Pobreza, falta de oportunidades, violencia familiar, discriminación y acoso sexual son algunas de las dificultades que la senadora Xóchitl Gálvez contó a MILENIO que tuvo que superar para salir de una comunidad indígena y formarse profesionalmente. Tras las vicisitudes, dejó en claro que buscará ser la jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
¿Cómo fue tu infancia?
Nací en una comunidad de origen indígena, de papá indígena, mamá mestiza, el tema aquí es que las mujeres no tienen ningún valor, las mujeres eran vistas simplemente como objetos de ayuda, de acarrear el agua, de planchar y lavar, no se visualizaba que las mujeres pudiéramos ir a la escuela, muchísima pobreza, había que acarrear el agua, buscar la leña y más si le sumas a esto un papá con problemas graves de alcoholismo, entonces todo mundo se reía de mí porque decían que yo no sabía qué quería ser de grande, pero sí sabía que no quería ser. Sabía que no quería vivir en ese pueblo el resto de vida, en pobreza, sabía que no quería casarme con un hombre violento como era mi padre.
Hice una visita a la Ciudad de México siendo muy pequeña, como a los nueve o diez años de edad, por aquí por esta zona había algo que se llamaba el Hotel Real Cinema, creo que ahí nos hospedaron, el Cine Real Cinema y a lado había un hotel, es la primera vez que vi un elevador, una alfombra, una tasa de baño, una regadera y eso realmente me hizo soñar. Me hizo soñar en que se podía cambiar la historia, entonces regresé a mi pueblo llena de ilusiones para hacer la secundaria, pero pues obviamente la palabra secundaria, era que secundaria ni que la chingada, ahí está el metate.
¿Había mucha limitación para que las mujeres pudieran estudiar?
No había secundaria en mi pueblo, había que ir a dos pueblos del mío, había que pasar progreso de Mixquiahuala, había que pagar pasaje, había que comprar libros, uniformes, tenis, flauta, yo me la vivía pidiendo la flauta prestada, los tenis prestados para hacer educación física, no daba la economía familiar para poder estudiar y si daba se privilegiaba a los hombres.
Finalmente me atrevo a soñar, yo era la que vendía las gelatinas y para ir a la secundaria tenía que dejarlas de vender y un tío me dijo: 'no te preocupes yo vendo tus gelatinas vete a la secundaria'. Porque mi tío pensaba que yo tenía la posibilidad de al menos estudiar para maestra.
¿Tú las vendías en el mercado?
Las vendía en el mercado hasta que se vendía mi charola con 30 gelatinas, ya me regresaba a la casa, me iba a la primaria, pero para hacer la secundaria tenía yo que salir a las 6:00, tomar el camión para llegar a las 7:00 a la secundaria, entonces mi tío creyó en mí. Hice la secundaria y entonces empecé a decir 'pues como que quiero ir a la universidad' y todos así de 'no, estás loca, las mujeres no van a la universidad', no es que me gustara, me dijeron métete de maestra, vete a Panotla, ahí hay un internado, ahí van tus primas, podrías ser maestra, entonces esa era una posibilidad.
¿En ese tiempo con tener la secundaria bastaba?
Sí, entrabas a la normal, pero yo cuando visité la ciudad como una de las niñas más aplicadas en un curso de matemáticas que había ganado, me llevaron a la UNAM y esa visita a la Torre de Humanidades, donde había miles de libros y luego pasamos por la Facultad de Ingeniería, yo sí me visualicé en la UNAM, yo dije 'quiero venir aquí' y eso fue como mi sueño, como lo que me hizo superar muchas cosas y llegado el momento dije 'voy a hacer la prepa'.
Todas las preparatorias eran de paga, no había preparatorias públicas mas que en Pachuca y entré a trabajar a la alcaldía y el alcalde que ganó me dijo vente a trabajar y me dio de escribiente del registro civil y ahí empecé rellenando libros de registro civil a mano después super pila, ordené libros, hice índices, iba a trabajar los domingos, todo el mundo decía '¿qué querrá ésta?' Y pues sí, quería mejorar mi trabajo y acabe siendo la oficial primero del registro civil en un año, o sea, me volví la jefa de registro civil.
¿Y por los usos y costumbres de aquella época nunca te intentaron casar?
Sí claro, me dijeron que lo que necesitaba yo era un marido para aplacarme y ahí estaba Nazario puesto, pero un día fui a una charreada y la charreada es muy típica en mi pueblo, donde los hombres se alcoholizan, mis hermanos bebían, mi papá bebía, mis tíos bebían y de repente vi a las mujeres con una cara de encabronamiento en una mesa mientras los hombres mayores bebían todos y yo me vi ahí 10 años después casada con Nazario y dije 'pélate'. No sé, no sé qué te espera en la ciudad no sabía dónde iba a llegar, no sabía de qué iba a trabajar, no sabía si iba a pasar el examen en la UNAM, pero tomé la decisión de venir a la ciudad.
La primera noche la pasé en la central camionera, me fui a vivir a Iztapalapa a un cuarto de azotea, pero yo no entendía qué Iztapalapa estaba lejísimos de la UNAM, pero no me alcanzaba para más.
¿Te salías desde temprano, desde la madrugada?
Sí, 5:30 y llegaba hasta las 23:00 o 00:00 y otra vez empezar el día siguiente; traía unas bases académicas malísimas, yo era de 10 en mi pueblo, pero pues era de 4 de acá y estudié Ingeniería en Computación.
¿Cómo decidiste estudiar eso?
Pues por apantallar un chavo que había llegado a mi pueblo, Miguel Ángel, su mamá había sido la primera maestra en mi pueblo y él acababa de terminar en UPIICSA la carrera de licenciado en Informática, entonces fue a sacar un acta de nacimiento, había un chorro de gente, le dije no puedo, no, me espero.
Como a las 20:00 empecé a hacer el acta y yo escribía con dos dedos, de nacimiento y pues ya, estaba guapísimo, me pareció guapísimo, además estaba perfumado, en mi pueblo no había agua, entonces los hombres no se bañan muy seguido y entonces pues ya me empezó a preguntar que qué iba a hacer, le dije 'voy a México' –'¿Qué vas a estudiar?'– Ingeniería en computación, no había visto un folleto, no sabía que era una computadora, no tenía ni idea de que era la carrera y pues ya, me mandó la convocatoria, pasó por mí para llevarme hacer el examen, me llevó a hacer el examen y de hecho le llegó a él el telegrama y me dijo 'te quedaste en la Facultad de Ingeniería'.
¿Y en todo este proceso para poder graduarte me imagino que sufriste muchas dificultades, más por venir de provincia?
Acoso, abuso sexual, en el sentido de los hombres no tienes idea qué nivel de perversión pueden tener, eso que vienes en el camión y pasan por atrás y se te restregan, es una cosa espantosa, una vez un tipo, yo estaba esperando el camión, masturbándose; un tipo un día saliendo de mi cuarto de azotea me estaba esperando abajo y casi me atacó, yo ese día decidí que me regresaba el pueblo.
¿Y qué te mantuvo aquí?
El pensar que si me regresaba me iba a casar con un hombre borracho, violento, yo lo que quería era sacar a mi mamá de esa pobreza, sacarla de esa violencia, honestamente, ese era mi sueño, que ella dejará de ser pobre, que ya dejará de sufrir.
La verdad es que mi papá la golpeaba muchísimo y eso a mí me daba muchísimo dolor, entonces yo me acuerdo que lloré como dos horas, avise a mi trabajo que no llegaba, no hubo una persona que se parara a decirme qué tenía, una persona no se paró, ya finalmente me levanté, me fui a la UNAM, le conté a una amiga lo que me había pasado y me dijo 'Oye pues cámbiate de casa'.
Por cierto, un maestro me había tocado las piernas en el primer semestre de la carrera y nunca me atreví a contarle a nadie lo que me había pasado, pero esa vez sí me vieron todos como muy triste, muy consternada.
Primero me volví súper experta en temas de robótica, inteligencia artificial, edificios inteligentes, me fui a trabajar a España para hacer el pabellón de México en Sevilla; hice muchas cosas como ingeniera, la verdad me súper preparé, nunca he pensado si ser hombre o mujer yo lo que he creído es estar súper bien preparada, entonces me propuse ser una de las mejores ingenieras.
Que nadie me quiso dar un préstamo en el banco, eres mujer o sea quién te va a contratar en el mundo de la construcción, hay muchos tabúes, pero a mí no me importó, yo programaba, yo calculaba, yo vendía, yo diseñaba y mis clientes como me escucharon hablar y tenía todo el conocimiento, pues los convencía, obviamente si hubieran ido a mi empresa le hubiera dado miedo y empecé a dedicar mucho tiempo para inspirar a otros jóvenes, a dedicar a hacer trabajo comunitario en comunidades indígenas, se iban a las regiones 15 días una semana y ahí estuve hasta que me descubrió Vicente Fox.
Fue muy chistoso porque había sido como la primera mujer en estar en la lista de los 100 líderes globales del futuro en el mundo, ese premio nunca la había ganado una mujer por eso, por ese trabajo me invita al gabinete, pero yo dije 'no, a mí los políticos, además de rateros, me parecen mentirosos' y pues no, dije que no y me buscó otra vez hasta que él personalmente me llamó a mi teléfono y me dijo 'Oye, quiero platicar contigo, al menos acéptame un café' y ya empecé a trabajar freelance con él y acabe metidísima.
Fuiste jefa de delegación, fuiste candidata al gobierno del estado de Hidalgo, eres senadora, ¿qué sigue para ti?
Me encantaría, por un tema de ingeniería, gobernar esta ciudad y decirle a la gente que no sé resigne a vivir en la contaminación al resto de su vida. La gente ya se acostumbró a sentirse mal en la ciudad, a tener los pulmones inflamados, a tener los ojos llorosos, a sentirse cansada y eso es por los niveles de contaminación en la que estamos sometidos.
¿Y esto lo vas a buscar en la siguiente elección?
Vamos a ver, vamos a ver si los partidos primero quieren una mujer un tanto independiente, irreverente. Pero lo que sí les puedo decir a todos es que para mí el tema de la honradez es un concepto de vida; o sea, en ningún cargo público he tenido un sólo escándalo de corrupción, al contrario, he usado mi dinero personal para la fundación Por venir cuando estuve al frente de ella por un tema de solidaridad.
Sería imposible que yo tomara un dinero público para mi beneficio, creo que eso es muy importante, creo que necesitamos ver que la gente que llega la política realmente tenga el compromiso de servir a la gente.
¿Cómo es el espacio físico en el que estás a diario?
Pues son las raíces de este país, obviamente está Oaxaca, con el barro negro al barro bruñido, este árbol de la vida de Metepec: representa la diversidad de artesanías de todo el país, ahí vas a ver Onilaná, Michoacán, obviamente Oaxaca; en fin, ves una diversidad cultural de todos los pueblos indígenas hay qué representados.
Yo creo que para mí la causa de mis causas son los pueblos indígenas, esa es mi causa central de vida, es por la que he luchado durante muchos años; primero para salir de ahí, luego para retribuir un poco de lo que logré.
DMZ