En Sinaloa, helicóptero de la Marina continúa en zona donde se desplomó

La actividad intensa que hubo toda la tarde del viernes, con peritos forenses vestidos de blanco, bomberos locales y estatales, ambulancias y carrozas fúnebres, ya cesó, aunque sigue siendo custodiado.

Ejército supervisa custodia sitio de la caída del helicóptero. | Rafael Montes
Rafael Montes
Los Mochis, Sinaloa /

Han pasado dos días y el armatoste militar de color gris oscuro sigue ahí, destruido, en medio del campo de sorgo, que apenas va creciendo, en una parcela de cultivo de Los Mochis, Sinaloa, custodiado por una guardia permanente de la Secretaría de Marina.

Es el helicóptero Blackhawk desplomado sin incendiarse y en el que murieron instantáneamente 14 de los 15 marinos de élite que lo tripulaban mientras regresaban, victoriosos, de colaborar en la captura del llamado Narco de Narcos, Rafael Caro Quintero, el viernes 15 de julio, al que atraparon en el municipio de Choix, a 120 kilómetros lineales desde este punto, a cuatro horas en carretera por la sierra sinaloense.

Las hélices lucen trozadas y una parte de la cola quedó botada a unos metros del cuerpo principal de la nave.

Dos postes de luz y dos plantas de electricidad delimitan el espacio.

La actividad intensa que hubo toda la tarde del viernes, con peritos forenses vestidos de blanco, bomberos locales y estatales, ambulancias y carrozas fúnebres, ya cesó.

Esa misma noche, las carrozas de una funeraria local, en apoyo a los forenses estatales, se llevaron los 14 cuerpos de los marinos caídos para realizarles las necropsias de ley.

Una ambulancia se llevó al único sobreviviente, gravemente herido, a un hospital privado.

Desde entonces, los ojos de todos en este lugar están puestos sobre la aeronave, que, de cerca, luce como un elefante metálico abatido sobre la vegetación.

El sábado, peritos estatales regresaron a inspeccionar el artefacto. Este domingo, marinos le tomaron fotos y videos de áreas muy específicas de la nave.

Contrario a lo que se había visto desde el viernes, el mediodía del domingo llegó un convoy de cinco camionetas militares del Ejército mexicano; hasta ahora, la vigilancia estaba únicamente a cargo de la Marina.

Los vehículos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), con seis elementos armados cada uno, permanecieron menos de media hora en el lugar del helicopterazo. Llegaron, se reportaron con la guardia de marinos y se retiraron sin más actividad de su parte. La calma volvió a reinar después.

Por largos ratos sólo se escuchan las ráfagas del viento que recorren este solitario terreno, delimitado solamente por canales de riego que en estos días lucen con apenas un charquito de agua de lluvia.

Todavía no existe una versión oficial sobre las causas del desplome de la aeronave y por eso, mientras las investigaciones ministeriales se realizan, los marinos mantienen bajo custodia y observación estricta los restos del artefacto.

Una carpa blanca, que instaló la Marina para protegerse del pesado rayo del sol, ayuda a identificar a quienes se internan en el sembradío a identificar fácilmente el sitio exacto del percance.

Hasta este lugar, en medio de la nada, se entra por un camino de terracería desde la carretera que va del centro de Los Mochis hacia el puerto de Topolobampo. Un espectacular viejo, a pie de carretera, anuncia todavía el Topolobampo Fest, el cual acabó el 5 de junio.

Por detrás del Parque Industrial de Topolobampo y del rastro municipal de Ahome, se extiende el sembradío, cuyos propietarios dieron toda la facilidad para instalar la guardia de marinos que resguardan día, noche y madrugada la escena del accidente.

A la guardia, de unos 10 elementos, les instalaron dos baños portátiles desde la tarde del sábado y el domingo por la mañana les trajeron un tinaco de agua potable. La espera será larga, todo indica.

Un perro, un pastor belga malinois, les hace compañía.

No hay fecha para que los restos del helicóptero sean levantados; la mañana del sábado, un bombero local comentó, antes de irse, que probablemente sería el lunes.

Entre la noche del sábado y la mañana del domingo, los 15 marinos —los 14 cuerpos y el elemento sobreviviente— fueron trasladados desde la funeraria y el hospital privado hacia la Ciudad de México, según reportó la prensa local.

A manera de homenaje, el sábado, la Marina escribió en su cuenta oficial de Twitter, una frase para despedir a sus 14 patriotas: “En honor a su legado, prometemos seguir avante al servicio de México. ¡Buena mar y mejores vientos!”.

JLMR

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