Rogelio pidió una pluma a sus hijas antes de que fueran a dormir, su rostro no era el de siempre, tampoco la mirada amorosa que acostumbraba a ofrecerles como muestra de cariño; esa noche decidió escribir una carta póstuma a la decisión que marcó la vida de sus hijas, de su esposa, para convertirse en un número más de la estadística de muertes por suicidio en México.
“Para mí fue muy traumático verlo así, sin vida, fue como si estuviera dormido pero ya no contestaba. Mi hermana lo abrazaba, lo sacudía y realmente nadie comprendía lo que había pasado. Es algo que no sabemos si superaremos y es difícil hablarlo”, señaló Mónica, una de las hijas de Rogelio.
En Hidalgo, hasta junio de 2020, se han registrado 33 muertes por esta causa, de las cuales 26 hombres decidieron quitarse la vida y siete mujeres tomaron la misma la decisión, refirió Patricia Vega López, jefa de departamento de Salud Psicosocial en la Dirección de Primer Nivel de Atención de la Secretaría de Salud de Hidalgo (SSH).
“El suicidio es el acto deliberado de quitarse la vida y es un fenómeno multifactorial pues no solamente atañe a una sola causa, sino que concierne a factores culturales, sociológicos, ambientales, familiares, económicos, de educación, biológicos y de padecimientos mentales.
“Los principales medios o móviles por los que se consuma un suicidio son por envenenamiento, ahorcamiento y por las armas de fuego; y los principales factores de riesgo es psicosis descontrolada, es decir personas que tienen esquizofrenia, trastornos del estado de ánimo, como puede ser la depresión, trastornos de la ansiedad, particularmente las crisis de angustia, personas que consumen drogas, que tienen un trastorno de personalidad o algún padecimiento neuropsiquiatra”, indicó.
En la entidad, esta situación se registra más en adolescentes de 15 a 19 años de edad, seguido de jóvenes de 25 a 29 años y, los adultos mayores de 65 a 69 años, forman parte del tercer grupo de personas que deciden quitarse la vida, situación que se ha agudizado debido a la contingencia sanitaria por covid-19.
“Si bien la cuarentena y el distanciamiento social pueden servir como estrategias de salud pública para reducir la transmisión, se asocian a alteraciones psicológicas en la persona enferma, sus familiares, el personal de salud que cuida de ella y la población en general”, indica el Manual Operativo del Curso Emergente para la Brigada de Atención Psicoemocional y Psicosocial a distancia durante la pandemia de la covid-19.
Durante la contingencia sanitaria, se dieron a conocer dos casos de personas que, ante la situación de estrés por estar contagiados por la enfermedad, decidieron quitarse la vida “y se pasó de una tasa de 3 a 5.2 suicidios por cada 100 mil habitantes durante esta contingencia”, refirió la doctora Beatriz Cerda de la O, profesora e investigadora del Instituto Nacional de Psiquiatría, quien también manifestó que “el problema es que los trastornos mentales y el suicidio siguen siendo un tabú”.
Eso, lo constata la familia de Rogelio, “en mi casa no hablamos del asunto, nadie habla del tema y cuando me preguntan de qué murió mi papá, les digo que del corazón. No queremos ser señaladas por la situación, pero en lo personal, me da miedo caer en una depresión, porque también he pensado en quitarme la vida, supongo que es algo hereditario”, explicó Alejandra, otra de sus hijas, quien corta la plática sobre el tema, y prefiere llorar.
En el 2018 se identificó a Hidalgo entre los primeros lugares en incidencia de suicidios y las principales formas de quitarse la vida fueron por ahorcamiento, envenenamiento, disparo de armas de fuego y como una autoagresión.
“A nivel mundial, en los últimos años, las tasas de suicidio han crecido en un 60 por ciento y se estima que hay 800 mil suicidios, convirtiéndose en la tercera causa de muerte de jóvenes de 15 a 19 años”, expresó Vega López.
La especialista también advirtió que los principales factores de riesgo es psicosis descontrolada, es decir personas que tienen esquizofrenia, trastornos del estado de ánimo, como puede ser la depresión, trastornos de la ansiedad, particularmente las crisis de angustia, personas que consumen drogas, que tienen un trastorno de personalidad o algún padecimiento neuropsiquiatra.
“Otros factores tienen que ver con el desempleo, la baja escolaridad que no le permita a la persona acceder a un empleo bien remunerado, problemas familiares o en el sistema de convivencia”, expuso.
Para las hijas de Rogelio, así como para las familias que viven una situación de esta índole, un suicidio es un momento “que te marca de por vida, no sé por qué decidió hacerlo, pero puedo decir que jamás olvidaré sus últimas palabras explicando el por qué de su decisión, y aún me quedan en la mente, las letras en rosa, porque las escribió con la pluma que tomó de mi bolso y que quedarán así, marcadas también en mi corazón”, concluyó Mónica.
bgpa