El director de Evaluación Institucional de la UNAM, Imanol Ordorika, ve con buenos ojos que lo llamen disruptivo, si eso significa que ha puesto sobre la mesa de discusión problemáticas de la Universidad que tradicionalmente no se cuestionan, como la violencia de género, la contratación de docentes de asignatura y su forma de gobierno.
El aspirante a Rectoría ve necesaria una transformación al interior de la institución de la mano de estudiantes y docentes y habla de la urgencia de contar con un cuerpo de seguridad, aunque aclara que no busca una policía universitaria.
¿Por qué dirigir a la UNAM?
Desde hace años he visto la necesidad de que cambien una serie de aspectos, pues hay rezagos que están generando problemas e impiden el desarrollo de la institución a plenitud.Temas como rendición de cuentas y democratización, la UNAM se mantiene impermeable a esto.
“Ha habido una pérdida de la presencia de la Universidad a nivel nacional en momentos y discusiones trascendentales, esto aunado al momento en el que me encuentro en mi trayectoria académica, me plantearon la posibilidad y la analicé. Recorrer otra vez la Universidad y hacer un planteamiento para recoger las propuestas que he realizado durante años. Un proyecto universitario muy identificable para hacer la alternativa de cambio frente a las candidaturas tradicionales que habitualmente se mueven en estos procesos.
“Sobre los planteamientos, hay una serie de problemas que estaban en la agenda universitaria, pero que habitualmente las personas que participan en un proceso de rector no recogen porque son poco populares cuando uno participa en la forma más tradicional de nombramiento dentro de la Junta de Gobierno. Para mí, y la gente que está trabajando en este proceso, fue natural recoger toda una serie de temas importantes que estaban marginados de la discusión”.
¿Cuáles son las problemáticas a atender?
La responsabilidad de la Rectoría, a través del Consejo Universitario, de convocar a discusiones amplias, representativas, muy incluyentes de la comunidad universitaria para resolver y discutir asuntos como la reforma pedagógica, las estrategias didácticas. Tenemos que hacer eventos en cada campo del conocimiento, recoger críticas y propuestas.
“Lo segundo sería organizar una gran discusión sobre el crecimiento, hasta dónde podemos llegar, y debemos hacer una revisión muy cuidadosa de los métodos de selección de estudiantes: cómo tener mecanismos más equitativos y cuántas personas más podemos incluir en la UNAM. También las formas de gobierno, que sería una propuesta de una institución gobernada a través de órganos colegiados paritarios y con representación estudiantil más amplia.
“Tenemos que hacer la propuesta al Consejo Universitario de la creación de una Unidad de Atención a Víctimas de la Violencia de Género separada de la Defensoría, autónoma y que a su vez no solo tenga sede en CU. Debemos separar las tareas de vigilancia y seguridad, dejar muy claro que no habrá una policía universitaria ni un cuerpo armado, pero sí uno encargado de evitar la violencia, de impulsar protocolos de seguridad y no lo que tenemos hoy, que está muy centrado en el cuidado de los bienes”.
¿Cómo defender la autonomía?
La mejor defensa se hace ejerciéndola de una manera proactiva que ponga a la UNAM en un intenso contacto con la sociedad.
¿Qué lo define a usted?
Un compromiso histórico por la defensa de la Universidad pública, gratuita, laica, vinculada y orientada por las necesidades de la sociedad; una enorme vocación democrática, y un conocimiento profundo de la institución. La inercia conservadora hace que cualquier propuesta de cambio real suene disruptiva. Yo recogería el término con gusto si a eso agregamos que las propuestas que hago son disruptivas, pero al mismo viables y sensatas.