENIO en respuesta a la solicitud de acceso a la información folio 239 de este año, vía la Plataforma Nacional de Transparencia.

Sin embargo, el ex director del AGN, Jorge Ruiz Dueñas, en cuya gestión se reportó formalmente la desaparición de los legajos, advierte que su sustracción pudo haber ocurrido desde muchos años antes, de acuerdo con los registros de las consultas.

A diferencia de otros documentos históricos también extraídos del AGN ─como las cartas de Hernán Cortés que intentaron ser subastadas en Nueva York─, de las misivas de Juárez no existe noticia sobre si fueron ofrecidas o subastadas en el extranjero.

La mayoría de los papeles perdidos son textos íntimos dirigidos a su esposa, Margarita Maza, a su hija Vela y a su yerno, Pedro Santacilia, que formaban parte de la colección del Fondo Documental Benito Juárez.

Tras lamentar el fallecimiento de Antoñito, Juárez le pide a Margarita: “...es preciso resignarnos a tan duras pruebas y no dejarnos abatir; porque nos quedan hijos que necesitan de nuestra protección y amparo. Te ruego por tanto que tengas calma y serenidad, que procures distraerte y que te cuides para que puedas estar en posibilidad de cuidar de nuestra familia. No tengas cuidado por mí. Estoy con buena salud”.

Margarita había pasado una temporada soportando las bajas temperaturas en Estados Unidos, donde falleció su hijo. “Si les prueba bien ese temperamento no vuelvan a Nueva York, hasta que varíe la estación de calor”, comenta Juárez. “Recibe el corazón de tu esposo que no te olvida”, remata.

Los legajos sustraídos también incluyen escritos políticos de o para sus correligionarios que revelan momentos claves en la historia del país, en los que Juárez toma decisiones sobre su actuar público.

Es el caso de la carta número 29, fechada en Brownsville, el 3 de junio de 1855, en la que “la junta Revolucionaria Mexicana, a través de su presidente Melchor Ocampo, y su secretario J.M. Mata, envía a Benito Juárez una letra por 250 pesos como auxilio para su viaje a Acapulco para propagar y uniformar la Revolución”, que se ubica en la lucha de los liberales contra Antonio López de Santa Anna.

Aunque las cartas extraídas no son un bloque continuo, pues no son documentos consecutivos, de acuerdo con la numeración que las identifica dentro de las cajas en las que se conservaban, sí son archivos muy cercanos en cuanto temporalidad.

Perdidas desde hace décadas

El escritor e investigador Jorge Ruiz Dueñas, quien encabezó el AGN entre 2003 y 2009, dice a MILENIO que fue en 2006 cuando los funcionarios del Archivo se dieron cuenta de las cartas faltantes porque tenían la intención de hacer un libro sobre Juárez, con base en sus escritos personales.

“He consultado con dos ex colaboradores y el expolio se detectó porque, con motivo del segundo centenario del Benemérito, solicité durante ese año revisar el Fondo correspondiente con el propósito de considerar las posibilidades de hacer publicaciones diversas en la revista del AGN (Boletín del AGN) y, en su caso, proponer a la Secretaría alguna obra”, explica Ruiz Dueñas en una respuesta por escrito.

Sin embargo, el académico y poeta asegura que, si bien ese año se percataron de las cartas desaparecidas, los indicios llevan a pensar que esos archivos salieron, desde muchos años atrás, de la colección del AGN.

Un informe que el ex funcionario elaboró al respecto, del que este diario tiene copia, relata que “los antecedentes indican que el extravío de los documentos presumiblemente ocurrió entre 1991 y 2002”.

Es decir, las cartas con más tiempo desaparecidas llevan hasta 31 años extraviadas.

Entre esos años, antes de Ruiz Dueñas, el AGN estuvo dirigido por las académicas Leonor Ortiz Monasterios, Patricia Galeana y Stella María González Cicero.

Ruiz Dueñas explica que la inferencia del periodo en que pudo suceder el expolio es resultado del examen de los registros de control de préstamos de documentos.

El informe añade que una vez detectados los faltantes, “se realizó una búsqueda en todo el grupo documental, así como en la Galería 7. Se revisaron las boletas de préstamo de 1989 a 2006 y se hizo una relación de los investigadores que consultaron dicho fondo en el mismo periodo”.

El académico agrega que la frecuencia o ausencia de consultas es un indicador que llevó a la conclusión de que esto pudo haberse dado entre esos años.

Ante el extravío, las autoridades del AGN levantaron un acta de hechos, la AGN/AA/17-11/06/1, fechada el 17 de noviembre de 2006, para notificar a la Unidad de Asuntos Jurídicos de Segob, área que fue la encargada de presentar la denuncia correspondiente ante la PGR.

El reporte de Ruiz Dueñas también indica que el 2 de abril de 2009 se recuperó, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), una carta de Benito Juárez a su esposa, Margarita Maza, de 1865, correspondiente al documento número 58 del inventario original, expediente 8, caja 3.

“Los expolios en el AGN han sido un problema antiguo… Todo expolio atenta contra la memoria histórica de nuestro país y nuestra propia identidad. Infortunadamente, cuando no se provee a los repositorios nacionales de los recursos materiales y presupuestales para la debida conservación, catalogación y difusión de sus documentos, la fragilidad de estas instituciones es grande a pesar de su relevancia histórica”, opina el ahora ex funcionario.

Además de Ruiz Dueñas, otros ex servidores públicos que dieron seguimiento al caso fueron, según la respuesta 238 del AGN a la solicitud de información, Dulce María Liahut Baldomar, que fue directora del Archivo Histórico Central; Rocío Romero Hernández, entonces jefa del Departamento de Control de Acervos Históricos y Registro Central; y Manuel Martínez Rivera, que se desempeñó como director de Administración.

“Revelan lo íntimo de don Benito”

El historiador Raúl González Lezama asegura que la relevancia de las cartas extraviadas radica en el momento en que fueron redactadas y en el lenguaje que Juárez usó, pues así permitió conocer detalles de su vida personal y de sus sentimientos.

“Gracias a ésas, conocemos esos aspectos importantísimos de quién era Margarita y de quién era realmente, en lo íntimo, don Benito”, dice.

Una de esas cartas es la número 218, fechada el 15 de septiembre de 1865 en El Paso (del Norte), en la que escribe a su esposa:

“Mi muy amada Margarita: Te supongo llena de pesar por la muerte de nuestro tierno hijo Antonio como lo estoy yo también. La mala suerte nos persigue; pero contra ella qué vamos a hacer; no está en nuestra mano evitar esos golpes y no hay más arbitrio que tener serenidad y resignación. Sigue cuidando a los hijos que nos quedan y cuídate tú mucho. Procura distraerte y no fijes tu imaginación en las desgracias pasadas y que ya no tienen remedio. Yo sigo sin novedad y no tengas cuidado por mí ni hagas caso de las noticias malas que esparcen los enemigos”.

Para González Lezama, se trata de un texto que transparenta el carácter del presidente Juárez.

“Podemos aquilatar y decir ‘mira, nada más, en medio de su tragedia, no descuidó ni un segundo la defensa de México, en un momento gravísimo’. Porque él está en Paso del Norte, los franceses están persiguiéndolo, los imperialistas también en su contra, está el grupo liberal de González Ortega disputándole la Presidencia, viendo la gravedad del asunto, y todo esto lo tiene que afrontar don Benito y escribe una carta a su señora. Imagínese nada más, incluso sentimentalmente, lo importante que es”, continúa.

Otra es la carta 221, fechada en El Paso (del Norte), el 5 de enero de 1866.

“Los franceses permanecen en Chihuahua donde se están fortificando y no es probable que vengan aquí tanto porque no tienen fuerzas suficientes para cubrir su línea militar en este estado como por el frío excesivo que hace y que los obligaría a traer pasturas y leña porque en esta estación se carece de estos artículos en el desierto. No tengas cuidado por mí. Abraza a nuestros hijos y recibe el corazón de tu viejo”, escribe Juárez a Margarita, quien se encontraba refugiada en Nueva York.

Rastros de la vida política

Sin embargo, otro paquete de cartas, fechadas en 1855, llama la atención de González Lezama porque explica que fueron escritas en un momento crucial para la vida política de Juárez, mientras se encontraba desterrado en Nueva Orleans.

“Es importantísimo para Benito Juárez, porque ese destierro marcó mucho una transformación en su ideología. Nosotros tenemos una idea de don Benito Juárez como un liberal completo y absoluto, sí lo era, pero pertenecía a una corriente de liberalismo distinta antes de su destierro y después de su destierro”, dice el experto.
“Él era un liberal que deseaba una transformación de México, estaba consciente que era necesaria, pero pensaba que ésta podía ser gradual, que debía hacerse, por supuesto, pero paulatinamente. Cuando es desterrado, se le manda a Europa, y él decide, estando en Cuba, irse a Nueva Orleans y ahí entra en contacto con liberales que tenían otra visión de liberalismo, otra forma de llevar a cabo esas transformaciones, otros conceptos, sobre todo el más radical de ellos, y su líder, era Melchor Ocampo. Entra en contacto con él, con Ponciano Arriaga, con José María Mata, conoce al que después fuera su yerno, a Santacilia, y su transformación ideológica es evidente”, añade González.

Ese momento es el que está plasmado en la carta del 28 de febrero de 1855, que ocupa el primer lugar de la lista de documentos desaparecidos, dirigida a Melchor Ocampo y Ponciano Arriaga, en la que Benito Juárez, José María Mata y José María Gómez se ponen a sus órdenes para enfrentar a Santa Anna.

“Acostumbrado a imponer su caprichosa voluntad a seres envilecidos que se filian en los partidos por especulación, cree encontrar en nosotros, con el amago del destierro perpetuo, una sumisión que nos degrade. Preciso es, pues, hacer entender al general Santa Anna que para nosotros no hay fuerza, no hay pena bastante que nos obligue a reconocer como legal y justa su arbitraria e inmoral administración. Nuestra personal cooperación al esfuerzo nacional, nuestra presencia en los campos sagrados donde tremola ya el estandarte de la libertad, será la mejor contestación que debemos dar al insulto que se nos hace”, dice la carta.

González Lezama también asegura que entre las cartas robadas hay otras que dejan constancia de la decisión de Benito Juárez de apoyar a Juan Álvarez, en Chilpancingo y Acapulco, y de distanciarse del respaldo que Ocampo ofrece a Santiago Vidaurri en Nuevo León.

Son las cartas 29 y 30, en la que se informa del envío que hace la Junta Revolucionaria Mexicana de 250 pesos para que Juárez pueda sufragar los gastos de viaje hasta Acapulco y la contestación de Juárez en donde notifica la recepción del dinero.

Otro documento relevante es la carta que Juárez le escribe el 20 de diciembre de 1863 al General Juan Prim y Prats, español al que aprecia porque decidió abortar la misión interventora en México.

“Sé que es usted un amigo sincero de mi patria, que se interesa en su suerte y que más de una vez ha hecho usted valer su influencia y su palabra contra las exageradas pretensiones que se han formulado contra ella. Los mexicanos conocemos este servicio de usted a la justicia que nos asiste y por él puede usted estar seguro, de que ocupa un lugar distinguido en nuestra gratitud. De la bondad de usted espero que seguirá abogando por la justa causa que defendemos y que con su acostumbrada benevolencia recibirá esta carta que se ha tomado la libertad de dirigirle su muy atento y seguro servidor que besa su mano”, le escribió Juárez.

Mensajes, a salvo

González Lezama, investigador del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) afirma que, aunque las cartas físicamente ya no se encuentren en el AGN, el acopio y transcripción de los documentos de Juárez que realizó el ingeniero Jorge L. Tamayo permite conocer qué dice cada uno de esos archivos.

“Él hace una recopilación, tiene el deseo de no solamente recopilar sino transcribir todos los documentos de Benito Juárez. Entonces él empieza, en los años 50, a buscar los documentos, en todas las instituciones, que se refieran a don Benito Juárez. Es muy afortunada decisión del ingeniero”, dice González Lezama.

La recopilación se publicó en la serie de libros titulada Benito Juárez. Documentos, discursos y correspondencia, disponible para su consulta en internet en una edición digital coordinada por Héctor Cuauhtémoc Hernández Silva, académico de la UAM Azcapotzalco.

De no ser por él, afirma el investigador, “sería terrible porque entonces se hubiera perdido para siempre una información irrecuperable”.

Explica que, durante muchos años, el archivo personal de Juárez estuvo bajo el resguardo de su propia familia, principalmente su yerno, el poeta cubano Pedro Santacilia, quien murió en 1910, y que después, en 1926, sus descendientes donaron a la nación todos esos documentos, los cuales fueron custodiados por la Biblioteca Nacional de la UNAM.

En 1957, añade González Lezama, el presidente Adolfo Ruiz Cortines decide que, finalmente, los adopte el AGN.

Otros extravíos, cero sanciones

La respuesta que el AGN entregó a la solicitud de transparencia con folio 239 revela que no solamente los documentos del Fondo Documental Benito Juárez están extraviados.

Hay muchos otros faltantes entre las colecciones del Archivo. Por ejemplo, hay nueve documentos de la Colección Gráfica Mapas, Planos e Ilustraciones, cuya desaparición se notificó en 2009, otros 76 de la misma colección de la que se percataron en 2011; dos más de la Colección Revolución, y los 16 documentos del Fondo Documental Hospital de Jesús, entre las que están las cartas de Hernán Cortés, cuyas ausencias fueron notificadas en 2020.

Otra respuesta del AGN a otra solicitud de información, folio 238 del 2022, reveló que hay 646 documentos mutilados, desde el 2003 hasta el 2022, de 25 fondos documentales, como el Archivo Histórico de Hacienda, Bienes Nacionales, Caja Matriz, Colección de Documentos para la Historia de México, General de parte, Gobernación, Historia, Hospital de Jesús Virreinal, Indios, Inquisición, DFS-DGIPS, Jesuitas, Manual de Organización del Gobierno Federal, Memoria de Fomento, Memoria de Gobernación, Operaciones de Guerra, entre otros.

Sin embargo, el AGN informó que no tiene información sobre si se presentaron denuncias por estas mutilaciones, así como que no ha elaborado un avalúo de las pérdidas que estos actos implican al patrimonio documental.

En respuesta a otra solicitud, folio 1012 de 2022, formulada a la Secretaría de la Función Pública, la dependencia aseguró que no cuenta con información sobre sanciones administrativas impuestas a servidores públicos con motivo de alguna responsabilidad derivada de los actos que atentan contra los documentos en resguardo del AGN.

AMP

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.