El secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray Caso, se responsabilizó por la visita a México del entonces candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, en agosto de 2016, decisión que, dijo, fue apresurada y con "consecuencias dolorosas y graves", y reconoció que actualmente la relación con esa nación es compleja.
“Asumo mi responsabilidad plenamente con respecto a aquella visita de agosto de 2016, este es un tema que ha aparecido en distintos cuestionamientos, lo cual motivó mi renuncia como secretario de Hacienda y Crédito Público”, recordó el ahora canciller.
“Por supuesto que nos hubiera gustado hacer esa visita con características diferentes, lo he dicho muchas veces en esta tribuna en la legislatura anterior, en la Cámara de Diputados y muchas veces ante la opinión pública, es una visita que se hizo probablemente de manera apresurada y hubo cosas que debieron haberse cuidado y que tuvo consecuencias dolorosas y graves”, agregó.
Sin embargo, resaltó el canciller ante el Senado de la República, se debe reconocer que el haber establecido una relación con quién a la postre resultó ser presidente de Estados Unidos y con su equipo de trabajo, generó condiciones de interlocución que sólo México tenía comparada con otras naciones en el mundo.
Agregó que la relación con Estados Unidos no se ha institucionalizado, y que el número de visitas y de reuniones que se ha tenido con las instancias formales del gobierno estadunidense se debe a la relación compleja con el país vecino.
“No hay tal cosa como una personalización de la política exterior, hay instrumentos institucionales formales que todos funcionan y todos contribuyen, lo que siento es una relación compleja con los Estados Unidos”, planteó.
A ello sumó que la capacidad de interlocución del gobierno mexicano comparada con otros gobiernos, incluso aliados históricos de Estados Unidos, fue superior, y eso impidió que se materializaran muchas de las amenazas, particularmente en política comercial y de inversiones, sobre México y los mexicanos.
El canciller refirió que no se han logrado los objetivos, “el reto permanece ahí, sin embargo el apostar a tener clara una política basada en claridad de principios, objetivos y límites, y una interlocución franca, honesta y firme, creo que empieza a dar resultados”.
“Quien participa en un cargo público tiene que asumir su responsabilidad política, y la asumo a plenitud en mi gestión como entonces secretario de Hacienda y ahora secretario de Relaciones Exteriores”, puntualizó.