Amante del séptimo arte y apasionado de la novela histórica, Alfonso Navarrete Prida cuenta los días para dejar la Secretaría de Gobernación, que encabezó por casi un año, y comenzar con sus anheladas clases de baile.
Hijo de un tenor y una mezzosoprano, el encargado de la política interna del país acepta que nunca pasó por su mente llegar a este cargo. Sin embargo, hace 24 años estuvo muy cerca... ocupó la oficina adyacente al titular de Gobernación porque fue secretario particular de Jorge Carpizo.
En el antiguo Palacio de Cobián, muestra el lugar que ocupará su fotografía una vez que concluya su cargo, el próximo 30 de noviembre, y confía en que termine ya la maldición de los secretarios de Gobernación que fallecen en accidentes aéreos: Juan Camilo Mouriño en 2008 y José Francisco Blake Mora en 2011.
Por ahora busca dejar atrás el accidente que sufrió este año, cuando el helicóptero en el viajaba se desplomó a unos 30 o 40 metros de aterrizar en Oaxaca. Junto con el gobernador Alejandro Murat, viajó allá para supervisar la ayuda a los afectados por el sismo de febrero pasado. Salió ileso, aunque algunas personas fallecieron.
Esa es la razón, comenta, por la que su antecesor, Miguel Ángel Osorio Chong, prefirió no colocar su fotografía en el Salón de Cuadros, el mismo donde están los retratos de quienes han encabezado esta dependencia federal.
¿Cuáles son sus aficiones?
Me gusta leer, aunque he podido hacerlo poco. Me gusta mucho el cine, soy un fanático, pero también he tenido poco tiempo para eso. Me gusta mucho la novela histórica y estoy leyendo algunas cosas, sobre todo historia española, que me parece un poco trágica. Además, son sucesos importantes que repercutieron en la historia nacional, sobre todo en el siglo XIX.
¿Cuál es su película favorita?
Érase una vez en América, con Robert de Niro, que es la historia de un grupo de jóvenes de barrios pobres de Nueva York que por azares de la vida se dedican a la delincuencia, y a pesar de eso respetan su código de ética. También me gusta mucho Invictus, porque es una película que levanta el espíritu de las personas.
¿Alguna vez pensó en ser cineasta y no abogado?
Desde joven supe que mi vocación eran las ciencias sociales; me gustaban la historia y la lectura, pero luego entré en un conflicto vocacional propio de la edad. En una ocasión el psicólogo escolar me llamó. Al llegar a su cubículo me dijo: “Ya llegó El señor indecisión”. Y respondí: “No, no soy yo”. Cuando me iba acercando le dije: “Bueno, sí soy”. Y ya cuando me senté: “Bueno, la verdad no sé”. Me miró y me dijo: “Sí eres”. Pudimos platicar y ahí tuve la claridad de querer ser abogado.
¿Estar sentado en la silla de Gobernación es ver una gran película?
Sí, es una película dramática y en algunos casos de terror. En otros casos medio tragicómica. Eso sí: es una enorme responsabilidad. Este cargo no ha sido disfrutable, al contrario, en muchos casos ha sido muy sufrido. Uno ve las consecuencias de lo que puede pasar por alguna decisión y no deja de preocuparse. Aquí recibo los nervios del país todo el tiempo, y esos nervios están todo el tiempo actuando.
¿Qué música le gusta?
La balada en español. Me gusta mucho la música romántica y la clásica en alguna medida. La ópera me empieza a gustar, después de que para mí fue sufrible, porque mis padres se dedicaban a eso. No iba a ver sus espectáculos operísticos, más bien iba a verlos trabajar. Lo resentía mucho. Mis papás cantaron ópera en Bellas Artes, pero algo muy importante que aprendí de ellos es que viven la vida, no en función del éxito económico o de otro tipo, sino de su estado de ánimo.
¿Qué tan exitoso se siente?
¡He reprobado todas! Soy obsesivo. Por rasgo de personalidad, hay una tendencia a la depresión. Cuando el Presidente me decía: “Tú eres muy depresivo en esto”, siempre decía: “No, soy más bien un optimista bien informado, Presidente”.
¿Qué sigue para Navarrete Prida luego de la Segob?
Lo que sigue no me lo van a creer: aprender a bailar. Tengo dos pies izquierdos y es un anhelo personal que he postergado. Me gustaría aprender desde chachachá hasta foxtrot. También quiero avanzar en mis clases de guitarra para zurdo, que no es algo fácil, y compré un violín para zurdo. Tengo otros objetivos, como retomar la lectura. Aunque tengo ofertas de trabajo, será un buen tiempo para la reflexión.