En poco más de una década de activismo conquistó sus sueños: “Romper cadenas” para que las indígenas sean visibles y ocupen lugares en la política. Eufrosina Cruz, zapoteca, superó los obstáculos para ser la primera mujer indígena en ocupar la Mesa Directiva del Congreso de Oaxaca y lograr la reforma para que en municipios que se rigen por usos y costumbres tengan garantizados sus derechos electorales.
A los 12 años de edad, después de aprender a hablar español, abandonó su pueblo Santa María Quiegolani para estudiar la secundaria, porque su padre no la dejaba, le dijo que las mujeres ahí solo sirven para hacer tortillas y tener hijos.
En Salinas Cruz, donde vivió con sus tíos, vendió chicles y fruta para pagar sus estudios, los que culminó con una licenciatura en contaduría. De regreso a su comunidad, en 2007, participó en las elecciones y ganó, pero por usos y costumbres no le permitieron ocupar el cargo, desde entonces es reconocida a escala nacional e internacional y en 2016 Forbes la rankeó como una de las 100 mujeres más poderosas de México.
En su lucha, lo primero que consiguió fue “reconocer mis derechos, para buscar los derechos de los demás”.
Su vida “ha sido primero ir arrebatando lo que es mi libertad, desde partir mi corazón en dos, salir de mi comunidad y hoy ser libre de tomar decisiones y de ahí partir. Ahora, contribuir a lo que me corresponde para que otras niñas y mujeres de las comunidades indígenas arrebaten su libertad y sus derechos”.
Recordó que el presidente Calderón la apoyó y en mayo de 2008 el Congreso local aprobó la reforma para que “las mujeres ejercieran su derecho a votar y ser votadas, así como a acceder y desempeñar cargos públicos y de elección popular”.
En 2010, como representante del PAN, ocupó un lugar en el Congreso estatal, conviertiéndose en la primera mujer e indígena en presidir la Mesa Directiva. En 2012 fue diputada federal plurinominal.
En 2014, la Cámara de Diputados aprobó la reforma que reconoce los derechos electorales de las mujeres en los municipios en donde se rigen por usos y costumbres.
Para la actual diputada local en Oaxaca “hay que romper ese lazo, sin olvidar tú esencia, tú raíz e ir en busca de esa libertad, sin conocer hacia dónde” aunque reconoció que se sufre discriminación, porque se llega a un entorno que “no es tuyo, con un lenguaje diferente, tus facciones y tú tonalidad son diferentes, creo que es parte de lo que he enfrentado”.
Eufrosina, quien participará en el foro Mujeres que Dejan Huella, que organiza Grupo MILENIO, desea “ser ejemplo de esas niñas, entendamos que nadie podrá hacer los cambios que nos duelen si no damos el primer paso y eso es lo que quiero dejar, que las niñas rompan sus miedos”.
En México, dijo, hace falta que “vayamos arrebatando más, lo que he entendido en mi experiencia es que si tú no arrebatas, pues no te va a llegar; hace falta sensibilidad en los espacios públicos en la toma de decisiones en todos los rubros, el rezago esta en todos los sectores”.
Comentó que el foro es una apertura que incluye a mujeres indígenas que “estamos dando una lucha desde lo local, porque de repente las cosas se miran desde arriba y no se empiezan abajo; ir generando las herramientas para que otras se atrevan a romper esas cadenas.
“Este tipo de escenarios significan también la apertura de romper esos miedos y decir: tengo la capacidad de decir y de estar en estos foros”, afirmó.