La reforma a la Ley General de Salud en materia de atención psiquiátrica y adicciones no sólo pone a México al día respecto de las convenciones internacionales y tratados de las Organizaciones Panamericana y Mundial de la Salud (OMS y OPS), sino por encima de muchos países, afirmó a MILENIO Juan Manuel Quijada Gaytán, director de los Servicios de Atención Psiquiátrica, de la Secretaría de Salud.
El lunes 16 de mayo se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el que se reforman las atenciones de salud mental, pasando de un modelo asilar a uno comunitario el cual obliga a las unidades médicas de primer y segundo nivel a contar con personal y servicios de atención de ese rubro.
“Tiene que ver con llevar los servicios lo más cerca de las personas desde el primer nivel de atención (...) Ya se están capacitando a los centros comunitarios y hospitales generales en su prestación de estos servicios y medicamentos gratuitos”, abundó el médico.
De acuerdo con el titular, tres de cada diez mexicanos en algún momento de la vida van a padecer de su salud mental, incluidas las adicciones o abuso de sustancias psicotrópicas, mientras que de cada diez personas deprimidas, sólo tres acceden a consulta de especialidad.
Antes de esta reforma, quien tuviera un padecimiento mental era ingresado a un hospital psiquiátrico durante determinados días o semanas y supuestamente eso contribuiría a disminuir su padecimiento; sin embargo, esto no promueve la recuperación, la dispersión, la convivencia con los demás factores protectores y con la red de apoyo como es la familia.
“Las instituciones contra adicciones y de atención a la salud mental estaban desarticuladas y cada quien trabajaba por su lado, por tanto, la atención se queda truncada, es más difícil que las personas puedan tener una recuperación hacia su vida cotidiana”, explicó el experto.“La misma ley habla del respeto a los derechos humanos a través de un consentimiento informado, de la voluntad anticipada y el derecho a no ser sometido a medidas de aislamiento o algún otro trato cruel”.
Quijada Gaytán reiteró que esta ley es un primer paso en cuanto al respeto de los derechos humanos y a transitar en modelos comunitarios. Ahora lo que falta es capacitar al personal para superar la brecha en salud mental, iniciando por el primer nivel de atención donde habrá que invertir en capacitación, contratación de recursos, adecuación de unidades para extender lo más posible la atención a la población.
“Llevará algún tiempo, por supuesto; sin embargo, la ley ya nos pone una ruta”, puntualizó.
JLMR