El fallido proyecto de construir un tren para conectar las ciudades de Monterrey con San Antonio ha revivido a casi 30 años de que se presentó, ya que durante reunión que tuvo el gobernador electo, Samuel García Sepúlveda, con Neil Herrington, de la US Chamber of Commerce en el US Capital, en Estados Unidos, se retomó el tema.
El planteamiento original, que data del año de 1994, cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio con Norteamérica (TLC), era un tren de pasajeros entre San Antonio y Monterrey con una fuerte integración económica entre ambos países, y en consecuencia un alto flujo de mercancías y personas entre ambas naciones, tal y como sucedió en Europa con la Unión Europea.
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Se pronosticaba que cruzara por Colombia, Anáhuac, Nuevo León, lo que detonaría esa región norte del estado como polo alterno a Monterrey.
El proyecto contemplaba en una segunda etapa la ampliación de la línea hacia el norte de los Estados Unidos y al sur de México para conectar a las grandes ciudades de ambos países.
Pero el financiamiento siempre fue uno de los principales obstáculos, lo que se fue posponiendo o enviando a la “congeladora”.
En el 2014 se hizo público el acercamiento entre autoridades mexicanas y estadunidenses para crear una línea de tren rápido que conectara a ambas ciudades, en tan solo 2 horas.
Dos años después, el Departamento de Transporte de Texas difundió un estudio donde daba a conocer la viabilidad de concretar dicho proyecto.
Henry Cuellar, congresista demócrata por el distrito 28 en el estado de Texas e impulsor del proyecto, declaraba a la prensa que en dos meses se presentaría el proyecto en forma.
E incluso se llegó a hablar de una inversión que implicaría unos mil 500 millones de dólares.
Manuel Farías Martínez, catedrático de la maestría en logística y cadena de suministro en FIME de la UANL, dijo que en los primeros años de este siglo XXI, y siguiendo la tendencia en el mundo desarrollado (Europa y Asia), el proyecto evolucionó a la construcción de un tren de alta velocidad, con el mismo propósito.
“La realidad es que el alto flujo de mercancía sí es una realidad hoy, pero no tanto el alto flujo de personas por diversas razones”.
Las vías para trasladar la carga ya existen, son el corredor del NAFTA y Kansas City Southern de México, que ha hecho fuertes inversiones para aumentar la capacidad por la alta demanda de transporte de mercancías que tiene el ferrocarril, que entre paréntesis debería aumentarse más para disminuir el número de camiones que se mueven entre los dos países y que son una fuente de contaminación ambiental muy importante.
“En este momento el tema es el financiamiento, la demanda del servicio existe (nada más ver la cantidad de autobuses que cruzan por el Puente II de Nuevo Laredo, más los vehículos particulares) habría que analizarlo, además está el tema de la restricción al cruce de visitantes extranjeros a Estados Unidos, tendría que levantarse, pero son proyectos que pueden llevar dos a tres años en construirse, mejor empezar ahora que después cuando la demanda de servicio de transporte sea mayor”.
Sin considerar el efecto de la pandemia de covid, la realidad es que cada año el flujo de personas entre ambos países tiene números importantes y tiende a aumentar.
Hoy esas personas se trasladan por avión, autobús o vehículos particulares porque no hay un ferrocarril para transportarse.
El especialista comentó que el ferrocarril es un medio de transporte económico, rápido y ecológico.
Hay referencias en el mundo donde se ha sustituido al avión en trayectos medios a largos y ofrece a los viajeros un traslado rápido, económico y de mucho menor impacto ambiental que todos los demás.
El tren bala entre Seúl y Busan es un perfecto ejemplo de lo anterior, una distancia de 390 kilómetros que recorre el KTX en 2 horas 15 minutos, tomándolo como referencia podríamos decir que de Monterrey a San Antonio tomaría 2 horas 45 minutos.
¿Cuál es la situación actual del proyecto?
“Independientemente de que, si continúa la integración económica y social entre los dos países, la tendencia en el mundo es moverse a medios de transporte de menor impacto ambiental, los trenes de alta velocidad se están construyendo en los países desarrollados para disminuir los viajes por avión, definitivamente que el proyecto hace mucho sentido y en el futuro más próximo habría que volver a analizarlo”, indicó el especialista.
Se va a requerir visión, determinación y muchos recursos económicos, pero de que tendrá sentido construirlo lo va a tener, sería un detonador de desarrollo económico para la región.