Transición entre sonrisas y apretones de manos

CRÓNICA

Por casi dos horas dialogaron y recorrieron los salones de Palacio Nacional; el virtual ganador de la elección califica el encuentro de “cordial, amistoso e importante”.

Medios de comunicación rodean el Jetta blanco en el que se traslada. (Jorge González)
José Antonio Belmont
México /

La transición comenzó ayer con sonrisas y un apretón de manos entre Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto. El tabasqueño entró a Palacio Nacional minutos antes de las 11 de la mañana; llegó temprano a una reunión que tenía agendada desde hace meses y que en campaña anunció cuanto pudo.

Decenas de simpatizantes lo esperaban detrás de las rejas pintadas de verde que colocó el Estado Mayor Presidencial. En cuanto se percataron de su arribo, comenzaron los gritos de “¡Sí se pudo!” y “¡Presidente!”, “¡Presidente!”, pero enseguida algunos se aventaron al Jetta blanco que por lo regular utiliza cuando está en la Ciudad de México para saludarlo y tomarse una fotografía.

Pocos consiguieron acercarse al virtual presidente electo, porque decenas de medios de comunicación también llegaron y los integrantes del Estado Mayor Presidencial no eran suficientes para quitar a unos y otros.

Antes de ingresar, solo acompañado por César Yáñez, su vocero y particular, López Obrador afirmó que venía a este encuentro “en plan conciliador”. Posteriormente entró por la puerta principal de Palacio Nacional.

El Estado Mayor ya lo esperaba en el patio central y lo condujo hasta el elevador, y ya en el pasillo del primer nivel se encontró con Peña Nieto, afuera de su despacho. Ambos caminaron por la Galería de los Presidentes.

El tabasqueño quiso que esta reunión se llevara a cabo en este inmueble, aunque el Presidente le había dado también la opción de Los Pinos, donde se estila este tipo de encuentros.

Pero el tres veces candidato presidencial consideró que sería mejor donde vivió y murió Benito Juárez, quizá por esa misma nostalgia todavía no descarta vivir ahí, como lo dijo en un mitin de campaña en Puebla, el 11 mayo.

Para entonces, Presidencia de la República y Beatriz Gutiérrez, esposa del tabasqueño, ya publicaban fotos de ambos en sus redes sociales: Peña Nieto con un traje oscuro y corbata con un tono más del guinda de Morena que rojo del PRI, y un López Obrador con vestimenta gris.

Las imágenes los mostraban sonrientes, recorriendo los salones de Palacio Nacional, dialogando, estrechando las manos en el despacho presidencial con la bandera de México de fondo, donde despachará a partir del 1 de diciembre.

Tras casi dos horas, el virtual ganador de la elección presidencial salió al salón Tesorería donde más de un centenar de periodistas lo esperaban para una conferencia.

Usó los calificativos “cordial, amistoso e importante” para este encuentro que sirvió para comenzar el cambio de poderes en México, apenas un par de días después de la elección. Incluso reveló que durante la reunión le agradeció a Peña Nieto “por actuar de manera respetuosa durante el proceso”.

Tras casi media hora frente a las cámaras se retiró del “monumento histórico”, como se refiere a Palacio Nacional, pues por la tarde se reuniría con su futuro gabinete, el tercer encuentro público de este martes si se cuenta el que tuvo con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en su casa de campaña en la Roma.

López Obrador salió rodeado de motociclistas de medios de comunicación, con el vidrio abajo por si algún seguidor se acercaba a saludar. Esta fue la primera reunión con Peña Nieto, a quien volverá a ver el 13 de julio cuando reciban al secretario de Estado de EU, Mike Pompeo; después acompañará al Presidente a Puerto Vallarta, a una reunión de la Alianza del Pacífico. Ayer comenzó la transición...

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