El mundo presta muy poca atención a los derechos humanos: Roger Waters

El líder de la banda Pink Floyd ofreció una charla en la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, sobre cómo inició su activismo a favor de los derechos humanos.

Roger Water regresó a la Ciudad de México para una charla "Palestina, BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) y Derechos Humanos". (Especial)
Ciudad de México /

Mil novecientos sesenta y ocho fue un buen año para Pink Floyd, a pesar de que en abril Syd Barret había abandonado el grupo, una herida que muchos de sus seguidores de entonces consideraron mortal. Además de grabar el disco A Saucerfull of Secrets, que contiene la alucinante pieza “Set The Controls For The Heart Of The Sun”, realizaron una extensa y muy exitosa gira por Estados Unidos y Europa.

Medio siglo más tarde, después de muchas heridas, el fallecimiento de dos de sus integrantes y frecuentes peleas, deserciones y reconciliaciones, Pink Floyd no existe. 

Y aunque no se descarta algún reintento de reunión, como ya ocurrió alguna vez, Roger Waters, uno de los artífices de la banda, en concierto sigue a cuestas con el legado de Floyd, el cual convive con su destacada producción como líder. Así lo demostró recientemente en su gira por México.

Pero la noche del lunes, otro Waters regresó a Ciudad de México. En su faceta como activista político, ofreció una charla en la Comisión de los Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHDF) con el tema “Palestina, BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) y Derechos Humanos”.

Con un restringido sistema de control, que incluía instrucciones de una señora que nos trataba a los asistentes como si fuésemos párvulos, la espera fue larga y tediosa. En un momento dado dijo, con un humor trasnochado, “cooperan o cuello”.

Un minuto para fotografías (“desde que el señor Waters dé el primer paso en el escenario”, había advertido la señora, empieza a contar), seguido de la disculpa del músico, perdón, del activista, quien dijo que no estaba enterado de las restricciones, mientras ya la señora estaba despidiendo a los fotógrafos (“la camarógrafa de negro, por favor”).

El músico que ha sido acusado de antisemita por defender la causa palestina, aseguró que no muestra odio hacia el pueblo de Israel, sino más bien se opone a una política gubernamental que, sistemáticamente, ha negado sus libertades básicas a los palestinos.

Waters dijo: “el mundo presta muy poca atención a la declaración de los derechos humanos y seguramente existen personas que pensamos que debemos hacer algo y nos hemos vuelto activistas. Hay quienes sienten empatía por los demás seres humanos. Hay que actuar, si no, nuestra vida será una miseria total”.

Al inquirírsele sobre cómo fue que se inició en la defensa en favor del pueblo palestino, el músico respondió que fue alrededor del año 2005 o 2006, cuando acabó una gira por Europa. 

“Hubo un concierto en Tel Aviv, que se volvió un tema público, porque yo no sabía mucho sobre el tema. Entablé contacto con un palestino, Omar Parguti, quien fue uno de los primeros organizadores de BDS en Palestina y llegamos a un punto medio: cancelé mi concierto en Tel Aviv y en cierta forma me uní al movimiento del boicot”, recordó.

Sí tocó en Israel pero se transmitió el concierto en un punto situado entre Tel Aviv y Jerusalén, donde conviven judíos, cristianos, musulmanes y seguidores de otras religiones. “En cierta manera era un modelo de cómo podía ser Palestina antes de 1947. Me pareció que era un punto medio razonable. Tuvo muchísimo éxito con 60 mil israelís que llegaron al concierto, pero desde luego ningún palestino.

Al final del concierto, se puso de pie y les dijo: “Ustedes son la generación de jóvenes israelís cuya responsabilidad es ser la paz con sus hermanos y hermanos palestinos. ¡Hagan la paz con sus vecinos!” Sin embargo, agregó, “la gente se me quedó viendo: ¿de qué chingados está hablando? No lo captaron. Esa fue mi primera experiencia. Lo que no sabía era que esos jóvenes habían sido objeto de la propaganda de Estado durante 24 horas al días por toda su vida”.

Si este mundo frágil va a sobrevivir, indicó, “debe ser porque tenemos empatía por nuestros hermanos del mundo para detener la ley corporativa de los Estados Unidos. Después de la vida, la dicha es el bien más preciado que tenemos, y la dicha el gozo no deriva de la acumulación de la riqueza, sino de ayudarnos los unos a los otros y permitirnos que alguien más nos ayude”.

Algo por lo que lucha, agregó, es la falsa acusación de ser antisemita. “La gente dice: es que en toda historia hay dos lados, pero en este caso no. Si creen en los derechos humanos solo hay un lado. Me acusan falsamente, esa es la única arma con la que cuentan y es muy poderosa. En Alemania una señora judía había difundido en la radio del gobierno que quería que quitaran el nombre de su compañía del boleto porque decía que decía que yo era antisemita”.


EB

  • Xavier Quirarte
  • xavierquirartenuevo@gmail.com
  • Es autor de Ensayos de jazz y literatura (Editorial Doble A), es coautor de Por amor al sax y John Coltrane. Periodista especializado en jazz, rock y música contemporánea, sus textos han aparecido en los periódicos El Nacional, La Crónica y Milenio, y en revistas como Casa del Tiempo, Rock y Pop, Sólo Jazz & Blues, Círculo Mixup, La Mosca en la Pared, Cine Premier, Dos Filos, Sacbé y otras

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