El aspirante independiente al primer Congreso de la Ciudad de México, Roberto Castillo Cruz, está a menos de 450 firmas para reunir las firmas requeridas por el Instituto Electoral del Distrito Federal para contender en la jornada el próximo 1 de julio... y eso que empezó a recolectar apoyos dos semanas después.
Castillo Cruz, un joven de 27 años, es uno de los 59 ciudadanos que buscan llegar al congreso por la vía independiente, pero el único impulsado por el movimiento ¡Vamos a reemplazarles!, que busca llevar a 18 jóvenes a 5 congresos estatales y al Congreso de la Unión, entre ellos Pedro Kumamoto.
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El Congreso de la Ciudad de México iniciará funciones este año con 66 diputados locales que podrán ser reelectos una vez, luego de la aprobación de la reforma política impulsada por el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.
La estrategia del colectivo, heredero del movimiento #Yosoy132, establece que los aspirantes no pueden gastar más de 50 por ciento del tope de precampaña establecido por las autoridades electorales.
La propaganda es "limpia": es decir, no recurren a pintas en bardas, ni uso de espectaculares, no reparto de panfletos o volantes que terminan en la basura...
La apuesta es a generar contenido efectivo en las redes y por ello optamos por presentar propuestas. Vamos a pedir el apoyo de la gente con las ideas por delante, explicó Roberto Castillo, quien todos los fines de semana llama a los vecinos a tomar por asalto su distrito.
Y la aceptación entre los vecinos de 43 colonias de las delegaciones Coyoacán y Benito Juárez va en aumento:
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"Nosotros rechazamos las campañas sucias y creemos que no basta con salir a las calles, con marchar. Buscamos una nueva forma de hacer política", explicó el joven egresado de Relaciones Políticas y Relaciones Internacionales por el CIDE.
Roberto Castillo fue colaborador de la organización "Transparencia Mexicana" y es especialista en temas anticorrupción.
Aunque los tiempos legales impiden la presentación formal de propuestas de campaña, hay líneas generales que impulsa el ¡Vamos a reemplazarles!, entre ellas la disminución de los salarios y privilegios de los legisladores y el presupuesto destinado a los partidos políticos a partir de la experiencia de Sin voto no hay dinero, que la Corte declaró constitucional.
Para mantener su independencia, los aspirantes de ¡Vamos a reemplazarles! no aceptan aportaciones superiores a 7 mil pesos de ninguna persona física o moral: "Así nadie puede adjudicarse por sí mismo el éxito de la campaña. Y funciona; más de 100 personas se han acercado para aportar dinero; de 20, de 100, de 200 pesos, y vamos muy bien con los informes de fiscalización", aseguró.
Además, los independientes del colectivo que consigan pasar el umbral de firmas, ver su nombre en la boleta y posteriormente ganar en la elección renunciarán a una parte de su sueldo y donarlo a proyectos sociales en el distrito que representan.
A diferencia de otros aspirantes a ocupar un puesto de elección popular, Roberto Castillo Cruz y su equipo de 900 auxiliares han enfrentado problemas mínimos para recabar firmas a través de la app del INE, pero reconoce que se trata sobre todo por el acceso a la red y a equipos celulares de gama media o alta.
"El equipo de Marichuy (aspirante independiente a la Presidencia) tiene muchas más razones para estar inconforme, sobre todo por el acceso a internet en algunas zonas del país", dijo.
Roberto Castillo se prepara para ir a buscar las firmas que le faltan. Debe reunir 2 mil 226 rúbricas antes del 12 de febrero.
Se reúnen en plazas, centros comerciales e informan a sus seguidores el punto de encuentro a través de redes sociales, y la gente llega.
Los fines de semana, el reto es reunir el apoyo de por lo menos 60 personas a través de 5 brigadas que recorren las colonias del distrito: Del Valle Sur, Acacias, Portales Norte, Vertis Narvarte; Ciudad Universitaria, Copilco, Jardines del Pedregal y Los Reyes, entre otras.
También tocan casa por casa, negocio por negocio en la zona, y se presentan, dice Roberto, como si fueran vendedores de Avon o Herbalife.
"A veces nos abren señoras y señores, de 45 hasta 70 años. Nos ha tocado muchas personas que nos piden perdón por el país que nos dejaron. Y vemos hartazgo con la clase política", dijo.
Cuando alguien los escucha, los jóvenes muestran las líneas generales del proyecto y evitan hablar mal de los otros contendientes porque están convencidos de que la construcción de una campaña distinta pasa menos por observar a la competencia y más por presentar nuevas ideas.
OVM