El Colegio de Bachilleres y la escuela primaria de Matanguarán, en el municipio de Uruapan, Michoacán, suspendieron actividades desde el jueves tras la balacera donde alumnos y maestros quedaron en medio del fuego cruzado.
El lunes, las escuelas tampoco operaron; los pobladores no saben hasta cuándo los niños van a regresar a clases. MILENIO realizó un recorrido por Matanguarán, poblado ubicado a 23 kilómetros del centro de Uruapan, una zona dedicada en su mayoría al cultivo de aguacate.
Foto: Ariel Ojeda
La existencia de grupos de civiles armados en la región es visible. MILENIO constató la presencia de una camioneta negra tripulada por al menos una docena de hombres que portaban fusiles de asalto y chalecos balísticos.
Los pobladores no saben si son autodefensas o narcotraficantes, pero reconocen que tienen meses patrullando la zona, incluso los señalan como responsables de la balacera de la semana pasada.
En San Juan Nuevo Parangaricutiro, también el jueves, integrantes del Cártel Jalisco irrumpieron en la comunidad, lo que desató un enfrentamiento que se prolongó por espacio de dos horas.
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El tiroteo inició minutos antes de las 08:00 horas de la mañana, los, delincuentes emplearon en el ataque vehículos artillados y blindados conocidos como monstruos.
Por fortuna, a esa hora las escuelas estaban vacías, de lo contrario, se hubiera registrado una tragedia, pues existe una escuela a un costado del edificio del ayuntamiento.
Foto: Ariel Ojeda
Tras estos hechos, las escuelas de San Juan Parangaricutiro implementaron protocolos de seguridad para resguardar a los niños en caso de una balacera.
“Siempre les hemos dicho que guarden la calma, les damos un timbre, reconocen ellos un timbre para las situaciones, cualquier timbre fuera de lo normal se les pide a los niños que primero bajen al patio por algún sismo, pero en esta ocasión tenemos un tipo distinto de timbrado, les damos tres timbres para que permanezcan en su salón y el primer paso es que se tiren al piso para que los resguarden la parte alta”, comentó Adolfo Torres, director de la escuela primaria José María Morelos.
Este lunes, el conserje de la escuela primera José María Morelos, ubicada a unos metros del edificio del ayuntamiento de San Juan Nuevo Parangaricutiro, al estar barriendo el patío encontró ojivas calibre 50. La fachada de la escuela presenta múltiples impactos.
“Si, es el primer protocolo que tenemos que cuidar la integridad del niño, que no se cree esa situación de que llegue a mi escuela y la encontré ahora si toda baleada, con vidrios quebrados”, dijo Adolfo Torres, director de la escuela primaria.
Foto: Ariel Ojeda
Trabajadores del ayuntamiento resanaron cientos de impactos de bala que hicieron blanco en la fachada del edificio.
El día de los hechos, los criminales se atrincheraron en el ayuntamiento. Los pobladores, que se rigen por usos y costumbres, en conjunto con la policía estatal de Michoacán y la Guardia Nacional, detuvieron a 32 personas, también se reportó la muerte de cuatro hombres.
“Somos más los buenos y en este sentido ante este hecho tan lamentable nos promulgamos en favor de la paz, tenemos que retomar la normalidad, tenemos que salir adelante porque no se trata de ti ni de mí, se trata del municipio, del estado y del país que queremos para nuestros hijos”, exclamó el presidente municipal Jesús Antonio Espinoza.
El sacerdote del municipio bendijo el edificio del ayuntamiento. Cada rincón del inmueble fue rociado con agua bendita, incluso hasta las patrulla de la policía estatal, muchas de las cuales presentan impactos de bala producto de los enfrentamientos.
“Recuerden que una bendición es un buen decir, un buen deseo de dios para todos, dios les bendiga. El señor esté con ustedes. La bendición de dios todo poderoso padre, hijo y espíritu santo descienda sobres ustedes y les acompañe siempre”, recito el sacerdote al terminar la bendición.
AMP