Sálvese quien pueda

Articulista invitado

Llevamos casi un año en el que el planeta entero ha atravesado a una crisis y riesgos de supervivencia tanto físicos, como económicos.

Enrique Espinosa Olivar. (Especial)
Toluca /

 “No tenemos que convertirnos en héroes de la noche a la mañana. Solo un paso a la vez, enfrentando cada cosa que se nos presente…descubriendo que tenemos la fuerza para enfrentarlo.”

Eleanor Roosevelt

Alguna vez hemos soñado que podemos volar, que tenemos fuerza sobre humana o cualquier súper poder igual que los héroes de los comics o las películas.

¿Cuántas veces en la vida hemos tenido la oportunidad de ser héroes, enfrentar con honra y valor momentos de adversidad y tener la fuerza y voluntad para vivirlos con firmeza, no necesariamente de manera física, simplemente la oportunidad de hacer lo correcto?

Llevamos casi un año en el que el planeta entero ha atravesado a una crisis y riesgos de supervivencia tanto físicos, como económicos.

Durante esta crisis sanitaria, salió a relucir la esencia de la mayoría de los países del mundo, su capacidad de cuidar a proteger a sus pueblos o su frivolidad y omisión ante una crisis de gigantescas dimensiones, unos responsables, otros todo lo contrario, ya sea en sus discursos o sus acciones para evitar el mayor daño posible a sus ciudadanos y a sus economías.

Sin embargo, no voy a hablar de otros países, me quiero referir específicamente a nuestro país, México, un país que ante la adversidad se crecía, terremotos, inundaciones y otras crisis, nos unían como sociedad y además del futbol, hubo muchos otros momentos para sentirnos orgullosos de ser mexicanos,

Lamentablemente, la perversidad de la política, rencores, resentimientos, ataques, merecidos o exagerados entre el actual gobierno y todo lo que no es ni encaja con su filosofía o régimen, han marcado una pauta que pareciera un himno al odio entre mexicanos. A pesar de no haber hecho nada para apoyar al sector empresarial, marcó la pauta de que empresas podían abrir y cuales eran un riesgo mortal para la población, con semáforos y protocolos muy estrictos para algunos, pero totalmente laxos para otros, mientras que restaurantes o comercios bien establecidos que pagan rentas, sueldos e impuestos eran condenados a cerrar a pesar de seguir todos los protocolos de prevención, otra era la realidad para el comercio ambulante, los mercados y los puestos de comida callejeros, gran oportunidad de dar una buena estocada al capitalismo tan perverso que crea empleos, que paga impuestos pero que genera esa horrible riqueza que tanto critica este nuevo régimen cuyo discurso se basa en dividir y atacar todo lo que viene del pasado, sea bueno o sea malo.

Triste y lamentable es observar el lucro con la esperanza de salir de esta crisis sanitaria que ha desgarrado las entrañas mismas de nuestra nación, el simple hecho de dejar entrever que la aplicación de las vacunas que podrían salvar vidas, está siendo utilizado con fines electorales, enferma, irrita y frustra. Por si fuera poco, muchas de esas vacunas no fueron ni siquiera conseguidas gracias a una planeación por parte de nuestro gobierno, sino por la solidaridad e incluso caridad de algunos países responsables, que pusieron a un lado sus planes e inversiones para enfocarse a lo importante que era salvar a sus ciudadanos y ahora a los nuestros.

Para ser héroe hay que tener la capacidad de amar, de desprenderse por un momento de uno para darse de sí. Esta crisis ha sacado a relucir a los grandes héroes que tenemos en nuestro país, primero, los que no tienen capa, sino bata blanca, luego a los que no son hombres y mujeres de acero resistentes a las balas, pero sí son empresarios resilientes que aun ante las más adversas circunstancias luchan por la subsistencia de sus empresas, arriesgando, invirtiendo y agotando sus ahorros con la esperanza de que las cosas vuelvan a la normalidad, héroes que no vuelan ni corren a la velocidad de la luz, pero sí abrazan a sus familias, padres, hijos que viven la crisis familiar de un enfermo, de la desesperación y tristeza de las carencias provocadas por la crisis económica resultado de una pandemia donde nadie te va a salvar.

Un país, no debe ni puede construirse en una cimentación de odio, resentimiento, división y revanchas, porque el resultado, sin lugar a duda, será algo espantoso donde de nuevo unos pocos se beneficiarán y muchos sufrirán.

¿Seremos acaso capaces de buscar ese héroe interior y rescatar a nuestro país, a nuestras familias y a nosotros mismos? ¿O estaremos destinados a un país sin rumbo ni esperanza, heredando a nuestros hijos un país que, en el mejor de los casos, habrá que reconstruir de entre los escombros?


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