El papa emérito Benedicto XVI quien murió hoy sábado a los 95 años luego de un agravamiento en su estado de salud, visitó México en el año 2012 aterrizando el 23 de marzo en el Aeropuerto Internacional de Guanajuato.
Benedicto XVI fue recibido por el entonces presidente de México, Felipe Calderón y unas dos mil personas que ya lo esperaban. Tras su recibimiento, miles de personas lo acompañaron en el recorrido hacia su morada.
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Benedicto XVI, fue el primer papa en renunciar en 600 años, al final de su vida su salud se volvío cada vez más frágil, tras dedicar su vida post-papal a la oración y la meditación.
Cuando cumplió 95 años en abril, su secretario de toda la vida, el arzobispo Georg Gaenswein, dijo que el pontífice emérito estaba de buen humor, añadiendo que “naturalmente está físicamente relativamente débil y frágil, pero bastante lúcido.”
En sus primeros años de retiro, Benedicto XVI asistió a un par de ceremonias para crear cardenales en la Basílica de San Pedro. Pero en los últimos años, no se encontraba lo suficientemente fuerte como para estar presente en la prolongada ceremonia.
Papa Benedicto XVI en México
El 23 de marzo de 2012, el vuelo de Alitalia aterrizaba a las 16:06 en el Aeropuerto Internacional de Guanajuato con un pasajero capaz de movilizar masas.
Se trataba de Joseph Ratzinger, papa Benedicto XVI, quien llegó a dicho estado al que se refirió como un lugar al que su predecesor hubiera querido ir.
Benedicto XVI fue recibido por el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa, y unas dos mil personas. Tras el protocolo vino el recorrido hacia su morada. Miles de personas esperaron horas al lado del camino por donde pasaría el papamóvil.
El bulevar Aeropuerto, el Adolfo López Mateos y el Alonso de Torres con las banderas agitadas por miles de manos le anunciaban que las muestras de cariño no faltarían durante los siguientes tres días. La casa de las Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios estaba lista para recibirlo.
Las religiosas del Colegio Miraflores habían hecho las adecuaciones necesarias. Ellas se mudaron durante esos días a la finca contigua, que es la del Noviciado, para dejar a su Santidad que ocupara su hogar provisional junto con su séquito de acompañantes y colaboradores.
El evento más importante de este viaje fue la misa en el Parque Expo Bicentenario de León, en ella destacó su vista al cerro del Cubilete.
"Al venir aquí he podido acercarme al monumento a Cristo Rey, en lo alto del Cubilete. Mi venerado predecesor, el beato Papa Juan Pablo II, aunque lo deseó ardientemente, no pudo visitar este lugar emblemático de la fe del pueblo mexicano", dijo Benedicto XVI.
En el Colegio Miraflores, en la ciudad de León, ofició una misa privada.
En la Casa del Conde Rul se reunió en privado con Felipe Calderón Hinojosa y desde uno de los balcones dirigió un mensaje a niños y jóvenes que se concentraron en la Plaza de la Paz.
A los pies del Cerro del Cubilete, en el Parque Bicentenario de Silao ofició una misa a la que asistieron los entonces candidatos presidenciales: Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota, Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Quadri.
En la Catedral de Nuestra Señora de la Luz, en León, celebró las Vísperas con obispos de México y América Latina.
En la Puerta del Milenio le fueron entregadas las llaves de la ciudad de León, mientras que en la conocida como puerta de Santa Fe recibió las llaves de la ciudad de Guanajuato.
¿Qué sucederá en el Vaticano tras la muerte del papa emérito Benedicto XVI?
El Vaticano tiene rituales y procedimientos detallados a seguir cuando muere un pontífice, pero no ha publicado tales reglas para un papa emérito. Como resultado, la noticia de la muerte de Benedicto XVI ha generado preguntas sobre qué sucederá.
Hasta ahora, el Vaticano no ha anunciado los pasos a seguir. Lo único cierto es que el ritual más importante que sigue a la muerte de un papa, un cónclave para elegir uno nuevo, no se aplicará.
Los observadores asumen que los rituales funerarios de Benedicto XVI se asemejarán mucho a los del obispo de Roma: un funeral en la Basílica de San Pedro o en la plaza, en este caso presidido por Francisco —en lugar del decano del colegio cardenalicio— y sepultura en la gruta debajo de la basílica.
“El funeral de un papa emérito es el funeral del obispo emérito de Roma”, dijo el historiador eclesiástico Alberto Melloni, y agregó que la situación no es del todo sin precedentes ya que las diócesis de todo el mundo han resuelto cómo honrar adecuadamente a los obispos jubilados.
El tomo “Ritual Romano” establece cómo se deben celebrar los ritos litúrgicos, con oraciones y lecturas específicas.
Sin embargo, se requieren algunos ajustes: debido a que Benedicto XVI era un jefe de Estado, el funeral presumiblemente adquirirá mayor pompa y contará con la asistencia de delegaciones oficiales de todo el mundo. Para honrar su papado, probablemente su cuerpo reposará unos días en la basílica antes del funeral, como ocurrió con papas anteriores.
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