Las cooperativas escolares pueden ser buenas hasta cierto punto, pero lo ideal para erradicar el sobrepeso o la obesidad, es que cada escuela cuente con la orientación de un nutriólogo.
El especialista en esta materia, Gabriel Lara, consideró pertinente la asistencia para un buen comer, porque durante el confinamiento, los padres estuvieron al pendiente de su alimentación.
"El hecho de que los niños estén comiendo en casa motiva a que los papás estén más al pendiente de la alimentación diaria y por consiguiente traten de cuidar lo que comen".
Mencionó que mientras un niño consuma comidas sanas y balanceadas, éstos tendrán una mejor elocuencia de lo que ven o escuchan en clases, lo que es muy positivo para el estudiante.
Otro aspecto vital del buen comer, es que además de la obesidad o el sobrepeso, también un especialista podrá reconocer casos de desnutrición.
"Tal vez en el aspecto de que los papás no estén considerando que estén comiendo en casa los niños, y en el aprendizaje pudiera tener un problema si la desnutrición está muy marcada, o es una cuestión que lo esté sacando de su foco de lo que están estudiando", comentó.
El beneficio de un nutriólogo en las escuelas, es una forma de acostumbrar al organismo a optar por alimentos ricos en vitaminas y proteínas.
Ahora lo que sentirán los padres será esa presión, porque después de comidas nutritivas, será incertidumbre no saber qué es lo que consumirá, además el lonche.
"Aquí va a demostrarse lo que se hace en el núcleo familiar porque va a venir un poco más de presión, y quizás de carga de trabajo para los papás, en lo que se hace de comer en casa".
El licenciado en Nutrición y entrenador certificado aseguró que el regreso a clases presenciales será un reto en el buen comer, y contar con un nutriólogo será una forma de actuar con oportunidad y abatir esos altos índices de obesidad o sobrepeso.
EAS