AIDS Healthcare Foundation (AHF), la organización más grande del mundo que trabaja en la respuesta, atención y tratamiento del VIH/SIDA, solicitó a los líderes mundiales, en particular a los del G7, G20 y países de la Unión Europea a apoyar la propuesta de la Organización Mundial del Comercio (OMC) de renunciar a la protección de las patentes en todas las vacunas contra la covid-19.
El “Prospecto Económico 2021 del Banco Mundial” informa que desde el comienzo de la pandemia más de 100 millones de personas se vieron empujadas a la pobreza extrema y se esperan 50 millones más para fines del 2021.
“Se han perdido 250 millones de puestos de trabajo. Los precios mundiales de los alimentos aumentaron un 20 por ciento entre enero de 2020 y enero de 2021, más del 60 por ciento de los hogares informa una reducción de sus ingresos totales”, alertó Patricia Campos, jefa de la Oficina de AHF para América Latina y el Caribe.
Aunque hoy existen vacunas completamente efectivas para contener la pandemia, el ritmo de vacunación es muy lento en la mayoría de los países, sobre todo en los más pobres, lo cual permite que siga la transmisión masiva del virus y, con ello, la aparición de nuevas variantes del mismo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene clasificadas ya siete variantes de interés para el SARS CoV2 (Epsilon, Zeta, Eta, Theta, Iota, Kappa y Lambda) y cuatro variantes de preocupación (Alpha, Beta, Gamma y Delta), estas últimas con mayor transmisibilidad y virulencia, con presencia de casos en personas más jóvenes, menor posibilidad de recuperación, peor evolución y mayor gravedad.
“De acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), sólo una de cada diez personas en América Latina y el Caribe ha sido vacunada completamente contra covid-19, y es aún peor en África”, abundó Campos.
Los expertos predicen que los países más pobres se verán obligados a esperar hasta dos o más años para recibir las vacunas, si no se aumentan las cantidades.
Desafortunadamente, esas estadísticas probablemente no mejorarán. Al ritmo actual de vacunación –con cerca de 810 millones de personas inmunizadas en siete meses– tomaría 5.8 años inmunizar con dos dosis al total de la población mundial, que actualmente asciende a 7 mil 837 millones de personas.
Los líderes de las naciones ricas pueden y deben obligar a las compañías farmacéuticas a compartir tecnología para que los fabricantes de genéricos puedan impulsar la producción de vacunas en más lugares del mundo.
Según datos del diario The Guardian, se requiere una inversión significativa de fondos públicos para desarrollar la mayoría de los medicamentos, y las vacunas contra el covid-19 no son la excepción. En total, los gobiernos han contribuido con 8 mil 600 millones de dólares para el desarrollo de las diferentes vacunas, mientras que las organizaciones sin fines de lucro han donado casi mil 900 millones de dólares más. Sólo 3 mil 400 millones de dólares provienen de la propia inversión de las empresas farmacéuticas.
Moderna estima que recaudará al menos 18 mil 400 millones de dólares en ventas de la vacuna anticovid tan solo en 2021. Pfizer inicialmente esperaba 15 mil millones de dólares para este año, pero sus ingresos han aumentado un 73 por ciento (cerca de 26 mil millones).
Al respecto, Guillermina Alaniz, directora de Incidencia de AHF para Latinoamérica y el Caribe explica: “Estas vacunas fueron financiadas por la gente y deben ser para la gente. Es completamente inaceptable que todavía haya un debate sobre si las compañías farmacéuticas deben compartir sus conocimientos sobre cómo producirlas”, advirtió.
La OMS estima que se necesitan 11 mil millones de dosis de vacunas para inmunizar al 70 por ciento de la población mundial. Producir tantas vacunas dependerá de la suspensión de patentes y la transferencia de tecnología a países que ya tienen capacidad de producción. Un paso fundamental para renunciar a las patentes facilitará a los países que no pueden fabricarlas la compra de vacunas genéricas a precios asequibles.
“Países de América Latina como México, Argentina y Brasil, ya poseen la infraestructura necesaria para desarrollar vacunas. Estos y otros países de la región y del mundo cuentan con personal e instalaciones calificados que requerirían adaptaciones mínimas para establecer los controles de calidad necesarios, a fin de poner en marcha la producción de la vacuna covid-19. Sólo necesitamos que los líderes mundiales hagan lo correcto y renuncien a las patentes”, dijo Campos.
Lejos de ser una preocupación, para las farmacéuticas el alargamiento de la pandemia parece ser “parte del negocio”, ya que de continuar se aseguraría la necesidad de producir refuerzos y versiones actualizadas de las vacunas, extendiendo su rentabilidad comercial, a costa de una pandemia que ha cobrado la vida de más de 3.8 millones de personas a nivel mundial, de los el 32 por ciento del total, que 1.2 millones, han ocurrido en América Latina y el Caribe.
Por todo lo anterior, la AHF sostiene que está plenamente justificado exigir la liberación o flexibilización de las patentes a las empresas farmacéuticas, respetando los acuerdos suscritos con la Organización Mundial del Comercio (OMC), durante el tiempo necesario, hasta que el mundo haya logrado frenar la pandemia.
Sudáfrica e India han sido los primeros países en proponer una exención de la propiedad intelectual para las vacunas y tecnologías contra la covid-19. Desde entonces, esa propuesta ha obtenido el apoyo de más de 100 países. Si se adopta, podría ayudar a las naciones a superar las barreras legales que les impiden producir vacunas genéricas y tratamientos y poner al mundo en el mejor camino para derrotar a la pandemia.
LP