El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, dio a conocer que viajará a El Paso, Texas, para reunirse con las familias de las víctimas del tiroteo ocurrido el 3 de agosto en una tienda Walmart en dicha localidad.
A través de sus redes sociales, el canciller recordó que tras el ataque murieron 23 personas, de las que una gran parte eran mexicanos. A la vez, sostuvo que el gobierno condena la violencia, el racismo y el odio de cualquier tipo contra las personas.
“Estaré hoy en El Paso con los familiares de las víctimas de aquel acto brutal acaecido el 3 de agosto de 2019, en el que perdieron la vida 23 personas, la mayoría connacionales. Ahora, como entonces. México condena la violencia, el racismo y el odio que sólo conducen a la tragedia”, escribió.
Se espera que el canciller primero se reúna con los familiares y después inaugure el Jardín de la Sanación, erigido en memoria de las víctimas. En el evento también participarán, además de una comitiva de familiares, el juez Ricardo Samaniego, el obispo Mark Seitz, el pastor Michael Grady y la activista Dolores Huerta.
Hace dos años, Patrick Wood Crusius, un joven supremacista blanco proveniente de Allen, Texas, viajó hacia El Paso para realizar un tiroteo en un Walmart a escasos kilómetros de la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez, Chihuahua, que dejó un saldo de 23 muertos, entre ellos nueve mexicanos, así como otros 23 heridos.
En el texto el atacante expresa su apoyo e inspiración por los ataques terroristas en la mezquita de Christchurch y subraya su preocupación por una supuesta “invasión hispana”, la automatización, las grandes corporaciones y la degradación ambiental.
Crusius, de tan solo 21 años al momento del ataque, confesó a la policía que su objetivo era “matar mexicanos”, según un documento revelado en su momento por el diario The Washington Post.
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Dicho informe está escrito por el detective Adrián García, quien cuenta que, ya en custodia policial, Crusius reconoció que él fue quien disparó, tras conducir durante 10 horas, desde Allen hasta El Paso. Entró al supermercado, donde suelen acudir a hacer sus comprar personas de origen hispano por ser una ciudad fronteriza, y disparó indiscriminadamente su rifle de asalto AK 47.
Crusius aún enfrenta su juicio por los cargos de crimen de odio imputados por la Fiscalía General de Estados Unidos. Las autoridades de Texas tratan de sentenciarlo a pena capital para el autor del ataque, mientras su defensa busca demostrar que padece trastornos mentales para evitar la sentencia de muerte.
LP