En 1851, Martín María Guelbenzu pagó los impuestos de algunos cántaros de vino. Y 30 años después, su hijo Miguel modernizó la bodega para convertirla en una de las referencias en España.
Años después, en 1992, los lanzamientos Guelbenzu Evo y Azul se convertirían en dos vinos referentes de la marca. A esto se le sumó el traslado de la bodega a la población de Vierlas, donde los vinos se vieron favorecidos por las condiciones de una zona con Indicación Geográfica Protegida: la ribera del Queiles.
De acuerdo con información de Expansión, esta finca se compone de 46 hectáreas de viñedo y tiene 20 años de antigüedad. Posee un suelo poroso y, entre sus mejores características, destacan su textura, el drenaje, los bajos rendimientos y la capacidad de resistencia a pocas precipitaciones.
También la finca el Moncayo soporta una gran oscilación térmica entre la noche y el día, lo que contribuye a la formación de taninos y antocianos, los cuales resultan indispensables para la elaboración de vinos redondos y con cuerpo. El clima provocado por la diferencia de presión entre los mares Cantábrico y Mediterráneo influyen también.
Entre su gama de vinos, tienen Evo, que significa "duración de las cosas eternas", sus variedades son Cabernet Sauvignon, Merlot y Garnacha, con una crianza de 12 meses en roble francés y americano; Lautus, que significa "premiado", con variedad Coupage multivarietal y una crianza de 18 meses en barrica nueva de roble francés; Vierlas, con variedades Merlot y Syrah y una crianza de 6 meses en roble francés y americano; y Azul, variedades Tempranillo, Merlot, Cabernet Sauvignon, Graciano y Syrah, y una crianza de 9 meses en barrica de roble francés y americano.
Este último vino fue premiado con la Medalla de Oro en la Challenge International du Vin.
EHR